Feb 23 2012 14:28
Largometraje colombiano Pequeños Vagos – Reseña
Por Sandra M Ríos U | |
Twitter: @sandritamrios |
Pequeños Vagos es un largometraje colombiano resultado de un proyecto de grado de su realizador Carlos Zapata. Su presupuesto, como es de esperarse en un proyecto universitario, de tipo experimental, fue limitado y no excedió los 20 millones de pesos. Sin embargo, tuvo la suerte de contar con Maria Cecilia Sánchez como protagonista y con cameos de Edgardo Román y Julián Díaz todos con recorrido en el cine colombiano. Ahora logra subir al difícil peldaño de la distribución. En carteleras estará a partir del próximo 24 de Febrero.
Con esta introducción ya sabemos que esperar en cuanto a factura y niveles de producción. Se trata de un largometraje que le apuesta al ingenio, la rebeldía y a imponer un subgénero dentro de las películas de serie B, al que su realizador denomina House Movie.
Este subgénero lo que hace es desarrollar toda su historia en un espacio reducido a cuatro paredes, sin embargo, esa terrible sensación de claustrofobia que se consigue en un rodaje de este tipo, no lo relaciona con el cine de terror sino con la locura, la burla y la irreverencia.
La historia es la de tres jóvenes universitarios que viven en un apartamento del que poco salen, gracias a sus vidas paranóicas y llenas de prejuicios. Los tres jóvenes deciden poner en arriendo una de las habitaciones, dejándosela a una mujer (Maria Cecilia Sánchez) que les pone sus vidas patas arriba y arma todo un triángulo amoroso.
Una comedia basada en el absurdo y cargada de muchos elementos, tantos, que te abruman y desconciertan. Cosa que se explica para un proyecto experimental donde lo que deseas, o la necesidad primaria, es la de demostrar talento con todo lo aprendido.
Pequeños Vagos es un film transgresor – por ende no apto para todos -, que se burla de sí mismo, en todo momento nos hace saber que se trata de una historia montada, donde la miseria, lo ordinario, lo inmoral, el descaro, el irrespeto y el racismo son tratados sin tapujos.
La película esta llena de comentarios mordaces, de detalles en su menaje, que se hace imposible resistir la risa, pero también hay excesos y estridencias que identifican a esa tipo de juventud emotiva, llena de delirios.
El resultado en conjunto no se consigue, la película sucumbe al espacio tan reducido (cansa), a las situaciones reiterativas, una sensación de alargue y un final un poco débil que se acerca más al drama. Hay cosas interesantes que este nuevo realizador consigue de forma aislada y que aparecen a modo de referencias en la película.
Buena música en apoyo con la Orquesta La 33. Cine bizarro, con las características del cine de Serie B.