Dic 17 2013 23:18

Reseña Wadjda, su bicicleta es un símbolo de la opresión

	Por Alberto Duque Rincón
	alberto.duque@cloudmail.com.co

“¿No sabes que las niñas no montan en bicicletas?”

En Arabia Saudita las calles viven llenas de arena, de esa arena amarillosa que se va mezclando con las construcciones y con las personas que han hecho su mundo ahí, en medio del calor y en medio de esa cultura poderosa, pero sobre todo diferente, especialmente para las mujeres. Diferente también para los occidentales acostumbrados a ver a las mujeres de otra forma, no siendo tan fácil ver las duras costumbres impuestas a las niñas en ese país, incluso antes de nacer.

Pero esta película, la primera hecha por una mujer, la directora Haifaa Al Mansour, no es sobre las costumbres árabes, ni sobre la religión, ni el Corán, aunque son parte de la historia de Wadjda. Wadja es una joven con objetivos claros, no permite que nadie le diga qué no puede hacer; si tiene una idea en la cabeza nadie se la va a sacar.

Un día camina de regreso a casa con su largo atuendo negro y ve pasar lo que se convertirá enseguida en su gran obsesión: amarrada al techo de una furgoneta, una bicicleta de color verde atraviesa las calles, vibra con el movimiento de las imperfecciones del pavimento, casi como si estuviese saludando en un desfile, Wadjda la ve y capta su llamado, la persigue entre los autos hasta su destino final, es amor a primera vista, pero, ¿cómo la va a conseguir?, pero sobre todo, ¿cómo va a hacer para tenerla, para que su mamá se la deje tener, (las bicicletas están prohibidas para las niñas, no se les está permitido) y, ¿cómo la va a comprar?

Así comienza esta hermosa película, Wadjda hará lo que sea para conseguirla, incluso participar en un concurso de recitación del Corán (el premio al primer puesto es justo lo que le hace falta para completar el valor de la bicicleta). La película es una brillante forma de su directora de luchar por una igualdad, por tener más libertades, es una forma irónica de conseguir lo que está prohibido justo con lo que se lo prohíbe. Wadjda es un símbolo de esa sociedad opresiva y el valor con que muchas mujeres la enfrentan, por eso los cordones de colores en los tenis, por eso las manillas con colores vivos, por eso la mano dura de la directora del colegio con sus alumnas, repitiendo lo mismo que con ella hicieron; exigiendo, castigando y humillando.

En palabras de su directora, esta película quiere mostrar con una historia sencilla, no solo sus propia experiencias personales, sino la experiencia de muchos saudíes, no poner a las mujeres como las victimas y a los hombres como los villanos, sino a ambos viviendo bajo el mismo sistema, sintiendo la misma presión. Por eso el papá de Wadjda tiene que dejarlas, alejarse de ellas ya que la mamá de Wadjda no puede tener más hijos, y Wadja, desafortunadamente (en mi opinión afortunadamente), es una mujer.

La película fue filmada en su totalidad en Arabia Saudita por insistencia de su directora. De esa forma sería totalmente auténtica, una tarea difícil ya que solo la logística para poder hablarle a los actores en la calle (no está permitido interactuar públicamente) no se podía hacer, muchas veces le tocó resguardarse en los vehículos y dirigir por teléfono y walkie talkies.

El reto para la película fue darle rostros, sentimientos y voces a las mujeres que siempre están cubiertas, mostrando sus alegrías, por ejemplo, cuando están con la mamá en las cocina cantando y bailando, o esa escena en el techo de la casa mientras Wadjda trata de dominar la bicicleta, de aprender a maniobrarla, y la escena final adornada por un cielo con fuegos artificiales donde la mamá de Wadjda le dice: “si en tu mente te concentras en conseguir algo, nadie podrá detenerte”.

La película continúa la carrera por el Oscar a Mejor Película Extranjera y actualmente está en la cartelera nacional.