El Tiempo que Resta – La realidad a la hora de morir




Calificación CineVista:
Título Original: Le temps qui reste
Género: Drama
Director y Guionista: François Ozon
Reparto: Melvil Poupaud (Romain), Jeanne Moreau (Laura), Valeria Bruni-Tedeschi (Jany), Daniel Duval (Padre), Marie Rivière (Madre), Christian Sengewald (Sasha), Louise-Anne Hippeau (Sophie), Henri de Lorme (Doctor), Walter Pagano (Bruno), Ugo Soussan Trabelsi (Romain [Niño])
Duración: 1:30 Min

País: Francia
Año: 2005
 
SINOPSIS
Romain es un fotógrafo de moda de 31 años, gay, egocéntrico y arrogante, que descubre que el cáncer ha invadido su cuerpo. La esperanza de recuperación es prácticamente nula y la muerte cuestión de tiempo. Su primera reacción es descargar su ira sobre sus padres, su hermana y, por último, sobre su novio, al que expulsa del apartamento que comparten. Ninguno de ellos conoce el secreto que explica su conducta. La soledad que siente después le lleva hacia su abuela, primera persona a la que confiesa su enfermedad.
RESEÑA CRÍTICA

El Tiempo que queda es la nueva cinta del reconocido, admirado y prometedor director francés François Ozon que hace parte de una trilogía que inició con la cinta “Bajo la Arena” del año 2001 y que terminará con la historia de un niño, todas enmarcadas bajo el significado de la muerte y cómo afrontarla desde diversas perspectivas, situaciones y ambientes. La primera parte de esta secuela, nos narra la historia de una mujer que va con su pareja a un viaje de descanso pero que después se convertiría en toda una tragedia, dolor, intriga y reflexión cuando el esposo se pierde en el mar. Es decir, en Bajo la Arena, la protagonista desde su condición de mujer, debe afrontar la muerte de forma simbólica pues no existe un cadáver que reafirme tal condición, su esposo simplemente desaparece en el mar sin dejar ningún rastro, es además un ir y venir acerca de cómo enfrentar el duelo por la pérdida de un ser querido. Por su parte en El tiempo que queda, la muerte es propia, no es ajena y le pertenece única y exclusivamente a su protagonista un hombre gay, joven con una fuerte personalidad y que son tres ingredientes que le imprimen mucho interés a este film.

El tiempo que resta o El tiempo de vivir como también se le conoce, goza de aspectos vistos en otras películas importantes en la historia del cine que incluso han sido reconocidas por su mismo director, sin embargo, Ozon ha logrado imprimirle una belleza visual, fotográfica única. Me refiero a una fuerte influencia de películas como “Fresas Salvajes” de Ingmar Bergman del año 1957, “Búsqueda Frenética” de Roman Polanski del año 1988 e incluso reflejos de las historias misteriosas de Alfred Hitchcock. Este director alrededor del tema que nos ocupa, nos compromete con una historia cargada de los elementos disonantes de la sociedad, dejando a un lado los prototipos ideales acerca de la familia, la amistad, el amor, etc. Muestra nuevamente la otra realidad de situaciones comunes para todos como el de la familia y su incapacidad para comunicarse verdaderamente, para citarles tan solo un ejemplo.

La forma como el personaje le corresponde vivir la muerte no permite, a diferencia de sus demás cintas, una doble lectura. Aquí la realidad es escueta y directa. Es notable la forma como el director desmitifica el proceso que vive un hombre enfrentado ante semejante situación, pues es inmensamente real, no vemos en esta cinta el típico cliché en donde la persona que va a morir se despide casi con “resignación” de todos sus amigos y perdona por demás a sus enemigos. Lo que vemos es lo que corresponde a un ser de carne y hueso con problemas de carácter que a pesar de enterarse del poco tiempo que le queda vida no cambia la esencia de su ser. Él confronta la realidad conservando su personalidad natural y con ella lucha por aceptar el final inevitable que le depara. Sin sobreactuaciones, la película nos lleva a un final que conmueve hasta las lágrimas.

El Tiempo de Vivir combina elementos ambientales y físicos que contrastan con el drama de la cinta. Ambientales como la belleza de la naturaleza y la delicia de una playa y físicos como las regresiones a su pasado, especialmente a su infancia. La actuación del protagonista, cantante además, es sorprendente y en eso influyó el cambio físico al que debió someterse. En la primera parte de la película se debía ver musculoso, pero al pasar de la enfermedad que lo aqueja debía verse sumamente delgado y esto se logra ver claramente. La dieta a la que se vio sometido durante el rodaje y la falta de comida, le ayudó a comprenetrarse en su papel y sentirlo como propio. Gracias a esto, la cinta goza de escenas y de muchos diálogos memorables que sobresalen por la forma carnal y humana de asumirlos. A este punto pareciera no ser tan importante la condición de gay que tiene su personaje, pues la reacción que asume frente a la muerte no pareciera ser diferente a la que debiera sentir otro persona cuya preferencia sexual sea otra. Este es un punto al que quería llegar, pues es aquí donde la película falla un poco al incorporar un elemento en cierta medida innecesario. La homosexualidad de su personaje principal es más un ingrediente disociador con el que pretende su director llevar un mensaje oculto a la sociedad, que como aporte en sí al desarrollo de la historia. De hecho es la parte que no logra generalizar la crítica que incluso califica a ciertas escenas como grotescas y explícitas. Yo personalmente no las considero como tal y más bien pienso que el director resuelve el tema con una belleza visual y corporal hermosa, además de mezclarlas en la trama sabiamente.

No es la mejor película pero sí es una buena cinta que nos hace reflexionar sobre todo por la forma tan íntima en la que se exploran los sentimientos, a pesar de un leve problema con el ritmo que hace dar la impresión de ser una película más larga de lo que realmente es.

Lee Comentarios de Otros Bloggers sobre la película

Waldo va al cine dice: “Hay ritmo suficiente para saborear cada escena y posibilidad de desentrañar la naturaleza de cada personaje, cada ser humano representado. Aunque el tema podría prestarse para discursos existencialistas y sesudas reflexiones, el director no cae en aquello..”

El Balón de Bea dice: “La película tiene una atmósfera muy poética y melancólica, el mejor ejemplo de esto es la escena final en la playa. El problema es que Poupaud es muy poco convincente físicamente como moribundo (la comparación que me viene a la cabeza es Bruno Todeschini, que hace una interpretación impresionante y dolorosísima en Son Frere de Patrice Chéreau), y eso acaba siendo un lastre para la película”.


Otras Películas del Director

Película Género Año
5×2 Drama 2004
Swimming Pool Intriga 2003
Ocho Mujeres Comedia 2002
Bajo la Arena Drama 2001
Amantes Criminales Intriga 1999
Gotas de Agua sobre piedras calientes Drama 1999
Sitcom Comedia 1998
 

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