Jun 18 2016 18:25

Reseña de Nahid (Ida Panahandeh). Una historia de amor en medio del Irán segregador

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“En esta película, el enemigo es la sociedad, como en las tragedias modernas, y la gente es en cierto sentido la víctima”. Ida Panahandeh

Como un “homenaje a nuestras madres” es como ha sido descrito por la directora Ida Panahandeh este drama que vuelve a presentarnos los conflictos en los que se ve envuelta la mujer a raíz de la estricta tradición iraní.

Es que la protagonista de su historia, Nahid (interpretada por la actriz de “Una separación” Sareh Bayat), es una madre divorciada que cría a su hijo. Tanto la directora como la guionista crecieron con un padre ausente. En la película, esta mujer se enfrenta a un hijo rebelde y un exesposo que le ha permitido quedarse con él, siempre y cuando ella no vuelva a casarse.

Para comprender el contexto de la película, hay que enfatizar que en la República Islámica de Irán se le sigue segregando a la mujer con fuerza, a pesar de las libertades tras la revolución del 79 y los cambios que inevitablemente impone el modernismo. Pero esas libertades son limitadas porque persisten muchas leyes obsoletas donde aún el gobierno, el hombre o su familia ejercen poder y control sobre ellas.

Lo que sucede después en la vida de Nahid es que se enamora y pone en peligro el acuerdo informal con el que ha llegado con su esposo y por eso decide mantener la relación en secreto. Con este giro en su vida se introduce en la película otra de las leyes polémicas del régimen; la de incentivar los matrimonios temporales – por días, meses o años -, con el fin de “erradicar” la poligamia y evitar caer en “actos inmorales”. Mientras en Irán un hombre puede tener esposa y cualquier cantidad de mujeres en matrimonios temporales, la mujer solo puede tener uno solo hombre a su lado.

Nahid es una película que nos presenta la fuerza del amor, representado en esta mujer con un espíritu de libertad que aunque se quebrante por momentos, vuelve a renacer. También está en su lucha como madre y en otro gran personaje, su amante (otro reconocido actor iraní, Pejman Bazeghi), un hombre que por amor le tolera sus dudas y sus desplantes, que la asiste y también toma distancia para no presionarla porque sabe que las leyes la desfavorecen. Es la historia de un drama de una mujer cuyas normas sociales y culturales la ponen en desventaja y le coartan su libertad, pero también es la historia de una mujer que no renuncia a ser feliz.

Ida Panahandeh hace una estilizada película, cuidando los detalles (el color, el vestuario), haciendo una puesta escena que acentúa el estado emocional de sus protagonistas, el dilema que afrontan. Un largometraje que sutilmente usa el lenguaje del documental; la cámara muestra el realismo de las calles, tambalea para acentuar la tensión de ciertas situaciones y ratificar lo mucho que estas leyes inestabilizan a las familias, las ponen en conflicto, y lo mezcla con la ficción para darle unos toques idílicos, menos angustiosos. La cámara observa las caras de sus personajes, hace tomas que, con ayuda de sus grandes actores, se permite evidenciar los temores de sus acciones. Hay un momento fantástico en el que Nahid se contempla en un espejo, pero a la vez, siente el peso de estar haciendo algo que ideológicamente los han convencido que esta mal. La realizadora ofrece varias situaciones cotidianas en donde momentos pequeños o insignificantes están cargados de un gran simbolismo. Uno de esos es la risueña complicidad con su hermana en un instante “inoportuno.

La película se encuentra en cartelera y llega tras revelarse en varios festivales, entre ellos el de Cannes, donde obtuvo el galardón “futuro promisorio” en la categoría Una Cierta Mirada en 2015. Es un gran premio para una realizadora que ha hecho una muy interesante ópera prima.

Ficha técnica