Reseña The Act of Killing, uno de los documentales más impactantes jamás hecho


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


“Creo que hasta Dios tiene sus secretos”

THE ACT OF KILLING es, quizás, uno de los documentales más impactantes jamás hechos. Lo es por lo difícil que resulta ver en pantalla el cinismo de los genocidas indonesios – los nada agraciados protagonistas, narrando con heroicidad sus matanzas para este film. Pero esa misma ferocidad que tiene este documental es la que le da todos los créditos para convertirla en uno de los más importantes y aterradores documentos en la historia del cine.

Muchos ponen en duda que ese heroísmo de los protagonistas y su hinchado ego, permita que su director Joshua Oppenheimer gane finalmente el merecido galardón del Oscar. Pero si es así, se estaría olvidando la Academia de Cine de Hollywood de aplaudir al autor de este logro cinematográfico, como artífice de conseguir que estos asesinos confesaran sus brutales homicidios sin muchas muestras de arrepentimiento, de lograr que hayan sido capaces de confesar cosas que nunca antes, en más de 45 años de silencio, habían dicho. Más allá de los personajes está el autor que fue capaz de penetrar en los profundos pensamientos de un asesino, de hacerlo hablar sin pensar que tenía en frente una pantalla, o en las consecuencias que podría traerle. Es más, de meterse en el corazón de un régimen y hacer que no obstruyeran su trabajo.

Claro, parte de ese “desparpajo” que les vemos sucede porque han sido indultados y en la actualidad andan libres por las calles de Sumatra septentrional, pues hacen parte del gobierno que desde 1965 se tomó el poder. Si la Academia de Cine de Hollywood olvida a The Act of Killing finalmente, es también de entender, el tema es complejo y ha herido susceptibilidades; Anwar Congo, el eje central de esta historia, ha expresado su “orgullo” por la nominación al Oscar (él, no el director) y lo deseoso que está por llevarse el triunfo.

La historia de “El acto de matar” sigue a Anwar Congo y sus secuaces, quienes ejecutaron a centenares de personas en tan solo dos años durante el golpe militar ocurrido en Indonesia en 1965 bajo las órdenes del general Suharto. Se dice que la cifra asciende a más de 500 mil personas. Estos hombres forman parte de la organización paramilitar de extrema derecha, Pancasila Juventud, que sigue en el poder y cuenta con tres millones de miembros hoy en día. Estos personajes andan libres, y lo que es aún peor, enalteciéndose de su “hazaña”, porque aún siguen siendo considerados como héroes que salvaron al país del comunismo.

La muerte sistemática que ocurrió en lo que ellos muestran en pantalla como “la oficina de la muerte”, se había mantenido en el oscurantismo hasta la exhibición de este largometraje documental, porque muchas de las personas que cayeron en ese exterminio fueron acusadas injustamente de traición en el afán de mostrar resultados, la falta de investigación y el peligro que suponía cualquier persona que se atreviera a pensar diferente. Así  lo confirman los protagonistas de este documental: “cambiamos sus respuestas (en los interrogatorios clandestinos) para hacer que parecieran malos. Hacíamos cualquier cosa por dinero”.

Oppenheimer consiguió hábilmente que estos hombres hablaran abiertamente del tema tocándoles un punto débil; su amor por el séptimo arte. Fue a través de su gusto por el género western y el deseo de convertirse en actores (como los de Hollywood) de sus propias canalladas, lo que los motivó a hablar. Oppenheimer los convenció de contar sus recuerdos  como matones a sueldo haciendo su propio film, en el que podían utilizar todos los recursos que quisieran del cine de ficción para contarlo. Ellos serían los propios directores, guionistas y hasta actores de su película. Su amor por el cine los hizo hablar, revelando con ello sus  escalofriantes tácticas para matar. Eso sí, la pasión con que se metieron en el proyecto fue increíble; Congo, en especial, era crítico con lo que se rodaba, insistentemente decía: “tenemos que representarlo bien”. Y es que de tanto ver películas estadounidenses, tenían “claro” como hacer un buen film: “Debe haber humor, porque si el público está tenso todo el tiempo, no funcionará”.

The Act of Killing es sin duda un film chocante y tortuoso (más de dos horas y media de cinismo puro). Estos hombres ya enceguecidos por la cámaras y movidos por el protagonismo, se atrevieron a decir, casi que con morbosidad, que su forma de matar fue mucho peor que las ejecuciones de Hitler, y que su película sería mejor que cualquier western americano por la forma tan única y “limpia” de hacer las ejecuciones. “Nosotros lo hacíamos mejor que en el western, sin tanta sangre. ¿Por qué la gente ve películas nazis? Para ver poder y sadismo. Nosotros podemos hacer eso de verdad”.

Oppenheimer increíblemente se mantiene impávido con su cámara ante lo que registraba, y lo documentó sin un solo asomo de manipulación. Algunos lo critican por eso, incluso por banalizar un tema tan complejo, pero en mi concepto, él deja esta tarea de juzgar  (tan obvia) al espectador.

Un film tan revelador como éste es imposible que quede indiferente, no solo para los premios, que en este caso vienen siendo lo menos importante, sino para el mundo entero, las entidades gubernamentales y las organizaciones de derechos humanos. Por fortuna, así ha pasado. Se dice literalmente que Indonesia es antes y después de esta película, al trascender de la pantalla al colectivo y llevarles a un cambio, por lo menos en la forma como en adelante se expresan sobre su pasado, a nombrar las cosas como son; esto es, que lo que ahí ocurrió fue un genocidio, venga de la afinidad política que venga. Ahora sus habitantes están pidiendo abiertamente una comisión de la verdad.

En otro momento del documental Anwar Congo dice con lucidez: “esta es la historia, esto es lo que somos”, y lo que son en realidad nunca lo esconden en este documento. Si resulta revelador para uno como espectador todo lo narrado, también lo es para este personaje que comienza su relato jactándose de sus tácticas y termina hastiado vomitando. El director hizo que no fuera la cámara el espejo de sus actos, sino que fueron ellos mismos quienes se convirtieran en el reflejo de sus reprochables actuaciones. Ellos mismos construyeron el espejo, no el director. “No todo lo cierto es bueno”. Tiene usted razón, señor Congo, porque tampoco sus actos, su forma de pensar, su cinismo y su heroísmo lo son. Pensar que Oppenheimer ha querido mostrar simpatía por los personajes, como algunos lo han insinuado, me parece aberrante y no muestra respeto por la capacidad del espectador de discernir con madurez y adecuadamente lo que se le muestra. No ha sido manipulación para el espectador el hecho de darle recursos del cine de ficción a los protagonistas para abrir sus (gélidos) corazones. Los manipulados en este caso fueron otros.

Este híbrido ha permitido ratificar mejor que ningún otro, y con creces, aquel refrán popular que dice que la realidad supera la ficción. The Act of Killing, que ha recibido 71 nominaciones y se ha ganado 60 premios, no nació con esta premisa, sino con la de darle voz a las víctimas, pero el temor por hablar y las represalias del estado, los llevó a sugerirle al documentalista estadounidense que hablara con los asesinos, pues debido a su “estatus de héroes” podían hablar abiertamente de dichos eventos. Las víctimas buscaban que con sus diálogos se consiguiera el paradero de familiares que cayeron víctimas de la masacre, que sigue siendo aún desconocido. Cuenta el director que antes de comenzar a trabajar con los perpetradores de los homicidios, el gobierno entorpecía su trabajo, pero cuando cambiaron a los protagonistas, todo se facilitó.

El país ha quedado dividido tras el documental. Algunos ya conscientes apoyaron su masiva exhibición en Indonesia, exponiéndose a amenazas, porque aún persisten las llamadas “listas negras”. De eso también ha sido víctima el propio director del documental, quien sabe que a dicho país no podrá regresar.

Ficha Técnica 

  • Director: Joshua Oppenheimer
  • Género: documental
  • Duración: 159 minutos
  • Montaje: Niel Pagh Andersen, Janus Billeskov Jansen, Mariko Montpetit, Bengtsen, Ariadna Fatjó-Vilas
  • Cinematografía: Carlos Arango de Montis, Lars Skree
  • Música: Elin Oyen Vister
  • País: Noruega, Dinamarca, Reino Unido

Año: 2013

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