Colegios al Cine, iniciativa de formación de públicos desde las aulas. Así avanza el piloto


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


“Más allá de esta película, este proyecto yo no lo dejo morir”. Franco Lolli.

Cuando estudiaba en el bachillerato, en Cali, nos llevaban a cine al tradicional Teatro San Fernando, ese cineplex donde Andrés Caicedo finalmente asentó su cine club. Por supuesto, la idea de ver cine en el colegio (yo ya iba mucho con mis primas o con un amiguito de barrio), era fascinante. Esa idea no duró tanto, ni fue tan frecuente o estructurada como hubiese querido o como se requería para cumplir un propósito más educativo. Tantos años después, me encuentro con que se ha gestado una iniciativa que es, en mi opinión, la más efectiva y definitiva en aras de aumentar la base de espectadores dispuestos a consumir el cine nacional y propuestas distintas a los estándares estadounidenses.

Colegios al Cine es el nombre dado a este programa que desde hace dos semanas comenzó la etapa de los pilotos. La idea ha sido traída al país por Evidencia Films, casa productora a cargo de Franco Lolli y Capucine Mahé, director y productora de “Gente de Bien” (leer reseña ), actualmente en la cartelera colombiana. La idea la tomaron de Francia, donde está institucionalizado el hecho de consumir, pero sobre todo, enseñar a consumir cine desde todas sus propuestas y desde que se está en las aulas. “En Francia esta iniciativa tiene más de 30 años y lo hacen para primaria, bachillerato intermedio y para bachillerato de los que están próximos a salir. Allá escogen películas diferentes para cada sección y el trabajo con cada grupo es diferente”, me comenta Lolli.

Cómo es la dinámica en Francia
En Francia, detalla el director, “el trabajo de ver películas es algo de todo el año, de exhibir varias películas y dentro de una clase de cine, que creo es opcional. Eso es lo que quisiéramos implementar acá, porque al final, da como resultado un público formado. Ellos salen a los 18 años y si han estado en esta clase desde los 10, por lo menos se han visto 25 clásicos del cine o futuros clásicos del cine, y no solo los han visto sino que los ha analizado con un profesor que les explica qué es qué, qué significa, por ejemplo, Jean-Luc Godard, qué significa en el cine la historia de la película, qué significan sus imágenes y por qué están representadas así. Ellos pueden escoger dos películas diferentes que toquen temas similares. Por ejemplo, varias personas me dicen que hay temas de mi película que se parecen a “Spanglish”, la película de Adam Sandler, pero son dos películas de naturaleza absolutamente distinta. Entonces, uno podría coger ambas películas y compararlas, sería algo muy interesante”.

La génesis del proyecto
Desde hace seis meses estaban trabajando en el desarrollo de esta iniciativa, considerando un poco la baja taquilla que han generado otras películas de igual o similar naturaleza. Franco cuenta: “Al principio partí de una idea un poquito egoísta, que era decirme que hay un problema de audiencia en el cine colombiano y que yo quería hacer espectadores para mi película y sabía que esa era una forma de crear esos espectadores, pero cuando empecé el proyecto, me di cuenta que ese no era el problema para nada, sino que el problema de audiencia iba mucho más allá de mi película y que lo que tocaba hacer era formar un público. Entonces, me acerqué a las instituciones de formación de público, de acceso a la cultura y de formación. Directamente fui a ver a Proimágenes, la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Educación, y ahí me asocié con un festival intercolegiado, hablé con la Cinemateca y con la Embajada de Francia, que nos apoyó mucho enviando cartas a las empresas privadas”.

De izquierda a derecha. Director Franco Lolli, protagonista Bryan Santamaría, productora Capucine Mahé.

Así nació este proyecto que se desde finales de mayo se encuentra en plan piloto y se extenderá hasta finales de julio, tiempo el que habrán sumado  la asistencia de 5000 estudiantes de bachillerato; 4000 de colegios privados y 1000 de colegios públicos. Franco Lolli quería que la cifra de estudiantes públicos fuera mayor a la de los privados, pero las dificultades de los primeros para implementar la logística de trasladar a los estudiantes a salas de cine ha dificultado el proceso.

A esta iniciativa se le ha sumado el apoyo como aliados de Idartes y Cine Colombia, que les ofrece una tarifa especial para que los estudiantes puedan apreciar la película con las mejores condiciones técnicas, no obstante, cuando a un colegio le queda difícil llevar a los estudiantes a una sala de cine, la iniciativa va a sus aulas. Además ya cuentan con dos patrocinios estratégicos, el de Sodexo y Total Colombia, que son los que han permitido que los colegios públicos puedan ver la película gratis y que el cuaderno pedagógico tampoco tenga un costo para ellos. Ya han participado colegios públicos de Bogotá como el de la Candeleria, que recibió el patrocinio, a su vez, del Liceo Francés, el colegio Enrique Olaya Herrera y el Colegio Gustavo Restrepo. De los colegios privados ya han asistido el Liceo Francés (de Bogotá, Cali y Pereira), el bilingüe Buckingham, el colegio Femenino y su fundación, el Futuro Hoy, los Reyes Católicos, el Gimnasio del Norte, el José Max León y el Montessori (de Cartagena).  Al final se habrán sumado también colegios de Bucaramanga.

De izquierda a derecha. Carlos Fernando Pérez, protagonista, y Capucine Mahé, productora.

Como la idea más que recreativa es un proceso de formación de público desde pequeños, Colegios al Cine está compuesto de la exhibición de la película, una sección de debate y un cuaderno pedagógico. “En la exhibición”, me advierte Lolli, “dejamos que se muestren todos los créditos, pues nos interesa que los niños y jóvenes se enseñen a verlos”. Como están haciendo exhibiciones simultáneas, los cineforos (duran unos 20 minutos) cuentan con la participación del mismo director, la productora, Santiago Porras, que hace parte del equipo de Evidencia Films dedicado exclusivamente a este proyecto, o cuentan con la presencia de algunos de los actores.

La dinámica es muy interesante, y aquí recuerdo a Alejandra Borrero cuando le contaba a CineVista que Franco trataba a Bryan, el protagonista, como adulto (leer entrevista a Alejandra Borrero). El cineforo no es unidireccional, Franco confronta a los niños o jóvenes con sus mismas preguntas. Antes de darles respuestas a sus inquietudes, los lleva a que ellos elaboren sus propias conclusiones e incluso, cuando no está de acuerdo con algún planteamiento propuesto por los estudiantes, se los hace saber. El proceso tiene un potencial de enriquecimiento admirable.

El cuaderno pedagógico, que es opcional, y en el caso de los colegios privados tiene un costo de 1000 pesos, en 10 páginas contextualiza la película, presenta el background del director, les presenta la historia, especifica los temas esenciales que aborda, adiciona una entrevista, se les entrega nociones básicas del cine, además de las etapas de elaboración de una película y ejercicios con  preguntas.

Estuve en dos secciones, una con estudiantes más grandes y otra con niños más pequeños. Lo más grandes se muestran interesados en debatir la película, en su análisis, en que Franco les de respuestas a lo que ellos no alcanzan a comprender, mientras que los más pequeños les despierta interés la magia del cine: cómo hicieron la película, donde la filmaron, de quién es el perro, cómo se llama, cómo se hace una película, cómo escogieron al papá protagonista, qué hace en su vida real o cómo hicieron para actuar.

Tanto en las preguntas de los jóvenes como en la de los niños hay una ingenuidad que evidencia la necesidad de una iniciativa como estas y el potencial que tiene para convertirse en una herramienta que lleve a pensar, analizar y disfrutar imágenes audiovisuales diversas, que se acostumbren a otros diálogos, a películas que no entregan todas las respuestas o personajes que no estén claramente delimitados entre buenos y malos. Gran parte del análisis de los más grandes, se centró en eso, en una necesidad de encasillar a Bryan (Eric), el papá o Maria Isabel (Alejandra Borrero) en bandos de buenos y malos.

Los primeros diagnósticos
No hay que dejar avanzar mucho los diálogos con los estudiantes para dejar entrever que sus primeras lecturas de la película están estrechamente asociadas al consumo del cine estadounidense, pero resulta particularmente revelador, ya esto como sociedad, desde lo cultural, cómo insistentemente juzgaban a los personajes o se insistía en el tema de las clases sociales o la imagen – positiva o no – que “pretendía” mostrar la película del país.

No quise quedarme con mi sola impresión de esos dos encuentros con estudiantes y le pedí a Franco que nos hiciera su radiografía con estos primeros pilotos. Esto dijo al respecto: “Lo que más me ha sorprendido del público colombiano en general, más allá de los jóvenes, pero aún más con ellos, es que es un público muy prejuicioso. Es un público que no le da la oportunidad a los personajes de ser otra cosa que ser bueno o malos, entonces sacan conclusiones diciendo que aquel es bueno, malo, este es grosero, esta es buena. Por ejemplo, para una de las profesoras, Maria Isabel (Alejandra Borrero) es buena, no hace nada malo nunca y que por ello, Eric (Bryan Santamaría), no tiene porqué ser grosero con ella. Para mi es muy extraño que la gente vea la película tan así. A mi me sorprende, pero muchisísmo, sobre todo eso de no darle el beneficio de la duda a un niño y a aquello que un niño, por definición, no es responsable de sus actos, sino hasta cierto punto, porque es responsabilidad de los padres. Es como si estuvieran diciendo: “este va para narcotraficante o para indigente”. De hecho, nos lo han dicho al salir de la película, hay jóvenes que nos han dicho: “Ese chino va a a terminar en la calle”, y yo me he preguntado en qué parte de la película ven eso. Yo estoy seguro que Bryan, que se parece mucho a su personaje, es lo último que va a terminar haciendo.

Yo he visto gente, por ejemplo, que ha salido ofendida con la película, porque sienten que me les metí al rancho a los ricos y los hago quedar como malos, o hay gente que me ha dicho que la película es elitista. Yo no veo nada de eso en la película y curiosamente en Francia los comentarios eran justamente lo opuesto. Para ellos ni los ricos, ni los pobres, son vistos como malos, sino que son buenos, tratando de hacer lo que pueden. Yo me identifico más con esa lectura. En Francia están más acostumbrados al cine de personajes, entonces no se hacen ese tipo de cuestionamientos de quién es el bueno o malo. Es una cosa cultural y de formación, evidentemente”.

Sobre la propuesta narrativa y estética que propone la película e impone un desafío distinto para los estudiantes, Franco también nos ofrece su diagnóstico: “los niños y jóvenes se desestabilizan mucho con que halla tan poca música en la película, porque no están acostumbrados a ver cine con música. Entonces, es cuestión de educar a contemplar otro tipo de cine, porque además, quiero decirte, que no tengo nada en contra del cine de Hollywood, de hecho me encanta, pero el otro también me encanta”.

La continuación del proyecto
La idea de Colegios al Cine no se limita solamente a formar público para “Gente de Bien”, la idea es que, por lo menos, pueda continuarse en el segundo semestre del año con otra película. “Nuestra idea es que una segunda película se exhiba. Yo quisiera que sea una película colombiana, pero con Proimágenes hemos estado hablando que hayan también películas extranjeras, porque también es importante darle la oportunidad al cine de otras latitudes, pero, para iniciar era importante que fuera colombiana, de autor y que fuera para todo tipo de público. Nos gustaría tener para ese segundo semestre a “El Abrazo de la Serpiente” o “La Tierra y la Sombra”, que ganó el Cámara de Oro” (el premio de Cannes a la mejor ópera prima), que parece ser una película conmovedora y que toca temas sociales importantes. Más allá de esta película, este proyecto yo no lo dejo morir, porque yo creo que la formación es la única forma de hacer público. Hay cosas de distribución y mercado que se pueden mejorar, se puede hacer un circuito alternativo de cine, no estar compitiendo contra “Rápido y Furioso” en el mismo cine o contra “Mad Max”, porque no son lo mismo, pero todo esas cosas que se pueden hacer no son suficientes si no tenemos un público base para ir a ver este tipo de cosas”.

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