Ene 31 2013 10:09
Que viva la música de Andrés Caicedo – Sigue avanzando la producción
Por Sandra M Ríos U | |
Twitter: @sandritamrios |
Sigue avanzando la producción colombiana que traerá de vuelta al cine el nombre del cinéfilo Andrés Caicedo.
En diciembre pasado se inició un concurso donde el mismo director, Carlos Moreno y el productor, Rodrigo Guerrero, buscaron una pareja de bailadores de salsa que demostrara una verdadera pasión y gran energía por el género.
La convocatoria se extendió hasta el 15 de Enero donde los interesados subieron sus videos. El de mayor votación ha sido el video de una pareja de jovenes barranquilleros llamados Jorge Eliécer Vidal y María Elena Candanoza.
El rodaje de la historia dará inició a mitades del año. Por ahora el director se encuentra en la reescritura del guión, después de tener ya una adaptación de la novela Que viva la música.
La producción iniciará además un proceso de casting durante los meses de febrero y abril de una forma jamás experimentada en el país.
Andrés Caicedo en Colombia y Latinoamérica es uno de los símbolos de la cinefilia pura. Tal era su amor por el cine que vivió inmerso en el, a tal punto de permitirse clasificar a los diferentes tipos de espectadores, en el que por supuesto se incluyó él en uno muy particular. Esa clasificación pudimos conocerla mucho más adelante (1999) en la recopilación que de sus escritos hicieran sus custodios Luis Ospina y Sandro Romero Rey en “Ojo al Cine”.
En aquel libro, Caicedo se clasificaba como “lumpen”, término con el que definió a ese tipo de cinéfilo que conocía toda la programación del cine de barrio, que no se perdía un ciclo, incluso se lo repetía, y para quien la sala de cine era su vía de escape, su refugio, el lugar para huir del trabajo.
Una vida corta e intensa llevaron a este caleño a fundar uno de los primeros movimientos de cine-clubes en el país, escribió numerosos cuentos, hizo crítica cinematográfica con claridad y brillantez, y realizó su única novela de la que no vio su primera publicación porque se suicidó al poco tiempo de recibir el ejemplar borrador de su obra “Que viva la música”.
Caicedo no sabía bailar pero llevaba el ritmo de la salsa en sus venas, pues se dejó contagiar también por el género que acompaña a la sociedad caleña. Es una novela amena y muy descriptiva que a través de la salsa refleja todo el entorno de una sociedad tanto física como emocional y que además contiene una carga política importante.
Que viva la música habló también del suicidio (ese que él mismo cometió a la la edad de 25 años), tema recurrente en esta novela por la que ha sido vista por muchos como un testamento de Andrés Caicedo. Este jovencito, amante como ninguno del cine en este país, eso sí, y convertido en mito (sin lugar a dudas) por su dos custodios, hubiese tenido plena satisfacción (la que no obtuvo en su viaje a Hollywood) al conocer que su obra, 35 años más tarde, sería adaptada al cine.
Toda su filmografía, incluida la más comercial de ellas, El cartel de los sapos, tiene un sello propio, ese con el que se reconoce el cine de autor. En el caso particular de Carlos Moreno su sello está en un genuino humor negro y al igual que Andrés Caicedo, en su tierra, el Valle del Cauca, sus paisajes, su aroma, su música, su salsa, el “tumbao” y su gente les inspiran sus historias. En Moreno son aspectos que siempre aparecen en sus películas.
Lo que Carlos Moreno adaptará es la historia de una muchacha que vive para y por la música, y por eso no duda en disfrutar de la vida nocturna de la ciudad mundial de la salsa, Cali, en la época donde ya se escuchaba la música “tesa” de la que Andrés Caicedo hace un recuento en las 190 páginas de la novela cuya primera edición se publicó en 1977.
Ver video de los ganadores y demás participantes.