May 27 2011 13:21

Triste San Valentine (Blue Valentine) – Reseña

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“Cómo puedes confiar en tus sentimientos cuando estos pueden desaparecer así de fácil?”

Otro comentario en la web:

“De esto es lo que habla Blue Valentine, una formidable película de Derek Cianfrance que se ocupa de los dos momentos más importantes de la relación de Cindy y Dean, de cualquier relación de pareja: el comienzo y el final. Pasado y presente se entrelazan, simbióticamente, para hacernos notar que son una sola cosa, que lo que nos enamora nos distancia, que a quién más queremos un día no querremos verle más la cara”. Andrea Echeverry en www.andreacine.wordpress.com

El Sitio Oficial: http://www.bluevalentinemovie.com/

Se suele decir que la vida es muy corta y que se gasta más del 60% de la existencia en cosas inútiles. Los seres humanos tenemos por costumbre perder mucho el tiempo así que a ¿quién no le gustaría tener una bola mágica que le adelante a uno los acontecimientos y evitarse así muchas molestias? Pero aunque la oferta resulta tentadora para algunos aspectos del diario vivir, de eso no se trata la vida.

“¿Cómo puedes confiar en tus sentimientos cuándo éstos pueden desaparecer así de fácil?”, es la pregunta que la protagonista de esta historia, Michelle Williams, le hace a su abuela quien sabiamente le contesta: “pues sintiendo ese sentimiento”.

Cuando escuché este diálogo casi de inmediato recordé el maravilloso film “Samsara”, la historia de un monje budista que nos enseña que para renunciar a algo primero hay que poseerlo. En el amor nada está escrito y como el resto de las cosas en la vida, este tema también es una apuesta que no sabemos si no la vamos a ganar.

Triste San Valentine tiene la magia de atraer desde sus primeras escenas en donde vemos a Cindy (Michelle Williams) como una madre agotada que debe cumplir con su función de esposa, madre y trabajadora. Desde un inicio se muestra uraña y su actitud contrasta con la de Dean, un padre cariñoso y esposo atento. Pero con la atmósfera que se crea, la paleta de colores que se utiliza, uno puede percibir desde tan temprano, aún sin conocer nada de ellos, que algo anda mal.

Seguramente esta película sería muy distinta si se hubiese contado de forma lineal, así que con saltos en el tiempo (flashbacks) y vueltas al presente, se descubre como esta pareja se conoció, quienes son ellos realmente y porqué al paso de la película, en el presente, descubrimos porque Cindy se ha vuelto un témpano de hielo.

Blue Valentine es una historia tremendamente melancólica, sin el usual “happy ending” pero profundamente reflexiva por su estrecha cercanía con la realidad.

Ella proviene de una familia conformada por padre y madre que le han brindado todo el cariño y comodidad. Cuándo conoce a Dean está estudiando medicina. Él por su parte, no conoce a su madre, no estudió y con su padre muy poco se habla.

Con los convencionalismos en los que nos solemos meter los humanos, muchos podrían pensar que esta era una historia de amor destinada al fracaso tras semejantes antecedentes y aunque la película parece demostrar esa tesis, de lo que se trata aquí es de retratar cuan complejo, errático y díficil de razonar es el sentimiento del amor.

El film avanza: ella trabaja y él ha optado por cuidar a la niña y amar a su esposa. La relación es frágil y cualquier cosa genera una discusión. La razón simple es que ambos entonces se han unido obligados, más bien, por el nacimiento de su hija, pero ambos han escogido vivir juntos con ideales muy distintos.

Así que por mucho que Dean haga un intento por recuperar la relación, yendo a un motel temático, en donde sabiamente el director escogió el cuarto “futurista”, el desamor ya marcó su pauta. Es díficil ponerse en los zapatos de alguno de los dos. Ambos tienen razón y culpa.

El trabajo de edición es impecable y empata a la perfección unos planos con otros, contándonos a gotas porqué se va a llegar su final. Por supuesto, las actuaciones de estos dos personajes, Michelle Williams y Ryan Gosling son sorprendentes. Varios de los diálogos fueron improvisados por un trabajo coral que realizó el cineasta previamente.

Como decía la abuela de Cindy y como decía Tashi el monje budista de Samsara, para renunciar hay que experimentar, para perder hubo que haberse intentado. Muchos temen al fracaso pero lo que no recuerdan o desconocen, es que el fracaso forma parte del aprendizaje de un ser, que perder no es más que el inicio de un despertar y que al perder reconocemos que nada, absolutamente nada, es infinito en este universo.

Derek Cianfrance, su director y guionista luchó mucho por sacar adelante este film de bajo presupuesto y a la final nos regala una historia sencillamente maravillosa, moderna, profunda, sincera, desgarradora, sensible y real.

A mucha gente las películas tristes, tremendamente tristes como esta, los agobian, les baja el ánimo, a mí por el contrario, me inspiran, me hacen sentir viva, llena de emociones, me recuerdan que existe una “verdadera” realidad, alejada de los cuentos de hadas y que además, se puede vivenciar en el cine.

¿Qué tal la escena de la cantada y bailada del clásico “You Always Hurt the Ones” de los Mills Brothers?

Ficha Técnica
Director: Derek Cianfrance
Guión: Derek Cianfrance
Duración: 1hr 22min
Género: Drama
Reparto: Ryan Gosling, Michelle Williams
Edición: Jim Helton, Ron Patane
Música: Grizzly Bear
Dirección artística: Chris Potter
Vestuario: Erin Benach Meghan Monaco, Rachael Ohman, Shelby Saboy, Stephani Lewis
Fotografía: Andrij Parekh
Montaje: Jim Helton, Ron Patane
Maquillaje: Bobby Diehl, Leo Won, Michael Marino
Efectos visuales: Kevin Vale
País: Estados Unidos
Año: 2010