Jun 29 2022 13:54

Reseña serie Maricón Perdido (Queer You Are) -¡Qué fantasía, maricas!

Por Daniel Andrés Ruiz Sierra (@TatoRuiz)

Bob Pop es toda una celebridad en España. Se hace llamar una “vedette intelectual” no para creérselas, sino porque siempre ha vivido a punta de sus ideas y de todo lo que lanza su cabeza. Es una lástima que de él poco sepamos en América. Lo he leído y escuchado a través de podcasts y entrevistas, y no recuerdo cómo llegué a él.

Se me hace un hombre magnífico y también es magnífica la miniserie que creó para TNT y que desde hace un buen tiempo anda en el catálogo de HBO Max, perdida, como la gran mayoría de cosas interesantes en tiempos de plataformas, y esa fiebre por los contenidos. Hablo de “Maricón perdido”.

A través de seis episodios de media hora (25-26 min aprox/.), se cuenta la joven vida de Roberto, el mismísimo Bob Pop, antes de ese seudónimo tan bello. Se narra desde el rechazo sufrido, el bullying y más adelante, a través de situaciones muy fuertes como una violación en terreno público, los primeros síntomas y el diagnóstico de una dura enfermedad. Contrario a lo que uno podría pensar leyendo de qué va esta miniserie, no hay atisbo de victimismo, todo lo contrario, hay una inmersión a un mundo en el que es clave la búsqueda de la propia identidad, llevando consigo una amplia paleta de colores y un tono ligeramente optimista, a pesar de la mierda que le toca vivir a su protagonista.

Bob Pop nos sumerge en un mundo de ensoñaciones, brillos y música, luces y sombras. Y claro, donde hay muchísimo humor y situaciones de auténtico desparpajo. En “Maricón perdido” hay mucho realismo, pero también hay lugar para la fantasía y esa idea de soñar con mundos mejores.

Y como para no parar, está Candela Peña (“Todo sobre mi madre”, “Princesas”, “Te doy mis ojos”, “La boda de Rosa”), que aquí hace una interpretación magistral. Lo que hace es de una locura y una grandeza, interpretando a una madre muy compleja. Una madre que es la envidia de todos los creadores de historias. Es profunda, llena de contradicciones y jamás se vuelve caricatura, algo que por sus características era muy fácil hacer, y aquí radica uno de los grandes logros de la serie. A Peña le acompañan Miguel Rellán como un abuelo cariñoso; Alba Flores (“La casa de papel”, “Vis a vis”), dando vida a una amiga incondicional; y unos más que convincentes Gabriel Sánchez y Carlos Gonzáles, que dan en el punto del humor, el arrojo, el hastío, la ternura y la comedia, porque así está creado ese personaje principal al que interpretan (de adolescente y adulto), al que uno se aferra en esos seis capítulos, y acompaña con tanto respeto y tanta empatía, ¡y tanta lágrima, también!

Bob Pop mira a su pasado para conmovernos en este presente de contenidos mediocres y olvidables, y nos hace un viaje por la vulnerabilidad humana a través de la homofobia, el rechazo, los conflictos familiares, la búsqueda del amor, del sexo y el deseo. También a través del poder de las conexiones sociales.

En su último episodio, mi adorado Pedro Almodóvar se hace un cameo, en compañía de Andreu Buenafuente y Berto Romero, dos humoristas a los que también sigo desde aquí. ¡Ah!, y la serie cierra con el mismísimo Bob Pop y la dulce voz de la cantautora Christina Rosenvinge, sí, la de los subterráneos y tantos discos buenos en solitario. Aquí canta una canción que es todo un himno para nosotros, los maricones. No hay posibilidad de no conmoverse. ¡Vayan a ver! Les va a generar una buena cantidad de arrebatos emocionales.