Reseña Madres Paralelas – Un consecuente Pedro Almodóvar




Por Daniel Andrés Ruiz Sierra (@TatoRuiz)

En 2018 Almudena Carracedo y Robert Bahar estrenaron su documental “El silencio de otros”, un trabajo de seis años que narra el camino de algunas de las víctimas del franquismo y su lucha por justicia, dignidad y memoria. El documental, ganador del Goya en 2019 y disponible en Netflix, fue producido por El Deseo, la productora de los hermanos Almodóvar.

En “El silencio de otros” se narran las historias de quienes estuvieron involucrados en una querella hecha desde Argentina, compartiendo sus experiencias de tortura, robo de hijos y su necesidad de saber acerca de los cuerpos de varios familiares enterrados en fosas comunes durante el franquismo, como en el caso de María Martín López y Ascensión Mendieta, dos mujeres mayores en búsqueda de los cuerpos de su madre y su padre, respectivamente. Un par de mujeres que se han pasado la vida entera buscándolo. Y me da la impresión que esas dos historias tuvieron que haber movido sobremanera a Pedro Almodóvar para que en su más reciente película, “Madres paralelas” (que, según él mismo, llevaba varios años en el tintero y reescribiéndola), el tema se volviera protagónico. No quiero decir que el director solo haya tenido conciencia de ello produciendo el documental, ni más faltaba, pero es muy curioso y por supuesto interesante que luego de haber producido el documental, el manchego aborde el tema de la memoria, las fosas comunes y las víctimas y desaparecidos del franquismo de la manera en que lo hace: ocupando un espacio tan protagónico y tan evidente.

Quienes hemos seguido la carrera de Almodóvar y conocemos su filmografía al derecho y al revés, sabemos que sus películas están llenas de puro artificio. Son, mayoritariamente, melodramas llenos de pasión y deseo carnal, con personajes imperfectos e historias relativamente verosímiles, y que no necesariamente están ubicadas en un momento político muy evidente.

No obstante, Almodóvar es activamente político. No son gratuitos el abanico de personajes de su carrera, ni, por ejemplo, las escenas de Leo desmayando en medio de una manifestación de médicos en el Madrid de mediados de los 90 en “La flor de mi secreto”, o el comentario de la misma a su marido militar, quien por querer solucionar las guerras de afuera está evitando la guerra que tiene en casa. Tampoco es gratuito que la concejala antropófaga revele su cargo laboral en medio de esa verborrea y el colocón a punta de perica, ni todo el contexto naturalista en el que sobreviven sus heroínas de “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” “Kika” “Pepi, luci, bom y otras chicas del montón”, “La mala educación” “Volver” o “Mujeres al borde de un ataque de nervios”. En cualquier caso, hay que reconocer que sus personajes siempre están exclusivamente interesados en resolver sus dilemas emocionales e íntimos. Lo que pasa afuera es duro, pero también es duro lo que les pasa a ellos y ellas. Por lo anterior, sorprende que en “Madres paralelas”, un tema tan puntiagudo como el de las fosas comunes consiga tanta notoriedad. Y repito, no es porque Almodóvar no sea políticamente activo. Ni tonto – ahí están sus declaraciones a la prensa y sus entrevistas -, pero sí nos lleva a preguntarnos cosas como: ¿Será un nuevo camino a seguir y una novedad para su cine lo de lanzar dardos tan duros, explícitos y directos? Habría que ver…

“Madres paralelas” se apoya en la interpretación intensa, dramática y compleja de las mujeres que la conforman. La siempre estupenda Penélope Cruz, séptimo trabajo con el director, da vida a Janis, fotógrafa que un día conoce a Arturo, un arqueólogo al que retrata, y le pide ayuda para iniciar la búsqueda de unas fosas comunes en la que terminaron varias personas de su pueblo, incluido su abuelo. Todas víctimas del franquismo. Arturo se vuelve su amante y a raíz de esto queda embarazada. Cuando va a parir, Janis se encuentra en la clínica con una adolescente de nombre Ana, con quien hace una amistad, conectadas además por la idea de que serán madres solteras. A partir de aquí la relación de ambas es narrada con la acostumbrada intensidad con la que Pedro va tejiendo las amistades femeninas, y en la que se incluyen un par de situaciones espeluznantes que luego las llevará a tomar decisiones que las pondrán en aprietos morales y llenos de mucha emoción.

A ese par de personajes se le unen otros como Teresa, la madre de Ana, una mujer egoísta y acomodada a quien el sueño de interpretar a doña Rosita la soltera, el personaje de Lorca, se le hace realidad, y además lanza una de las frases más divertidas y absurdas de la película. También se les une Elena, una amiga de infancia de Janis, interpretada por Rossy de Palma,y tardíamente Brígida, la abuela de Janis, interpretada por Julieta Serrano (una suerte de reinterpretación de Ascensión y María, las dos mujeres del documental).

Así mismo, como es costumbre en el cine de Almodóvar, el personaje masculino está presente para decepcionar a los personajes femeninos, sin embargo, viene también a hacer avanzar las líneas relacionadas a la maternidad y, sobre todo, a la búsqueda de la verdad, encarnado aquí en el tema de las fosas comunes.

Y es cierto que “Madres paralelas” comienza de manera abrupta, haciendo extrañar esas maneras tan sutiles y cinematográficas con las que Almodóvar nos hace entrar en sus películas; también le incluye a esa introducción una explicación bastante extensa y con mucha verborrea, rebosa con música muchas secuencias a las que no le hacen falta (afortunadamente es música compuesta por su cómplice de casi toda su filmografía, Alberto Iglesias) y se le pasa un poco la mano con lagrimones soltados por sus protagonistas en la resolución que se ubica hacia el final del segundo acto. A pesar de esto, y quizás un par de cositas más que no terminan de convencerme, “Madres paralelas” es una valiente propuesta en la que su director es capaz de condensar todo eso que lo ha obsesionado de por vida, y en la que incluye esa ira tan explícita que le producen los temas gordos e inconclusos de su país, que además se han tornado exclusivamente políticos. A estas alturas (luego de varios días después de verla), pienso en el tema de la memoria y la exhumación, y lo magnífico que hubiese sido haberlas sobrepuesto al doloroso tema de las dos madres protagónicas, pero supongo que, tal y como lo cuenta, es la forma que Almodóvar encontró para seguir siendo auténtico y fiel a su manera de narrar. Una manera de narrar que además es su firma y que le ha traído parte de su éxito mundial. En “Madres paralelas” hay un Pedro Almodóvar que no busca “modernizarse” a las malas, ni a la fuerza. ¿Su mejor película? No. Pero no es un bodrio, como han querido hacer ver varios y varias por ahí. #DefendiendoAPedro.

Como Almodóvar no es tonto, creo que puede estar muy consciente de que no es su mejor película y que quizás el argumento de las madres paralelas se le iba quedando alguito viejo, pero supo escribir un guion en el que las verdaderas protagonistas son las mujeres que participan, un grupo de actrices que sabe cómo dirigir, y a las que sabe confiar una serie de perfiles que están en la búsqueda de una razón de vida, y esto incluye: convertirse en madres; llenar los vacíos afectivos del pasado; superar los desafíos de cumplir un rol que no deseaban; lograr lo que tanto han anhelado; y encontrar algo de dignidad en lo que sea que hagan. Puede sonar cursi y básico, pero es eso. No hay forma de entender los personajes que crea el manchego sin saber identificar la humanidad que hay detrás de ellos. “Madres paralelas” es totalmente consecuente con la carrera de Almodóvar y por eso es también fantástica.

Ficha Técnica

  • Dirección: Pedro Almodóvar
  • Guion: Pedro Almodóvar
  • Género: Drama
  • Duración: 120 minutos
  • Reparto: Penélope Cruz, Milena Smit, Israel Elejalde, Aitana Sánchez-Gijón, Rossy de Palma, Julieta Serrano
  • Cinematografía: José Luis Alcaine
  • Montaje: Teresa Font
  • Música: Alberto Iglesias
  • Producida por: Pedro Almodóvar, Agustín Almodóvar
  • País: España
  • Año: 2021

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