Entrevista a Jessica Beshir, directora del hipnótico documental “Faya Dayi” – Estreno MUBI


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


“Cuando empecé a hacer la película y a través de los años, el documental se convirtió en una historia sobre entrar a un mundo, al laberinto de ese mundo, que implica mostrar todos los lugares a donde te lleva”.

 

La directora mexicana Jessica Beshir se fue con sus padres a Etiopía a los tres años edad, de allá es su padre, pero por causas del regimen comunista de aquel entonces debieron de un día para otro abandonarlo todo y regresar a Latinoamérica, cuando ella era adolescente, una etapa donde los lazos con los amigos y los espacios se vuelven tan imprescindibles. 

Como no hubo tiempo para procesar esa abrupta marcha, quedaron las preguntas y las reflexiones que dieron origen a su primer largometraje documental “Faya Dayi”, una película personal con la cual volvió a conectarse con sus raíces.

“Faya Dayi” habla de la inmigración que se da desde temparana edad, pero lo hace de una manera bien distinta; contando el mito etiope sobre la búsqueda de la eternidad y la conexión profunda que tiene la comunidad de Harar con el khat, una planta alucinógena que consideran sagrada y ha determinado su vida cultural, social y económica.

A lo largo de casi una década esta realizadora documentó el día a día de esta comunidad, generando así una exploración y una inmersión  a esas búsquedas humanas espirituales y esa conexión entre sí y con los espacios, como aspectos definitorios de su existencia. Con ello, se conecta de forma muy original al tema de la inmigración, dando voz a todos los que han vivido – incluido ella misma –  ese proceso de desarraigo.  “Faya Dayi”, entre realidad y fantasía, se cuenta a través de sus personajes tan reales y particulares, pero también a través de su atmósfera y fotografía hipnótica a blanco y negro. 

Esto comentó a CineVista la directora que estrena esta película en MUBI a partir del 10 de agosto:

  • “Faya Dayi” es un largometraje muy personal tuyo, porque querías hacer un proyecto que te conectara con tus raíces, expliquemos por qué.

Nací en México, pero crecí en Etiopía desde los tres años, mi papá es etiope, pero cuando cumplí 16 tuvimos que salir del país, algo que fue cuestión de un momento a otro. Me dijeron que teníamos que salir del país en los próximos dos días. Para ese entonces estaba el régimen comunista, así que fue por cuestiones políticas. Ese desarraigo fue muy doloroso, la verdad. A esa edad, ya tienes tu vida y tus amigos. Nos vinimos a México, de donde es mi mamá.

Huir de un país es algo muy traumático y los padres regularmente no quieren hablar de eso. Este tema es una experiencia colectiva, porque lo he hablado con mis amigos y a ellos les sucede lo mismo. Nuestro padres no quieren hablar de estas cosas. Yo estaba aquí sola, así que te haces preguntas por lo que pasó. Luego me fui a Estados Unidos donde estaban todos mis amigos, que para ese entonces ya eran refugiados políticos. Eso me ayudó muchísimo, porque lograr hablar con ellos, que tuvieron las mismas vivencias, es algo que te sana un poco.

  • La película trata varios temas: habla de una comunidad específica, de la inmigración, habla del proceso completo de la cosecha de una planta milenaria y alucinógena que determina la vida socioecónomica y cultural de esta comunidad, pero a la vez el hilo conductor es toda la mística alrededor de una leyenda sobre la búsqueda de la eternidad y otras cuantas ideas existenciales. ¿Cómo crees lograste encajar todos éstas ideas y no morir en el intento?

Yo creo que sí me morí muchas veces y resucité (risas), debo decirte. Fueron muchísimos años y cuando estás haciendo un proyecto personal, como decías, es difícil seguirlo. Cuando empecé a hacer la película y a través de los años, el documental se convirtió en una historia sobre entrar a un mundo, al laberinto de ese mundo, que implica mostrar todos los lugares a donde te lleva. Hablar de la migración, especialmente la de los niños era algo importante para mí, esa fue la motivación inicial y la que me llevó a hablar de todas esas ideas que al final te llevan a un centro.

“Ella cruzó el mar, nunca volvió. Salir de tu país es algo muy serio” (frase de la película).

La película se rodó a lo largo de diez años, ¿por qué tomarse lo que aparenta ser tanto tiempo?

Por muchas razones. Al principio fue simplemente por falta de fondos, pero después yo me di cuenta, en realidad, que era súper importante el tiempo y agradezco poder haberlo tenido para compartir todos esos momentos con la gente, porque ahí es cuando se empieza a crear ese vínculo, esa confianza e intimidad con ellos. Aparte de todo, el país estaba además en colvusión, es decir, el movimiento oromo inició revueltas en 2015 y eso también me abrió la mente hacia lo que estaba pasando políticamente en el país. Puedo decirte que sin todos estos años que me tomó hacerla, esta película no la podría haber hecho. Creo que habría sido otra cosa completamente distinta.

  • Entiendo que a raíz de ese ambiente político, varios de los personajes que aparecen en la película tenían dudas del resultado final, del cómo serían mostrados y del cómo se verían ellos mismos.

Yo debo decir, sobre todo, que esto fue un esfuerzo de comunidad, que definitivamente fue un trabajo colectivo, a pesar que era yo quien llevaba la cámara y manejaba otros aspectos técnicos. Si bien no tenía dinero, yo tuve a disposición prácticamente esa comunidad al lado mío, conspirando con lo que iba a pasar y fue lo que al final me dio fuerza para hacer la película, porque sino seguramente hubiera sido una historia muy voyerista, como de turista.

“Cuando las personas viven separadas,  nunca se sabe lo que están pensando” (frase de la película).

  • ¿Qué tan intuitivo fue tu proceso, teniendo en cuenta que ésta película se mantiene en la línea delgada entre el documental y la ficción, donde a veces parecieran estar las cosas muy planeadas?

Todo el proceso de hacer esta película fue completamente intuitivo desde el momento de la filmación y hasta la edición, porque era así también una forma de tratar de practicar eso de la confianza hacia tí mismo, de confiar en esa intuición. Cuando estábamos filmando realmente no había un plan, lo único que sabíamos era que en tal día íbamos a visitar tal personaje en su granja y ya. Yo llegaba ahí simplemente a ver lo que iba a pasar. De hecho, esa es una filosofía muy “sufí” que me enseñaron todos los amieris, porque allá es un lugar muy espiritual.

  • Hablemos de la leyenda que es el hilo místico que conduce esta historia.

Ese mito hace parte de la imaginación colectiva y aún está muy vivo y presente en esta comunidad, todo el mundo sabe cuál es el cuento y todo eso. Ellos tienen una filosofía que me sirvió mucho en el rodaje, que es la de no manipular las cosas, permitiendo que todo fluya de manera natural. Nosotros siempre estamos planeando y anticipando las cosas y así olvidamos el ahora, ignoramos todos los momentos que nos está ofreciendo el momento, el hoy. Ellos hablaban mucho de eso, así que traté de seguir esta idea diciéndome: “Vamos a ver entonces qué es lo que va a pasar, vamos a estar con ellos pase lo que pase”. 

“Recuerdos. Ese es todo tu equipaje” (frase de la película).

  • Muy grata sorpresa me resultó descubrir que la fotografía fue hecha por tí misma. Toda esa aura mística de la película ha dependido de este trabajo, en un blanco y negro tan destacado y con tanto brillo.

Fue algo por necesidad. Yo intenté encontrar un productor con el cual pudiéramos tener a un cinematógrafo conocedor de esto, pero al no encontrar los fondos suficientes, debí echarme la fotografía al hombro y me tocó aprender. Fue una cosa hermosa, porque me abrió un camino hacia el aprendizaje de este medio que amo profundamente. Fue un ejercicio para aprender de la luz, de qué es lo que hace la luz, básicamente. 

  • ¿Tu cortometraje “Hairat” tiene algo que ver con éste largometraje?

Totalmente. “Hairat” era un corto de seis minutos que era parte de este largometraje. Como nadie conocía mi trabajo, pensé en hacer un corto que me diera a conocer y así empezar a establecer contactos que me pudieran ayudar a realizar el largo y eso fue exactamente lo que pasó. También lo hice para probar si ese lenguaje cinematográfico que estaba pensando para la película iba a funcionar y lo hizo. Al terminarlo lo mandamos a Sundance y se estrenó en ese festival, así pude conocer a ciertos contactos que me permitieron la posproducción finalmente de “Faya Dayi”.

  • ¿Y ya trabajas en una próxima película?

Estoy escribiendo algunas cositas, pero no hay nada en concreto, en realidad.

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