Las mejores adaptaciones al cine son las más fieles a la obra original


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


El tema de las adaptaciones al cine es una eterna discusión, la que nunca terminará porque no nos ponemos de acuerdo, de la que mejor no se deba hablar para no cazar una pelea, pero también hay que reconocer que genera a veces unos exquisitos debates; unos un poco acalorados y otras tantos…. de sueño, la verdad sea dicha.

Cuando se habla de adaptaciones cinematográficas, se habla la mayoría de veces de versiones que traicionan la esencia de un libro, tomándose, regularmente, demasiadas licencias en el guión. ¿Es ésto bueno?, es por el contrario, ¿malo?, o ¿ni bueno, ni malo?

La verdad es que las medias tintas no me convencen, así que solo quedan dos opciones: ¿es bueno o es malo? Hablando de las adaptaciones, no de las que convenientemente se etiquetan como “versiones libres”, definitivamente es malo para mí.

Una historia adaptada es una historia que ya existe, una que ya fue creada por un autor capaz de, con su ingenio, inventar unos personajes y un universo para ellos. Y definitivamente debería ser algo que en cualquier caso, se respete, respetando también con ello a los lectores, incluso a quienes no han leído la obra aún.

Las mejores historias llevadas al cine han sido aquellas con la mayor fidelidad posible a la historia original, recuerden inolvidables películas como: El Silencio de los Inocentes, El Padrino, Grandes Esperanzas, Orgullo y Prejuicio, Sentido y Sensibilidad, Blade Runner, Jurassic Park, La chica del dragón tatuado (la versión estadounidense), Expiación, La isla siniestra, Lolita, La edad de la inocencia, Moby Dick, Satanás, Necesitamos hablar de Kevin y un largo etc., porque la historia también nos dice que han habido adaptaciones muy buenas.

El lector que se convierte en espectador de una adaptación siempre querrá ver en pantalla personajes, momentos, e incluso hasta esas imprescindibles frases que su mente leyó y procesó, las situaciones que convirtió en detalles en su mente leyendo una obra gracias a esas geniales descripciones del autor. El espectador que no la ha leído debería conocer la historia tan parecida a ese realidad que creó el escritor original (sería lo justo, ¿no?) y no, la distorsión de la misma, más allá de lo bien o mal que quede dicha producción. Siempre ha sido un común denominador el sinsabor que resulta de una adaptación cinematográfica.

Se convierte una adaptación para cine en una extensión de la obra original, en la transformación de una historia en imágenes audiovisuales. Por supuesto, la rigurosidad con una adaptación implica una pérdida comprensible de la historia, de su espacio o de su tono, dos lenguajes amigos, pero con sus propios recursos, por lo que no es de discusión la inevitable perdida que ha de sufrir en aras de darle el dinamismo que requiere toda versión para cine.

Clavada tengo una frase que me dijo Sergio Cabrera a propósito de su última producción (Todos se van), y que, contrario a sus anteriores producciones, es de corte más independiente (es otra adaptación): “Me gusta mucho (el cine intimista), es algo que no riñe con que la película no sea espectacular….el cine deber ser un espectáculo y debe tener momentos emocionantes y escenas de acción”. A eso me refiero exactamente con los recursos que utiliza un director para hacer de una obra adaptada, una historia atractiva cinematográficamente hablando, sin traicionar su esencia.

Las “vueltas de tuerca” a las historias no son en todo caso malas, siempre y cuando respondan a dar solución a un vacío del argumento, a un tiempo muerto de la obra literaria que no caza en lenguaje para cine. Ahora, no se debe confundir esto de lo que estoy hablando, con aquellas películas cuyo guión se inspira en una obra literaria para dar claro paso a un universo tan propio que la versión original casi que se olvida. Recuerden en este punto a las 23 entregas de James Bond, por ejemplo, un personaje que ha cobrado alma propia en el cine, o también, las incontables historias de los superhéroes a los que se les han creado universos paralelos a las versiones de papel, que son aprobadas por los mismos lectores de los comics.

Aquí inicia el debate, porque sé que muchos contradicen mi opinión y asegurarán que el director, por el contrario, debe tomar una obra literaria y hacerla suya, proponiendo una nueva revisión de lo ya creado en papel. Dirán que es una postura muy cómoda adaptar lo más fiel posible, pero por el contrario, respetarla implica desafíos mayores, tener el olfato aguzado para saber qué suprimir y qué no, saber dónde darle ese giro sutil en pro de beneficiar la versión cinematográfica y ser capaz de generar esa adaptación para cine plausible.

Las adaptaciones basadas en hechos reales
En este caso sí que deberían cuidarse los hechos trascendentales de una historia verdadera. La industria de Hollywood es una de las que más ligerezas se toma en este asunto, rayando ya en la indelicadeza de hacer ficción de momentos y circunstancias, distorsionando con ello la realidad.

No se trata de hacer documentales, se trata de historias de ficción sobre hechos reales, eso es claro, pero hay una delgada línea que no se debe cruzar, y menos, cuando el espectador tiende a creer en las historias que le vende el cine como una verdad, incluso a veces como una verdad absoluta (la gente no suele salir de cine a leer, a conocer más de lo que se le mostró en pantalla). Y para ello otro ejemplo;  ¿acaso no recuerdan recientemente al periodista mexicano que le preguntó a Alfonso Cuarón cómo había sido su experiencia de rodaje con Gravity en pleno espacio exterior?

El tema queda abierto nuevamente al debate para que nos den su opinión.

Autores que no han quedado contentos con las versiones de sus historias en el cine

1. Stephen King con la versión de Stanley Kubrick de El Resplandor, curiosamente un clásico del cine.

2. Con la versión de Neil Jordan para Entrevista con el Vampiro (1994), la autora Anne Rice quedó bastante insatisfecha.

3. Richard Matheson con la adaptación de su novela de Soy Leyenda dirigida en 2007 por Ridley Scott. Tampoco quedó satisfecho con la adaptación a principios de los sesenta de su obra El Último hombre sobre la Tierra.

4. El autor de la oscarizada Atrapados sin salida, tampoco quedó muy contento con la versión cinematográfica.

5. Otro hito del cine, La Naranja Mecánica, no contó con la aprobación final del escritor de esta novela, Anthony Burgess.

6. Easton Ellis ha sido otro de los escritores cuyas novelas han sido adaptadas al cine, pero con la que menos se sintió a gusto fue con La ley de la atracción de Roger Avary.

7. Forrest Gump fue otro de los films emblemáticos que no superó las expectativas de su escritor Winston Groom y la forma como su personaje fue tratado por Hollywood.

8. La popular adaptación de Mary Poppins, cuya autora, P.L. Travers, dijo que fue como darle una cachetada.

9. Roald Dahl el escritor de Charlie y la Fábrica de Chocolates no aceptó la versión que de su libro se hiciera en 1.971.

10. Finalizo con American Psycho, con el que Christian Bale ratificó su carrera, pero que no agradó a Easton Ellis por el cambio casi total del concepto de su historia.

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