May 7 2024 21:51

Reseña “Crossing”: Esperanzadora road movie que trasciende barreras culturales y personales

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

Lia, una maestra jubilada, emprende un viaje de redención en busca de su sobrina trans desaparecida.

Hace dos años el cineasta sueco Levan Akin decía para la revista digital de los Oscars que su interés era el de continuar “explorando temas de modernidad versus tradición desde una perspectiva queer”, teniendo en cuenta que él es una mezcla de culturas y normas al ser de padres de orígenes georgianos.

Tras la aclamada “And Then We Danced” (2019) estrena este año “Crossing”, una road movie física y emocional sobre la búsqueda de una sobrina trans que, por lo visto, no desea ser encontrada.

Hay unos lazos familiares rotos que Lia, una profesora jubilada, intenta restablecer cumpliendo el último deseo de su hermana fallecida. Encontrar a su sobrina Tekla la lleva a sumergirse desde Georgia a las calles de Estambul. Su preferencia sexual fue la razón por la que Tekla fue desterrada por su propia familia, considerada una vergüenza por los suyos. Lia no viaja sola. Su joven vecino, quien busca huir de su hermano con quien vive en Batumi, a orillas del Mar Negro, la convence de acompañarla y apoyar la búsqueda. En la necesidad de hallar a la sobrina, se cruzan con Evrim, una abogada defensora de los derechos de las personas trans que los va vinculando con la comunidad LGBTQI y su mundo con sus luces y sombras.

Poco a poco Akin hace saber que este viaje se trata mucho sobre Lia (estupenda actuación de Mzia Arabuli) y que la relación que teje con la abogada la hará irse abriendo la mente, despojándose primero del remordimiento por haber juzgado y hecho a un lado a su sobrina por su preferencia sexual y, después, de descubrir otras realidades, otras costumbres, y aceptarlas.

Lia es un personaje que hila esta parte de la historia, la que habla de los prejuicios y del perdón. Entre tanto, el personaje de Achi es el que nos hace explorar una ciudad vibrante, colorida, llena de ruido, vista, claro, desde la energía y vitalidad de la juventud. Se trata de dos generaciones con las que el director nos habla del peso ideológico, de la visión de pasado y futuro. Lia con su rostro endurecido remarca lo que ha sido una sociedad georgiana conservadora en lo que respecta a la identidad de género y la orientación sexual. Achi representa ingenuidad, la disposición al cambio y la adaptabilidad. Ambos se complementan, ambos escapan en este viaje… ambos se liberan. Ella de la carga, además, de no tener hijos en una sociedad que da mucho valor a la familia y la descendencia, y en donde el no ser madre se percibe a menudo como algo fuera de lo común o incluso como un fracaso en el cumplimiento de los roles de género tradicionales. Él, buscando un escape a esos modelos machistas que le ha inculcado su hermano.

Lia llega a habitar un barrio hostil, de marginados, donde las necesidades y la urgencia de supervivencia aumentan el anonimato de quienes ahí subsisten. Pero es esa misma precariedad y marginalidad la que despierta otros instintos como el de la empatía y la solidaridad, mismos que Lia va asimilando y acogiendo y que se ven en su esplendor en una estupenda escena donde aflora su feminidad.

Como parte de esa ciudad que también está en el foco de la historia, los gatos se cruzan constantemente en “Crossing”, cada vez toman más protagonismo y aparecen en partes impensadas como un hospital. Animales sigilosos y nocturnos, sello de la ciudad, que son una especie de sutil metáfora de la película misma sobre encuentros fortuitos, relaciones entre extraños y conexiones orgánicas.

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Buena parte de la autenticidad de esta historia es la mirada casi documental que Akin quiso darle a su estética, el mostrar la ciudad alejada de los turistas y la participación de la propia comunidad LGBTI de Estambul, apoyándose en una asociación llamada Pink Life. De hecho, parte de las situaciones que recrean para la historia, partieron de las experiencias que el director tuvo a lo largo de su investigación.

El título es tan dinámico como la película misma. Le sirve para reflejar esa travesía de una mujer mayor para la que jamás será tarde liberarse de los convencionalismos, como también en la idea de ese cruce de fronteras y ese cruce de caminos generoso entre desconocidos.

“Crossing” es una película que no evita ni disfraza problemáticas sociales, no elude temas como la homofobia y la discriminación, pero persigue otro acercamiento desde la nostalgia y la esperanza, reservada para esa escena final perdurable más allá de los créditos.

“Crossing” es una película absolutamente cálida y humana, que dibuja una comunidad LGBTI generosa y, como lo describe su director, que “abraza la diversidad y resalta su riqueza”. ¡Bravo de nuevo para Levan Akin! Vayan a verla que hará parte de Eurocine 2024. Es una de las mejores que he visto este año.

Este largometraje abrió este año la sección Panorama del Festival de Berlín, Berlinale, e hizo parte de la selección internacional del FICCI.

Ficha Técnica