Nov 28 2012 17:13

La Rebelión de Atlas 1 (Atlas shrugged) – Adaptación – Reseña

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

Cuando la filósofa Ayn Rand escribió su novela cumbre La Rebelión del Atlas a finales de los años cincuentas, recibió el rechazo por sus posturas tan tajantes sobre el socialismo, la repartición equitativa, el intervencionismo gubernamental e incluso la religión.

Sus planteamientos filosóficos fueron vendidos ocultamente en este libro a través de una larga (más de 1200 páginas) novela distópica donde su protagonista Dagny Taggart expone con su vida, relaciones personales y laborales, la teoría del objetivismo y egoísmo racional.

El Sitio oficial: http://www.atlasshruggedmovie.com/

Con los años, esta obra pasó de ser una novela de ficción a una novela con la que la gente cada vez más se identificaba, de hecho algunos lectores afirman que les ha transformado su pensamiento. Es un betseller que a hoy casi ha resultado profético dado el devenir político, económico y estado moral y social en el que se encuentra el mundo actual.

Adaptar esta obra al cine es un intento heroico no solo por su extensión (la hace casi imposible de adaptar en sustancia al cine), el abordar temas humanos que pasan por todos los ámbitos, sino también que a causa de esas posturas muchos no querrán saber absolutamente nada de ella.

De hecho, la crítica la ha acabado con sus comentarios, vaya uno a saber si es porque realmente la consideran una adaptación perversa, porque se quedan cortos al entender el subtexto que plantea su trama o porque sus posturas contrarias a la autora no les permite ver más allá.

Y es que para contemplar esta adaptación (aún mucho más recomendado el libro, por supuesto) hay que entrar en terrenos poco cómodos para la mente humana, en especial la de hoy, acostumbrada a la poca reflexión, a que todo se lo den (incluso el sustento diario) y a que los demás decidan el futuro del mundo.

Me parece acertado que la versión cinematográfica haya cambiado la edad de los personajes en términos generales, como también la ambientación de la historia en un futuro actual no muy lejano, el 2016. Eso permite hacer que esta historia, sin duda compleja, sea un poco más accesible a un público adulto joven.

La película nos presenta a la heroína de este “idealismo”, Dagny Taggart, vicepresidente junto a su hermano de una multinacional que opera los trenes del país y que está siendo azotada por una serie de ataques que ponen en jaque su compañía, la sociedad se colapsa y ella se empeña en salvar el bien familiar que ha construido con su propio esfuerzo y que ahora es objeto del gobierno intervencionista que quiere quitarle su empresa para convertirla en bien común. Junto con otro empresario víctima de lo mismo, se empeñan en hacer todo para no permitir que ese socialismo disfrazado (quizás se puede interpretar hoy día como las ideas del “nuevo orden mundial”, una postura política que pretende acaparar absolutamente todo en un gobierno central y vigilante) les quite sus pertenencias.

Vemos en el filme como ante la negativa, estos empresarios son presas de la manipulación de la prensa y un gobierno oscuro que desea lograr su objetivo a todo costo. Algo que no se escapa de la realidad de una sociedad donde el poder, sea este de cualquiera de las alas políticas existentes y las que venden como pluralismo de ideas (siendo todas en mi opinión de los “mismos con las mismas”), oprime desde su postura a la sociedad.

Eso es lo que básicamente plantea la autora desde su filosofía y que no es otra cosa que la libertad sin disfraces, la libertad sin ataduras y eso supone, sin duda, el egoísmo moderado. Esto es, que cada individuo logre por sus propios medios los recursos y bienestar, y que con ellos disfrute y colateralmente mueva el engranaje del resto de una sociedad.

La autora va más allá con sus posturas radicales, va en contra del altruismo y queda claro en el personaje que representa Taggart, interpretado en el cine por la actriz Taylor Schilling. Su postura sobre el altruismo es difícil de asimilar para muchos, pero es una dura crítica a una sociedad moralmente hipócrita que avala esta práctica realizada por muchos no como un verdadero sacrificio sino como un aporte con futura retribución, reconocimiento y ego.

La novela al igual que la película es a modo de misterio pues es incesante la pregunta de ¿Quién es John Galt?, de la que no se conoce respuesta y se hace un cambio abrupto de escena, de lugar o de conversación cada vez que se realiza. Aplica esto como metáfora de una sociedad que prefiere ignorar a indagar con real convicción. Ese nombre es pieza clave de esta historia, su hilo conductor, que sigue atrapando a muchos lectores del mundo aunque en el cine se puede hablar de fiasco dada las críticas tan negativas y la poca respuesta del público.

Particularmente no me parece una mala adaptación, es un filme que se deja ver, con actuaciones acertadas sin ser excepcionales y con un ritmo trepidante que a ratos puede jugar en su contra pues pasa por muchos temas y situaciones a una gran velocidad (apenas entendible pues ya les decía que el libro tiene 1300 páginas). El filme es preso de las debilidades del libro por su ritmo errático, falta de orden claro y exceso de páginas pero que cuya fuerza en su propuesta de cambio espiritual y filosófico son contundentes.

La adaptación del libro fue pensada para una trilogía en cine. Contra todo pronóstico se logró el mes pasado el estreno en salas americanas de la segunda parte pero su nueva debacle en taquilla pone aún más en riesgo la conclusión de la última secuela.

La primera película fue dirigida por el también actor Paul Johansson y la segunda por el otro actor John Putch. Detrás de llevar este filme al cine está la figura de un reconocido empresario estadounidense, John Aglialoro, que tras insistir a las grandes estudios para llevar la novela al cine lo logró bajo la productora independiente Atlas Productions LLC fundada justamente en 2010.

La primera parte de esta adaptación pueden conseguirla en DVD o en cine online subtitulado en Nextflix