300. Buena, no. Regular, sí

300, del director Zack Znyder, con su segunda película después de “El Amanecer de los Muertos” (2004), está basada en la novela gráfica (llamada el octavo arte) de Frank Miller, quien impulsado a su vez por la película El León de Esparta, que disfrutó en su niñez, dio origen a ella. 300 cuenta la batalla de los espartanos en el paso de las Termópilas contra los persas, el ejército invasor. Este filme ha generado gran expectativa en todos los países donde se ha presentado y en Estados Unidos ha generado controversia. Algunos la califican de excelente película, incluso la marcan entre las mejores del año, y otros por el contrario, la censuran de ser una película, violenta, imprecisa e infantil. A estos últimos comentarios, por ejemplo, se unió el importante y reconocido periódico The New York Times, que fue más allá en sus comentarios y la calificó, según sus propias palabras, de “casi tan violenta como Apocalypto y el doble de estúpida”. Pero a pesar de todo esto, esta película en solamente su primera semana de taquilla consiguió recaudar en Estados Unidos 70 millones de dólares, ocupando el tercer lugar entre las películas más taquilleras. Solo la superan los filmes Matrix y La Pasión de Cristo.

Yo les cuento que me uno un poco a los comentarios desafortunados sobre el filme. No seré tan estricta como The New York Times, pero sí me dejó varios “sinsabores”. Les explico entonces el por qué. Independientemente a que esta película esté dirigida por un director casi desconocido y que no tenga una nómina de actores tan reconocidos, la película durante casi los primeros 45 minutos aproximadamente me pareció lenta, sin mucha emoción y con excesos de imágenes computarizadas, es decir, a pesar de estar basada en una novela gráfica, mis expectativas apuntaban a otra cosa. Posteriormente la película poco a poco con su argumento va generando una intriga interesante pero sin llegar a ser muy trascendente. Definitivamente sus puntos álgidos son las escenas de los combates que deben enfrentar y, por su puesto, imágenes secuenciales de movimientos en las luchas bastante bien logradas. A éste es el tipo de “sinsabor” o dualidad del que me refiero; esa combinación entre lo emocionante, lo aburrido y monótono que sentí durante el filme. Además de ser un poco predecible su principio y fin, sin ser yo lectora de la novela de Miller. Por tal razón, sí estoy de acuerdo en considerarla, una película un tanto infantil.

A pesar de los “efectos” computarizados que pueda tener la película, de las expectativas que ésta ha generado en todo el mundo, de considerarla una de las mejores del año y de recibir tanta aceptación entre el público, yo particularmente la califico de regular y pienso que no da para verla en pantalla gigante ó al menos no para la gente de generaciones pasadas (tengan cuentan que yo soy bastante joven). No creo que éste sea su gusto en términos generales. 300 es más una película para las nuevas generaciones que disfrutan del cine sin tanto argumento e historia, del cómic y de películas llenas de imágenes y efectos que se puedan lograr a través de esta tecnología. Lo que rescato en esta película es la proeza de los actores y el director para generar “pasión” en la actuación, en un solo escenario y con fondo “azul”, es decir, sin nada a su alrededor, siendo ésta una película tan exigente por su carácter épico.