Ago 18 2011 00:25

Saluda al Diablo de mi Parte – Reseña

	Por Sandra Milena Ríos y José Ubillus
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“Si quiere cometer un crimen en este país más vale que sea en grande”

Por José Ubillus

Los hermanos Juan Felipe y Carlos Esteban Orozco, director y guionista respectivamente, aportan al cine nacional una buena película que se suma al camino ascendente de la cinematografía colombiana. Este thriller que logra atrapar desde su inicio al espectador, cuenta con un magnífico casting: Edgar Ramírez (venezolano), Salvador del Solar (peruano), Patrik Delmac (francés) y el elenco que encabeza Ricardo Vélez y Carolina Gómez. Sus actuaciones son homogéneas y de calidad interpretativa.

Tres años duró la producción de la cinta, donde se expone una historia con la violencia necesaria para pintar la realidad de hechos como el secuestro, venganza, corrupción policial, impunidad y las secuelas de la reinserción.

La banda sonora es adecuada, fue obra de compositores norteamericanos y la Orquesta Filarmónica de Medellín.

Su argumento narra cómo “el diablo” guerrillero desmovilizado, cuyo nombre paradójicamente es Ángel, es raptado junto a su pequeña hija por un millonario que sufrió en carne propia el flagelo de ser plagiado. Ángel es chantajeado y obligado a liquidar a sus ex compañeros, desencadenándose las consecuencias de su letal accionar.

A pesar de que se exagera en algo los primeros planos de rostros, la película es muy interesante. Se puede catalogar como cine de acción, pero también refleja lo perturbador del secuestro y cómo las personas que a pesar de recobrar la libertad, en muchos casos siguen cautivos de sus traumas y resentimientos.

Por Sandra M. Ríos U.
Los hermanos Orozco han demostrado mucha pasión por el cine y en sus dos largometrajes la influencia de las películas de género provenientes de Asia y Hollywood es evidente. Desde un inicio han sostenido que su cine complace al espectador porque ante todo ellos mismos son consumidores del séptimo arte. Sus dos propuestas le han apostado al cine de género manejando claros códigos de la industria más grande y eso los ha llevado a ser reconocidos en toda Latinoamérica.

La primera película, “Al final del Espectro”, representó a mi modo de ver un ejercicio más bien de tipo experimental donde las ganas por mostrar y hacer se quedaron por encima de la efectividad de la película que divagó mucho con su trama. Ese conflicto entre la realización y la historia tiene avances importantes en este nuevo film. Los dos hermanos con Carlos Esteban a la cabeza en la escritura, tiene un guión mucho más claro, es menos enredado, más lineal, sin giros abruptos. La idea que se propuso desarrollar tiene matices siniestros que enriquecen la historia.

Ángel (Diablo en su pasado) y Léder son el vivo ejemplo de los límites oscuros de la naturaleza humana. Son la síntesis de un clásico de clásicos de la literatura, me refiero al “Extraño Caso del Doctor Jeykell y Mr. Hyde” de Robert L. Stevenson. Léder es un exsecuestrado que duró en cautiverio más de 1000 días y además quedó cuadripléjico. Ángel formó parte del grupo que lo secuestró pero se sometió a la “ley de justicia y paz” y ahora es un desmovilizado en búsqueda de oportunidades dentro de la sociedad. Léder siente que su caso va más allá del perdón y el olvido y por eso decide hacer justicia por sus propias manos vengándose de sus raptores.

La complejidad de la doble personalidad, de los personajes grises que difícilmente pueden catalogarse como buenos o malos es lo que retrata este film. Entonces aquí de lo que hablamos es de víctimas de unas circunstancias extremas donde el sistema judicial se queda corto generando impotencia y sensación de injusticia al punto de corromper la mente humana y dañar el corazón.

En esa medida, la historia de Saluda al Diablo de mi Parte es infinitamente universal, no se necesitaba, incluso, mencionar el caso particular colombiano de la “ley de justicia y paz” (1), pero reconozco que le da un toque de más realismo y centra la historia en un punto geográfico y político específico. Entonces como los límites de la naturaleza humana son inciertos, todo se desborda en este film, la maldad (el diablo) ronda y de ahí la crudeza justificada, la sinopsis es clara, es una cinta de venganza que basa su trama en el suspenso y algunos momentos de acción.

La banda sonora creada por el compositor, Jermaine Stegall (acompañado también por el chelista Martin Tillman), es supremamente esencial para mantener activo el interés por la película y se hace más evidente en las partes donde su historia decae a razón de la falta de desarrollar un poco más a sus personajes. Algo que usualmente se logra al restar la carga de escenas con crudeza visual, mostrando más el drama de sus protagonistas, permitiendo así, que el espectador se adentre más en ellos, su pasado y quizás las motivaciones ajenas a la propia venganza que justifiquen sus reacciones perversas.

Los momentos de acción son cuidados y aún cuando en varios de ellos el tratamiento fue en post-producción no le restan credibilidad a la historia (en los efectos visuales participaron estudiantes del SENA). La edición también es destacada y el diseño de arte es especialmente cuidado.

Los actores aportan mucho a la historia, el engranaje es muy bueno y sus interpretaciones sobresalen en especial las de: Carolina Gómez, el peruano Salvador del Solar, Ricardo Vélez y los venezolanos Edgar Ramírez y Albi Abreu.

Aunque a veces da la sensación que la historia sucumbe ante la acción y la crudeza, por tanto, a esa tendencia en pensar mucho en el disfrute del espectador, los hermanos Orozco fueron astutos con el final sin mostrar complacencias de ese tipo en esa parte de la historia.

También lo hicieron al presentar en Colombia una historia de las que suelen catalogarse como violentas pero al utilizar códigos cinematográficos universales (el vestuario, la utilería etc), crearon un aura de inverosimilitud que les permitió llegar al delicado espectador colombiano sin entrar en choques con él dado su tajante rechazo a ver en el cine dramas que retraten la violencia o las crudas realidades. Así que a pesar de ser una película cuyo entorno forma parte de esos temas incómodos, el lenguaje que utilizaron sitúan al espectador en la paradoja realidad/ficción y no, en el de realidad de tipo documental.

Saluda al Diablo de mi Parte es cine comercial colombiano que entrega al espectador eso que exige del cine nacional. Una película de gran factura, cuidada en muchos aspectos. Los hermanos Orozco hacen esta vez las cosas muchísimo mejor pero aún se quedan cortos en el desarrollo de la historia. No obstante, hay que celebrarles las cosas que exploran, la creatividad, la propuesta innovadora para el cine del país, su decidida intención de hacer cine comercial con patrones foráneos pero hechos con rigor y cuidado además de las posibilidades que le abren a la industria del país en el exterior teniendo en cuenta que sin haberse estrenado en Colombia, ya habían logrado la distribución para países latinos, asiáticos y europeos.

Ficha Técnica
Director: Juan Felipe Orozco