Jun 27 2016 11:40

Reseña crítica The Boy, la maldad desde la infancia

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

The Boy es una película independiente de terror estadounidense que se rodó a las afueras de Medellín, aprovechando los incentivos en materia de filmación en Colombia.

El rodaje se cumplió en cercanías de Santafé de Antioquia y el motel fue construido en seis semanas, dándole la estética deseada desde el inicio de la historia. Algo que por costos no hubiesen logrado en USA, al tratarse de un largometraje de bajo presupuesto. Esta es una historia que se estiró a un largo después de que su director y guionista Craig Macneill la presentara con éxito como cortometraje en Sundance bajo el título “Henley”, que a su vez estaba inspirado en un capítulo de la novela “Miss Corpus” de Mark David Chapman y titulado “The Henley Road Motel”.

La película The Boy se ambienta en 1989 y se ubica en una carretera poco transitada en donde está un motel heredado cada vez más descuidado a causa de los pocos clientes. Ahí vive el pequeño Ted Henley con su padre John. Ted es un niño que se cría solo, su madre escapó del lugar con un cliente y ahora vive en Los Ángeles, su padre en medio de su frustración se abandona al igual que a su hijo.

Lo que presenciamos en esta película es el nacimiento de un asesino en serie, un niño que confirma eso que de tanto ocio solo puede salir la maldad de una persona. Ted explora los instintos más bajos de un ser humano y lo hace con pasmosa frialdad. Esa ausencia de inocencia en este pequeño personaje hace que sea difícil adivinar si estamos ante un caso donde la maldad pareciera estar en los genes, o si se trata del tránsito normal de quien es dejado a su suerte a tan corta edad en un ambiente que tampoco le ayuda o, por supuesto, si es la suma de ambos. Puede ser que algunos no les guste que la película sea directa y vaya a las acciones de Ted, sin ahondar más en sus padres o el resto de su familia, porque al verla casi que uno quisiera que se justificara su obrar de alguna forma y se dijera explícitamente por qué despierta esa fascinación por la muerte. Son lógicas normales a las que nos lleva la película y cabos sueltos que dan pie a más entregas.

En todo caso, es un film que transcurre sin trampas, casi que uno puede anticiparse al próximo desastre que hará Ted, así que por ahí no debería ser la lectura de esta historia, de hecho, el clímax, aunque escalofriante y estrambótico, no alcanza a sorprender como quizá se pretendía, pero ocurre porque con anterioridad le han permitido al espectador “saborear” los terribles alcances de este niño que pareciera insalvable. Hay una escena con su padre en la que con pena lo abraza, con una mirada de impotencia que es más grande que la situación que provoca su acercamiento, como si dentro de sí él supiera lo que se cuece detrás de su hijo.

De la novela en que se basa el corto y el largo dice su director que ha dejado los elementos más realistas posibles y eso se confirma al verla. Este es un drama y una película terror que se torna espeluznante por su cercanía con la realidad y la actuación de Jared Breeze fue esencial para lograr ese terror psicológico y ese ambiente malsano.

Para entender la psicología de este tipo de personajes no falta solo con su niñez o pasado y así lo han entendido en SpectreVision, la productora cofundada por el actor Elihaj Wood, quienes buscaron al director después de ver el cortometraje en Sundance para que estirara la historia a una trilogía que mostrara a un asesino en serie en tres etapas importantes de la vida: los 9, 14 y 18 años de edad. Desconozco si ya están en marcha estas secuelas, pero ojalá se de continuidad a esta historia sobre mentes criminales. La primera lo deja a uno frío y con preguntas en el camino que contrario a desfavorecerla, la agradan. La sociopatía es una de las grandes incógnitas de la naturaleza humana.

Craig Macneill dirige este largometraje de forma cercana a como lo hace el canadiense Denis Villeneuve. ¡Se las recomiendo!

Ficha Técnica