Llanto Maldito (Tarumama) y las tres películas de terror que inspiraron a su director Andrés Beltrán

Andrés Beltrán:

Esta es una historia en donde una familia al comprar un espejo antiguo empieza a tener de alguna manera un camino oscuro que hace que confundan la realidad con la ficción, hace que no puedan saber lo que es real. Me gusta mucho cómo este elemento hace que salga a flote los problemas de la familia. El espejo opera como el catalizador. Me gusta la relación de los hijos respecto a lo que le está pasando a los papás. Con ellos hay un momento que me inspiró mucho para Tarumama, y es cuando ellos ya están grandes y están hablando de lo que pasó. Uno de ellos le dice al otro que no saben en realidad qué fue lo que pasó, que todo lo del espejo fue una gran mentira, fue una excusa. Eso me inspiró mucho para pensar en cómo los niños, de cierta forma, pueden sentir lo que le está pasando a los papás y cómo pueden transformarlos con sus mentes, que son un poco más imaginativas que la de los adultos.

Flanagan tiene algo que me encanta en su dirección y es que hace un tipo de terror mucho más sutil, menos efectista. No tiene estas cosas del monstruo, del bicho y lo del gore. Si uno ve su obra desde “Oculus” hasta la serie de Netflix “The Haunting of the Hill House”, uno siente esa sensación de que puede pasar algo, pero no pasa siempre, de que hay algo que siempre está escondido detrás de la sombra. Eso lo utilicé mucho en Llanto Maldito, el ver cómo de alguna manera creamos el miedo a partir de lo que no vemos, más que crearlo a partir de lo que vemos. 

Andrés Beltrán:

Entiendo que Kent no había hecho terror hasta esta película y eso me gustó mucho, porque aborda el género de una manera mucho más realista, digámoslo así.

Hay películas de terror que a veces tienen tanta cinefilia que se vuelven una colección de referencias. Ella lo abordó desde el drama, desde la historia de una mujer que yendo al hospital para tener a su hijo sufre un accidente y su esposo muere, entonces me encanta la idea de pensar que esta historia perfectamente es un drama y cómo a partir de esa semilla de terror psicológico surge la relación muy fuerte de una madre con su hijo, porque ella inconscientemente lo culpa de su muerte. Además combina la leyenda infantil del Babadook, como sucede en Tarumama. Lo que me encanta es cómo el drama de la mamá materializa a un monstruo real y cómo la tensión entre los dos hace que tenga una transformación de odio hacia su hijo inicialmente. Me encanta su final y la sensación de que los monstruos siempre van a estar ahí, que están guardados. Esa idea metafórica del miedo, del trauma y de convivir con las heridas me encanta.

Andrés Beltrán:

Me encantó desde que la vi, es una película poderosísima. Me encantó la idea de mezclar el género con el folclor de Nueva Inglaterra. Me pareció muy interesante eso de incluir la tradición oral, ambientada en una época antigua, en una película contemporánea.

Su atmósfera creo que tiene más relación con mi película en cuanto a la forma, a la dirección. También eso de la relación de los personajes con la naturaleza, de como puede ser la naturaleza de hermosa, sublime, pero también violenta y muy miedosa. El enfrentamiento de la vida y la muerte está en la naturaleza, que es algo que está en el imaginario gótico y por tanto del terror. Me gusta mucho el manejo de la cámara, los colores, la contención de los actores y de la niña, que me pareció impresionante. Siento que hay algo con el tono también, porque no busca el susto porque sí, se cocina todo el tiempo, se cocina la tensión a fuego lento. Eso sí está muy explorado en mi película. Ese final de baño sangre, donde se pone más agresiva, también fue algo que intentamos un poco con Llanto maldito.