Ago 20 2024 11:17
Reseña “Simón de la montaña” de Federico Luis: Una obra ambigua y portentosa
“Simón de la Montaña” de Federico Luis ha ganado el premio a la Mejor Película de Ficción de la recién terminada edición, la número 28, del Festival Internacional de Lima, una coproducción entre Argentina, Chile y Uruguay.
Por Daniel Ruiz (Twitter: @tatoruiz)
En medio de una salida, Simón (un prodigioso Lorenzo Ferro) y un grupo de chicos y chicas que tienen diversos tipos de discapacidades físicas o cognitivas, presencian una tormenta de arena que parece ponerlos en peligro. Entre ellos se apañan para protegerse un poco. La tormenta parece arreciar. La cámara nos pone en foco a Simón, tomando protagonismo entre el grupo. Parece que él puede llegar a ser una suerte de salvador en un momento que parece complejo y serio.
(¿De ahí el título?) Simón podría entrar en contacto con alguien a través de su teléfono celular y así contar con ayuda externa, pero lejos de verse como un héroe, parece también estar a punto de rendirse. Pierde su celular. Y como los otros, Simón se revela, entonces, igual de vulnerable a los demás. Parece querer aceptar que está en las mismas condiciones de los otros. La escena vendrá a significar mucho cuando la película acabe y empieza uno a armar el rompecabezas.
De hecho, es la escena que me ha acompañado y me ha dado vueltas en la cabeza. Después de ver la película, duré algunos días gestionándola. “Simón de la montaña” me confronta, me cuestiona y hasta llega a incomodarme. ¿Se trata de una película anarquista o humanista? ¿Hay detrás de ella una mirada malévola, quizás corrosiva, o es el resultado de una cultura woke?
En “Los idiotas” (1998), Lars Von Trier, ya constituido como un director provocador, presentaba un relato en el que sus burgueses protagonistas iban contra las reglas de la sociedad de una manera bastante insolente: burlándose de personas con discapacidad intelectual y motriz a través de una imitación que buscaba, además (si mal no recuerdo), aprovecharse de una serie de beneficios que eximía a las personas con esas discapacidades, salvarse de tener que pagar por algunos servicios o ciertos privilegios.
“Los idiotas” de Lars Von Trier estaban creados para joder al otro. La referencia me aparece mucho después de haber visto la ópera prima de Federico Luis, premiada en la Semana de la Crítica (2024) con el máximo galardón, y recientemente ganadora también en la 28º edición del Festival de Cine de Lima (Perú), donde pude verla. ¿Acaso es “Simón de la montaña” una nueva versión de “Los idiotas”?
Volviendo al relato, luego de la experiencia con la tormenta de arena, nos enteramos que el grupo de jóvenes hace parte de un centro de asistencial que trabaja con y para personas con diversas discapacidades. ¿Tiene Simón una suerte de discapacidad? Parece. Nos lo indica los pocos diálogos y esa forma de mover la cabeza. Simón parece dichoso y se mueve con absoluta libertad – y algo de limitaciones – entre los juegos de sus amigos. Las dudas, la censura y el momento Woke aparecen ¿No era mejor trabajar con una persona con alguna discapacidad real?, me alcancé a preguntar.
Una tarde, frente al que parece el director del establecimiento, nos enteramos que Simón no tiene consigo un certificado de discapacidad y eso lo tendría que sacar de aquel centro asistencial. Sin ese certificado no puede estar más allí. La escena es la respuesta a una secuencia francamente compleja. Simón es convencido por su gran amigo Pehuén (un chico con una discapacidad física y quizás cognitiva) de ser cubierto en el baño de las mujeres. Pehuén está en un idilio con una chica con la que ensayaba una versión de Romeo y Julieta. Ambos sienten un deseo sexual. Pehuén entonces pide ser escoltado en el baño para lograr su cometido tras la puerta de la ducha. Simón los observa y los escucha desde el frente, hasta que son descubiertos.
Volviendo a la escena con el rector, el hombre ha decidido llamar a la madre del protagonista, quien parece haber sido descubierto. Más adelante sabremos que Simón no es necesariamente un chico con alguna discapacidad, aunque insiste en usar un audífono amplificador que le regala una de las compañeras del centro, el mismo audífono que se quita apenas ve entrar a su madre en la oficina del rector.
¿Qué es entonces lo que tiene Simón? ¿Qué lo empuja a tener esa necesidad de encontrar un refugio y una posibilidad social en un grupo de personas con discapacidades varias? ¿Es realmente alguien que creció con alguna forma de autismo y supo ver que era diferente? ¿Es realmente alguien que supo descubrir su vulnerabilidad y al que le jode no ser tratado con diferencia, o es un joven que busca llamar la atención de alguna manera y sentirse más “especial”? ¿Es alguien que pide ser reconocido con algo que nadie sabe ver o una suerte de rebelde que quiere trazar sus propias normas? ¿Es “Simón de la montaña” el resultado de medir el pulso de una sociedad cuyas generaciones más jóvenes están desesperadas por encajar en un espacio que no necesariamente les pertenece?
Federico Luis arma un relato que despierta sospecha. Juega con muchas ambigüedades al revelar la vida de su protagonista. Su Simón se comporta de una forma en su casa familiar, pero busca ser otro al estar en contacto con sus amigos del centro asistencial. Intenta engañar al sistema que emite los certificados bajo las recomendaciones de su amigo con discapacidad, mira con detallado interés las muestras de afecto de esos jóvenes del centro al que acude, y empieza a entrar en un idilio con una chica con síndrome de down.
La ambigüedad que despierta la película y la falta de claridad alrededor de las motivaciones de su personaje protagónico es tanto debilidad como su fortaleza. Y digo fortaleza porque es, según como lo veo, la invitación a que sus espectadores piensen (pensemos) sobre lo que propone o sugiere el director, que filma la vulnerabilidad, la humanidad y una suerte de anarquía con una luminosidad abrumadora. Si tanto me cuestiona y me incomoda, ¿es debido a una posible mirada corrosiva de su director, o ¿estoy leyendo la película con un empuje interno totalmente conservador?
No sé realmente si es una película que me guste, aunque eso es lo de menos.Lo que sí de notar, es que es una película potente, con una mirada que me gustaría saber de dónde proviene. ¿Cuál habrá sido la experiencia que tuvo que atravesar el director para hacer esta película a la que sé reconocerle su complejidad? El director de “Simón de la montaña” se erige como un autor al que vale la pena escuchar. Su peculiar mirada, que siento absolutamente distinta a lo que alguna vez vi en el director de “Los idiotas” (pero que me parece interesante traer a colación) lo pone como el gran director de una ópera prima que es desafiante y magnífica. Sin duda, una de las grandes películas del año.
Ficha Técnica
- Dirección: Federico Luis
- Guion: Federico Luis, Tomas Murphy, Agustín Toscano
- Género: Drama
- Producida por: Patricio Álvarez, Fernando Bascuñán, Ignacio García, Carlos Rincones
- Duración: 98 minutos
- Reparto: Lorenzo erro, Pehen Pedre, Kiara Supini
- Cinematografía: Marcos Hastrup
- Música: Hernán González
- Montaje: Tomás Murphy, Andrés Medina
- Países: Argentina, Chile, Uruguay
- Año: 2024