Ago 27 2012 20:34

Tenemos que hablar de Kevin (We need to talk about Kevin) – Reseña

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“Es solo un pequeño y dulce niño”

Pasó por la cartelera, de forma más bien desapercibida, una extraordinaria película basada en una novela de ficción que obtuvo un premio en Londres en 2005. El libro se basa en una masacre cometida por un joven adolescente en su colegio.

La temática es más vigente que nunca pues a medida que transcurre el tiempo, el mundo conoce de más y más masacres de este tipo. Se trata de una realidad incómoda que quizás a muchos no les interese revivir o ver reflejada en el cine, pero lo fantástico de esta película es que la historia es contada desde la perspectiva de su madre.

Tenemos que hablar de Kevin es un viaje a las entrañas de una familia y de los sentimientos de sus mis miembros, en especial los de la madre y el hijo, a manera de dar razón a un hecho tan irracional como lo es llegar al punto de asesinar, de la “noche a la mañana”, a muchas personas a la vez.

El Sitio Oficial: http://www.weneedtotalkaboutkevin.co.uk/

Todo tiene una explicación, una razón de ser, es la premisa que trabaja esta historia para entender el comportamiento de un joven que ya casi se torna adulto. Eva (Tilda Swinton) es una madre, como muchas en este mundo, a la que el tema del embarazo le llega en el momento menos esperado. Superar ese hecho y asumir con convicción el rol de ser madre es un reto que trastorna a esta mujer que siente que su libertad ha quedado cercenada.

Esa pesadumbre e impotencia se la trasmite a su hijo quien desde temprana edad, quizás incluso desde que estaba en el vientre materno, sintió que él había llegado en un momento inoportuno para ella. Eso quebranta la relación madre/hijo pudiendo uno apreciar como espectador escenas tristes, dolorosas y hasta escalofriantes.

We need to talk about Kevin, es un retrato de la desintegración del núcleo familiar generando como consecuencia problemas para la sociedad. La mujer llevada hoy día al cumplimiento de roles muy distintos a su sacrificada función de madre, ha hecho que pierda el verdadero gusto por criar con amor pero sobre todo con entrega a sus hijos.

El desprendimiento de uno mismo para llenar a otro de lo que necesita es algo que se ha perdido en el núcleo familiar y esta narración refleja muy bien este aspecto con escenas llenas de situaciones crudas porque no hay diálogos extensos. Son los hechos, como todo en la vida, los que hablan por sí solos.

Extraordinaria actuación de Tilda Swinton representando a una madre extremadamente compleja cuyas frustraciones la hacen incapaz de comprender a su hijo. Ella, como narradora de esta historia es increíblemente objetiva y puntual al mostrar su realidad. Swinton lidia en este film con un personaje que se muestra amoroso, bondadoso a ratos con su hijo pero que también se siente culpable, miedoso, con rabia. Es tan ambigua esta mujer como la relación que lleva con su hijo.

El casting de los niños que interpretan al hijo de Eva en distintas etapas de la vida, es también otro gran acierto del film, pues cada uno de ellos tiene en su momento escenas con enorme carga psicológica. Son todos esos perfiles psicológicos tan profundos, son las raíces de este caso y las interpretaciones las que hacen de esta película una historia tan necesaria de ver. Es inevitable no contemplar un film de esta categoría y su cercanía con la realidad, sin entrar en reflexión.

Recientemente una de las psicólogas más reconocidas de Colombia, lanzó un libro que bien podría sintetizar esta novela. Su título es “Hazlos felices para que sean buenos” de Annie de Cevedo, una obra que medita sobre la necesidad de que los padres comprendan que criando a sus hijos de tal manera que sean niños felices, hará de ellos un adulto que afronte la vida con tranquilidad, que supere obstáculos, que se sobreponga a los fracasos, que los acepte y los sepa manejar. En definitiva, una persona responsable frente a la sociedad.

Tenemos que hablar de Kevin es de esos film que repetiría muchas veces. Es un film incapaz de dejarlo a uno indiferente.