Jun 14 2022 20:42

Reseña No Odiarás de Gloria Castrillón y Oscar Güesguán – El acto más difícil y el más generoso de todos

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

Para hablar de paz toca repasar lo que ha sido la guerra. Para hablar de reconciliación toca ejercer en pleno el perdón. Ambas acciones son un ejercicio tan doloroso, incómodo y repetitivo como también necesario. Basta con recordar el largo proceso, y caso modelo, de reconciliación de Ruanda tras el genocidio de 1994.

El cine, especialmente el documental, es un vehículo que permite seguir ese camino de búsqueda de la verdad, de la justicia y la reparación, de no olvidar para evitar repetir. Con la coproducción ejecutiva de El Espectador y el programa “Colombia en transición” se ha estrenado en cartelera “No odiarás”.

Se ha dicho que un mandamiento moral olvidado del catecismo católico es el de “no odiarás”, dos palabras de relevancia que dan título a este documental que sigue la historia de tres mujeres de edades, lugares y vidas distintas que comparten el haber sido víctimas o partes actuantes del conflicto armado del país y que dan sentido a esta máxima.

Sandra Ramírez es la hoy senadora, perteneciente al partido de los Comunes, que militó en las FARC por 35 años. De origen campesino, fue la compañera sentimental de su máximo líder Manuel Marulanda Vélez y se enlistó en el grupo guerrillero desde adolescente. Esther Polo, es la hija de una lideresa de Córdoba que lucha por la reparación de las víctimas, siendo ella una que desde el vientre de su madre vivió la muerte violenta de su padre, un hermano y otros familiares por parte de los paramilitares. Bibiana Quintero, es una joven de 23 años que llena de vitalidad se ha vuelto una líder juvenil, ejerciendo como abogada interesada en el servicio público y la incidencia de los jóvenes para el sostenimiento de la paz. Ella es hija de un sargento del Ejército Nacional condenado por varios crímenes de extrema gravedad. Alrededor de ellas aparecen otras historias de víctimas que ayudan a significar lo que se ha jugado el país con el proceso de paz.

Como verán, las huellas de la violencia extrema en estos tres personajes femeninos son profundas y ofrecen miradas distintas de lo que ha sido la guerra en Colombia, su complejidad, composición e impacto. La película va intercalando la historia de estas tres mujeres desde el hoy; lo que son y lo que hacen hoy en día, y se va sumergiendo en su pasado. Sandra desde la postura de senadora, que le permite visionar el país de forma distinta y de visitar las mismas regiones olvidadas por las que luchaba antes con armas, escuchando y recogiendo el clamor de otros campesinos, permitiéndose igualmente reflexionar en ese país que no veía desde el monte y la afectación innegable que las acciones del grupo guerrillero al que pertenecía, provocaron a la población civil.

Alrededor de Bibiana y Esther, como dos nacidas durante el conflicto, se ofrecen las visiones más importantes de esta película en el propósito de entender con ejemplos directos y reales la necesidad de romper con el ciclo de odio. Es curioso, o paradójico, cómo el humano con frecuencia habla de perdón de otros, pero le es difícil ejercerlo en sus propios casos. Es curioso, o paradójico, cómo un sector de la sociedad colombiana persiste en una guerra, porque le es difícil “tragarse ciertos sapos” y torcer el brazo. Claro, todo es más fácil comprenderlo desde los prejuicios o la postura moral que estandariza entre buenos y malos, que radicaliza y simplifica todo a dos bandos.

Estas dos mujeres, especialmente, dan una lección grande en ese sentido. Ellas que han sido víctimas, ellas que han tenido que perder, ellas que han tenido que procesar lo indecible y cobijar eso del perdón en todo el sentido de la palabra, entendiéndolo como el único camino para alejarse de la violencia. Ellas que siguen, muchos años después, procesando todo lo que ha pasado.

Justamente hace poco leía que perdonar era un acto que no pasa primero por los demás, por quien o quienes ejercieron un agravio, sino que pasa primero por uno mismo, por entender en toda su magnitud el dolor o enojo que ese agravio ha provocado, para transformarlo en un sentimiento que no continúe un espiral de daño propio. Solo cuando eso ocurre, en realidad se puede hablar de repasar las páginas con los aprendizajes que deben aportarnos. Ellas demuestran también lo largo que son este tipo de procesos y la paciencia que debe concederse.

“No odiarás” es una película educativa y un aporte a la memoria, la que jamás podemos permitirnos olvidar. Ruanda lleva tres décadas estableciendo periódicos escenarios para el diálogo, para buscar la verdad y la reparación – que es a lo que las víctimas se aferran -, ha instaurado espacios como museos de la guerra y programas de televisión que repasan una y otra vez, una y otra vez, los hechos ocurridos, porque solo hablando de ellos es que las palabras, que en principio se escuchan con dolor y rabia, se transforman en sanación.

El documental testimonial con una buena producción ha sido dirigido por la periodista Gloria Castrillón y el periodista audiovisual Oscar Güesguán y actualmente se encuentra en salas de Bogotá (Procinal, Sala VIP BZ, Sala Isaac Teatro Libre), Cali (Cinemateca La Tertulia), Medellín (Museo de Arte Moderno) y Barranquilla (Cinemateca del Caribe).

Ficha Técnica