Oct 14 2017 10:01

Reseña My Happy Family (Chemi Bednieri Ojakhi), nunca es tarde para liberarse

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

Con increíble sensibilidad, la directora Nana Ekvitmishvili y el director Simon Gross nos presentan un gran drama georgiano y con un inmenso espíritu de libertad.

My Happy Family es una de las grandes revelaciones del Bogota International Film Festival, BIFF.

El largometraje nos remonta a una tradicional familia georgiana, en este caso la de nuestra protagonista Manana, una profesora de literatura que vive con una familia llena de integrantes: su esposo, con quien ha estado casada desde hace 25 años; sus dos hijos adultos; sus padres y su yerno.

Esa casa es un universo variado en sí solo, todos hablan, todos gritan, cenan juntos, se aman y se sobreprotegen entre ellos. Manana se comienza a sentir extraña, quiere otra estilo de vida para ella, así que en plena celebración de su cumpleaños 52 anuncia que se irá a vivir sola en un apartamento que ha arrendado. Su decisión literalmente pone patas arriba su entorno mientras ella serena sigue firme en su decisión.

My Happy Family es una película con una protagonista encantadora y decidida. Una película de emancipación femenina y fortaleza. Con Manana vemos dos mundos, el de su relación familiar, llena de un caos feliz, que se desestabiliza ante su decisión, y su mundo propio, su interior, donde vemos su otra cotidianidad, su nuevo espacio, tan femenino, cargado de silencios y tranquilidad.

Esta película de cine realista también pone de manifiesto el problema social que implica una decisión tan personal, el paternalismo y el amor, en el fondo, egoísta. Manana es un personaje que nos enseña que nunca es tarde para liberarse y que simplemente hay decisiones que se toman en virtud de uno mismo. Nadie es culpable.

La dupla de directores recrea muchas cenas familiares donde reflejan muy bien la crisis que los demás ven con la decisión de esta inspiradora mujer. Las preguntas, el por qué y los reproches. Para ello mantienen la cámara muy cerca de los personajes, haciendo en ocasiones movimientos rápidos representando todo ese cruce de diálogos a ratos tenso, a ratos risible, en otros incomprensible, al igual el miedo al qué dirán. Una cámara que sofoca, transmitiendo muy bien la psicología interna de Manana y el espacio reducido en que todos conviven.

La serenidad de Manana es contagiosa, esa es la que nos indica que su decisión fue muy bien pensada y lo que le da la seguridad para enfrentar a la sociedad tradicionalista y sus familiares, entendiéndoles a todos su enojo. Uno cree que en algún momento ella explotará, pero tenemos una mujer valerosa y preparada a afrontar la lluvia, mientras que en su nuevo y maravilloso habitat recarga su apasible energía. Gran enseñanza sobre las razones, porque simplemente hay ocasiones en que no se corresponden a conflictos o maltrato a la integridad. Simplemente hay espíritus que necesitan de la soledad.

El único reproche a esta revelación del cine independiente es su excedido metraje de dos horas, pero vale la pena descubrirla. En el BIFF la película se exhibe en la sección “Un Mundo Mejor” los días 14, 17 y 18 de octubre.

Ficha Técnica

Directores: Simon Gross, Nana Ekvtimishvili
Guion: Nana Ekvtimishvli
Duración: 119 minutos
Género: Drama
Reparto: Ia Shugliashvili Manana Merab, Soso Berta, Lamara Tsisia Qumsishvili, Nino Giorgi Khurtsilava, Vakho Goven Cheishvili, Otar Dimitri Oragvelidze
Fotografía: Tudor Vladimir Panduru
Montaje: Steffan Sttabenow
Música: Andreas Hildebrandt
País: Georgia
Año: 2017