“Empire of Light” – Sam Mendes: “Surgió de la vulnerabilidad que todos sentimos en pandemia”


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


Digamos que, en términos generales, no le ha ido bien a “Empire of Light”, pues se pensaba que sería una de las protagonistas durante esta temporada de premios. Y es, quizás, con esa vara con la que se ha medido una de las películas menos pomposas de Sam Mendes (“American Beauty”, “Spectre”, “Revolutionary Road”) , pero sí su más íntima y personal. Al igual que Steven Spielberg – y otros tantos más-, el galardonado director británico apeló a sus recuerdos, a su infancia y la relación con su madre, para crear una historia que también comenzó a gestarse tras el confinamiento provocado por la reciente pandemia.

Lo que ha realizado Mendes con “Empire of Light” es una obra pequeña, con bajas pretensiones y sí mucha empatía por un tema esencial y agudizado tras el Covid19: la salud mental. La historia ambientada en los años ochenta sigue a Hillary, la gerente de turno de un teatro de cine ubicado en una zona costera inglesa, que lucha contra su diagnosticado trastorno bipolar.

Dice el cineasta que le costó casi diez películas hacer un largometraje que hablara sobre su madre. “El verdadero estímulo para la película fue el hecho de que crecí viendo a alguien desintegrarse mentalmente frente a mí y vi ese ciclo de enfermedad mental. Hillary se basa en mi madre, con quien vivía, y yo era hijo único, así que solo fuimos ella y yo durante esos meses y años de ver ese ciclo. Siempre he estado tratando de encontrar una manera de procesar eso”. Sin embargo, la película es vagamente semibiográfica y ha sido escrita en solitario por él mismo, algo que también ocurrió por primera vez. Todo ese empuje se dio durante el confinamiento, donde Mendes comentó que fue una época en la que todos nos sentimos de algún modo vulnerables y además, temimos por la estabilidad de nuestros trabajos, que en el caso del director no solo está vinculado al cine, que vio como se cerraban por completo sus espacios durante largos meses, sino también los teatros y los shows en vivo.

Olivia Colman, a quien siempre es placentero ver en pantalla, es quien da vida a esta mujer de mediana edad, solitaria, que ha decidido vivir en su propio mundo, encerrarse en sí misma, pasando tranquila, mientras gerencia este teatro, cumpliendo a cabalidad su trabajo, asegurándose que los asistentes vivan una buena experiencia, pero jamás viendo las películas. En secreto mantiene una relación con su jefe, un hombre casado. Querida por sus compañeros, intentan que salga de su coraza, objetivo que solo logran con la llegada del nuevo empleado, un joven afrodescendiente que tiene grandes aspiraciones y vive con su madre, una enfermera. Su vitalidad y buena energía genera en ella un nuevo estímulo que hace que retome el brillo por la vida y se teje entre ellos una relación improbable, en la que cada uno se va descubriendo y destapando sus realidades y fantasmas.

Y cito aquí lo de la raza del joven Stephen, porque Mendes ha querido incluir en esta historia otros dos temas: el de la discriminación racial, recordando a gran brochazo el pasado racista de Inglaterra y el gran disturbio de Brixton, aunque con esto Mendes es casi que anecdótico y no logra, aunque lo pretende, darle fuerza y fondo a este personaje. Lo otro es el de su pasión, el séptimo arte. “El cine, para mí, como lo es para los personajes de la película, fue una forma de evasión de mi vida. A veces la gente dice que la película es una celebración de las películas, pero no es solo eso. Es una forma de mostrar cómo las películas pueden ayudarte a recomponerte si estás roto o si eres un paria”.

En esto de recrear el ambiente de las salas de cine, “Empire of Light” hace un gran trabajo. Mendes muestra con nostalgia – esa que le imprimió la pandemia y la que ha provocado el bajón de espectadores por cuenta de la masificación de las plataformas – ese ritual que amamos tantos de ir a un teatro (como el de los cine en los barrios), de aquellos de la época, con grandes pasillos, con estanterías rebosantes de crispetas y salas encortinadas. Aprovecha y muestra esa mística detrás de la proyección en celuloide y de homenajear el oficio del proyeccionista. Todo esto ayudado por el gran trabajo de cinematografía de Roger Deakins (“Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”, “Fargo”, “Blade Runner”, “1917”).

“Roma” de Alfonso Cuarón fue una película que en parte influenció a Mendes en su idea de hacer una historia con componentes tan personales: “Pienso en algo como ROMA, que es una película muy diferente pero muy hermosa, y era mucho más directamente autobiográfica”. Asimismo, recordó a colegas como los hermanos Coen, Wes Anderson o Paul Thomas Anderson, que escriben sus propias historias. “Definitivamente escribir es mucho más difícil y tengo un nuevo aprecio por las personas que ya admiraba como los hermanos Coen, Paul Thomas Anderson o Wes Anderson, quienes se sientan una y otra vez sabiendo lo que quieren escribir y luego salen y lo hacen. En cualquier película, estás dando pasos que se vuelven un poco más permanentes cada vez que los repasas, en la preparación, durante el rodaje, en la posproducción. Pero cuando esos pasos te llevan de regreso a la casa de tu infancia, arriba, a esa habitación a la que realmente no quieres entrar, no siempre es una experiencia placentera”.

Es una realidad que el guion ha sido el punto débil de esta película, pues Mendes no consigue concretar a sus personajes con fuerza, ni tampoco consumar el romance entre sus dos protagonistas, ni mucho menos hablar de los temas que aborda con más profundidad, entonces la historia se queda corta en una mar de buenas intenciones. Pero aún así, se deja ver sin sufrirla. Lo hace porque Mendes es un gran director, por Colman y el esfuerzo por dibujar a alguien bipolar y, sin lugar a dudas, por el cine, que ofrece momentos bellos (Colman frente a la pantalla viendo en solitario “Being There” (1979), o la sala de proyección llena de imágenes con personajes como Marlon Brando, Jack Nicholson, Julie Christie, Paul Newman o Al Pacino). Y esas buenas intenciones también son más que suficientes para apreciarla. 

En últimas “Empire of Light” habla de personajes rotos y marginados que encuentran en el cine una forma de sanarse. Este es un largometraje apacible que mira lo de la salud mental desde el ángulo de la empatía y ahí está todo su valor.

Ficha Técnica

  • Dirección: Sam Mendes
  • Guion: Sam Mendes
  • Duración: 113 mintuos
  • Género: Drama
  • Producida por: Sam Mendes, Pippa Harris
  • Reparto: Olivia Colman, Micheal Ward, Toby Jones, Colin Firth, Monica Dolan, Tom Brooke, Tany Moodle, Crystal Clarke
  • Cinematografía: Roger Deakins
  • Montaje: Lee Smith
  • Música: Trent Reznor, Atticus Ross
  • País: Inglaterra
  • Año: 2022

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