Jun 3 2010 01:10

Los Niños de China (The Children of Huang Shi) – Reseña Crítica

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

En 1938 mientras se libraba la guerra chino-japonesa, un aventurero graduado de economía y posteriormente asociado como reportero gráfico independiente de la Asociación de Prensa, George Hogg, decide dejar Japón para visitar Shanghai durante unos días. A su llegada se ofrece como ayudante de una enfermera de Nueva Zelanda que provee medicina y alimentación a los comunistas. Es ahí cuando es testigo de un violento ataque del imperio japonés hacia los chinos.

Este hecho lo invita a quedarse pero su decisión lo haría enfrentarse a retos difíciles que más adelante lo llevarían a reencontrarse así mismo y darle un sentido a su vida. Sin planearlo se convirtió en el apoyo y salvador de 60 huérfanos a quienes cuidó, educó, les enseñó valores y tras las presiones de la guerra los trasladó a tierras más seguras, lejos de los conflictos bélicos y el yugo japonés.

La película conocida como The Children of Huang Shi, dirigida por el inglés Roger Spottiswoode y co-producida entre China, Australia y Alemania, recrea esa enriquecedora parte dentro de la vida de Hogg, quien murió en 1945 cuando tenía tan solo 30 años años edad pero que lo llevaron a clavarse en la historia de dicho país como un verdadero héroe.

A los pocos minutos se puede comprender que la intención de Los Niños de China no es ahondar en la discusión política sobre las responsabilidades de la guerra, aunque sí presenta sus grandes contradicciones, sino resaltar la capacidad humana de ceder a los intereses personales para entregarse con total vocación a los demás.

Además de ser un drama es también una película de éxodo cargada con la esperanza que solo pueden ofrecer unos niños solitarios e inocentes que no tienen a nadie más que a su nuevo profesor, mentor y guía. Pero en medio de la protección fraternal, de la angustia por los aviones bomba, también se le da paso al amor, aunque la realidad es que éste infaltable elemento en el cine aparece de forma muy discreta en el largometraje.

La dirección de la película no pasa por mayores problemas pues Roger Spottiswoode no se complica en crear códigos extraños, su estructura narrativa es simple y poco novedosa, sin embargo, la atmósfera creada de tonos fríos, combinados con otros en tonalidad rosa, que dan calidez en medio de una situación hostil, hacen que el film tenga la suficiente fuerza y carisma. Esto sumado a la audaz decisión de incluir los testimonios de algunos de los sobrevivientes de esta historia.

Así mismo sucede con la dirección de arte, fotografía y actores, a pesar de las dificultades que suponía la tardanza de un guion que tomó ocho años en salir a la luz, el reto de los tres idiomas (Ingles, Chino, Japonés) y el rodaje en escenarios naturales complejos que se realizaron en la región de Duhnhuang muy cerca de la Gran Muralla China.

El espíritu esperanzador de esta historia se debe igualmente a la conexión y el buen trabajo logrado por el gran grupo de actores naturales (la mayoría de ellos niños) y actores de trayectoria como Jonathan Rhys Meyers, a quien muchos recordarán por su participación en el film de Woody Allen, Matchpoint. Meyers hace pareja con Radha Mitchell. El reparto lo completa el experimentado actor chino Chow Yun Fat, otra de las acertadas decisiones de este realizador.

Los Niños de China es una película que a pesar de abordar un tema pesado, bélico, sostiene un mensaje de esperanza hacia el futuro.

Calificación:

Ficha Técnica
Director: Roger Spottiswoode
Género: Drama
Guión: Jane Hawksley, James MacManus
Duración: 2Hr 5Min
Reparto: Jonathan Rhys Meyers (George Hogg), Radha Mitchel (Lee un-Fat (Chen Hansheng), Michelle Yeoh (Mrs Wang)
Fotografía: Xiaoding Zhao
Edición: Geoggrey Lamb
Música: David Hirschfelder
País: China, Alemania, Australia
Año: 2008

Sinopsis
George Hogg, un jóven periodista inglés, llega a China en los años 30 cuando el país está siendo tomado por las tropas japonesas. Hogg es salvado de la muerte por un líder de la resistencia china y, en su huída, acaba refugiándose en el orfanato de Huang Shi. Con el ejército japonés cada vez más cerca, Hogg intenta salvar a los 60 niños del orfanato. En su intento por conservar la vida descubrirá el verdadero significado del amor, la responsabilidad y el valor.