Ene 11 2022 15:30

Reseña Fue la mano de Dios de Paolo Sorrentino – Lo hermoso de lo excesivo

Por Daniel Andrés Ruiz Sierra (@TatoRuiz)

La propia celebración de la vida, de estar vivos, de lo estrambótico y de lo excesivo, de lo que está más allá de la realidad. También es la celebración de la tristeza, lo ordinario y nefasto de ella. “È stata la mano di dio” (Fue la mano de dios) es lo más reciente del siempre magnífico Paolo Sorrentino, y una de las mejores películas del año porque sabe hablar de lo hermoso que es vivir incluso en los peores momentos.

Lo que cuenta la película es la historia de un chico, Fabietto (alterego de Sorrentino) y su familia en la Nápoles de los 80, con el narcotráfico, la pobreza, la fiebre del fútbol, Maradona, el cine italiano y el deseo juvenil como paisaje. Fabietto se narra también a través de esa vida suya tan aletargada, y esa familia en la que hay una tía que está más buena que el pan, cree en los milagros, en un tal monjecito, y tiene unos pezones que hurgan los ojos (¡qué maravilla y qué italiana toda esa secuencia!), una madre que es una dura con el malabarismo con naranjas, su papá que es infiel y un afiebrado al fútbol, su hermano, un actor en ciernes, su hermana, encerrada día y noche en el baño (sublime forma de narrar ese personaje), las tías ordinarias y gordas, el tío con negocios raros y su señora madre, la señora Gentile, mujer que verbaliza cuanta vulgaridad piensa y come mozarella de la manera más asquerosa.

Ellos y un catálogo amplio de personajes excesivos y mamarrachos componen la primera hora de una película que es todo un auténtico homenaje a Fellini, una suerte de amarcord contemporáneo y que además no se pone a tono con los tiempos horrorosos que vivimos – o sea, esa corrección política tan asquerosa-, y que luego desemboca en un tono agridulce, con mucha contención. Una decisión argumental y narrativa basada en la realidad del mismo Sorrentino, y con la que sabe visibilizar lo hermoso de la tristeza, de la pérdida y del sin sentido de la vida, dándole además un espacio a la magia del cine, que es tabla de salvación para el aún joven Fabietto.

Y Fabietto, que es héroe y antihéroe, experimenta una montaña rusa de emociones que incluye entregar su vida al fútbol y a la búsqueda del sexo, que logra encontrar no con quien le roba el sueño, sino con un particular personaje, creando así una de las escenas más inolvidables, hermosas y cachondas (no me vayan a decir que no).

La forma en como la cuenta, hacen de “Fue la mano de dios” una suerte de reproducción a escala de lo que podría ser entendido como la buena vida, que empieza con un cúmulo de buenos y afortunados recuerdos cargados de simpatía, autenticidad, cariño familiar y acaba en tonos agridulces y en dolor, y no lo digo solo por la llegada de la muerte. También me refiero al dolor de vivir en lo común, en lo que escapa a lo extraordinario, en lo vulgar de la realidad. Como diría Fellini, según el hermano de Fabietto: “El cine no sirve para nada, pero es una distracción, posiblemente, de la realidad, que es vulgar”.

Y perdonará el señor Fellini (si es que en alguna ocasión habría dicho tal frase, y en cualquier caso, perdonará el señor Sorrentino si la inventó) pero el cine sí sirve para algo. Por ejemplo, para emocionar a un tipo como yo, que encuentra en esta película un regalo de vida, una celebración de la vida misma. ¡Una joya inolvidable que encuentran en Netflix!

Ficha Técnica

Dirección: Paolo Sorrentino
Guion: Paolo Sorrentino
Duración: 130 minutos
Reparto: Filippo Scotti, Teresa Saponangelo, Marlon Joubert, Luisa Ranieri, Renato Carpentieri, Massimiliano Gallo
Cinematografía: Daria D’Antonio
Montaje: Cristiano Travaglioli
Música: Lele Marchitelli
Productores: Paolo Sorrentino, Lorenzo MieliPaís: Italia
Año: 2021