Oct 12 2011 04:45

El Páramo, película colombiana – Reseña

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“Lo que ellos encontraron no es el enemigo que esperaban enfrentar”

El enemigo más desconcertante
Hay una particularidad del ejército colombiano y es que en su mayoría está integrado por soldados campesinos que provienen de las mismas zonas donde a diario deben combatir al enemigo. El campo con su inmensidad, la inocencia y las costumbres arraigadas de sus habitantes, está plagado de historias que se convierten en mitos y leyendas y se trasladan a las grandes urbes como creencias populares de nuestros ancestros.

Parte de esto alimenta esta película que se mueve claramente entre el suspenso y el horror. El resto que entra en juego es la violencia y los desquicios que la misma genera entre quienes deben enfrentarla en carne y hueso.

El Páramo, película con la que debuta el realizador Jaime Osorio Márquez, nació precisamente de una historia de aquellas extrañas pero asombrosas que le contó un amigo suyo hace más de 10 años cuando prestó servicio militar.

La historia nos cuenta acerca de nueve soldados que deben ir a una base militar de alta montaña a 4,300 metros sobre el nivel del mar para apoyar a otro grupo de soldados con quienes han perdido contacto total. Un páramo, escenario natural donde rodaron el film, es indiscutiblemente el décimo protagonista con el que se logra lo esencial en una película de esta naturaleza; esa atmósfera inquietante.

A medida que estos nueve soldados ingresan en la espesa niebla y los desolados espacios de la base militar todo es un gran misterio, la (excelente) música se torna cada vez más oscura y ellos comienzan a convivir con un enemigo que parece no tener nombre.

Lo bueno de este largometraje de género es que no se entrega por completo al facilismo de las situaciones efectistas o la saturación de los efectos propios del horror. Lo que funciona en El Páramo es que dosifica bastante bien las pistas que entrega sobre su misterio y a medida que las entrega, los complementa con una dosis de situaciones sobrenaturales y otro tanto de gore.

Todo se decanta en el juego de la mente, tanto para los protagonistas como para el espectador que se deje intimidar. Las malas jugadas que nos hace pasar la mente en momentos de tensión son las que crean situaciones malsanas que encuentran una explicación lógica en la película y que justifica ciertas escenas desagradables y vomitivas. Cuando se llega a este punto es claro entender que más allá de ser un film de género, se quiso involucrar una reflexión sobre el desenfreno de la violencia.

Así como rodar en un escenario natural es un gran logro de este realizador, la fotografía y el engranaje de sus protagonistas también lo son. La mayoría de actores cuentan con una experiencia teatral que se evidencia en la película. De ellos, el actor Juan Pablo Barragán (Ponce) es quien más logra destacarse. Los nueve soldados representan las regiones de la nación: hay un indio, un moreno, también un paisa. Todos representando sus condiciones, sus costumbres, sus temores y demonios.

El Páramo claramente se sitúa en el conflicto armado colombiano pero su carácter psicológico le da universalidad. A ello se deberá también su participación en el Festival de Cine Fantástico de Sitges que cierra la versión 2011 el próximo viernes.

Seguramente hubiese preferido no tener que escuchar tanta vulgaridad en sus diálogos pero, quizá, me falta reconocer que el uso de estas palabras, como en el hip hop o rap, son, para mi desgracia, cada vez más abundantes y cotidianas.

Ficha Técnica
Director: Jaime Osorio Marquez
Guión: Jaime Osorio Marquez
Duración: 1hr 30Min
Género: Horror, Suspenso, Guerra
Reparto: Mauricio Navas (Teniente Sánchez), Andrés Castañeda (Sargento Ramírez), Alejandro Aguilar (Cabo Cortés), Pablo Barragán (Ponce), Juan David Restrepo (El enfermero), Nelson Camayo (El indio), Julio César Valencia (Robledo), Mateo Stivel (Parra), Andrés Felipe Torres (Arango)
Co-guionista: Diego Vivanco
Fotografía: Alejandro Moreno
Dirección de Arte: Oscar Navarro
Montaje: Felipe Guerrero, Sebastián Hernández
Sonido: Federico Billordo
Música: Ruy Folguera
Vestuario: Martha Restrepo, Cecilia García
País: Colombia, Argentina
Año: 2011