Oct 3 2023 19:01

Feminidad, Feminismo, Amor y Música en ‘Unicornio’: Entrevista con su directora Natural Arpajou

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

‘Unicornio’ no es una película feminista combativa que diga ‘abajo los hombres’.

Tras los multipremiados largometrajes de “Yo niña” y “Libre”, la directora y guionista argentina Natural Arpajou se encuentra estrenando por estos días en la cartelera argentina Unicornio, una película con espíritu libre que habla de feminidad, feminismo, amor y amistad, siguiendo la cotidianidad de cuatro mujeres, de distintas generaciones y condiciones, que viven, luchan y aceptan la vida con todos sus matices y se aceptan entre ellas con sus luces y sus sombras.

Mezclando géneros como el drama y el musical e incluso con cierta mirada documental hacia sus personajes, la música es otro de los elementos narrativos de su historia, que contó con la música original de Julieta Venegas y Lucy Patiné y un tema de Aterciopelados.

Además entre su reparto figuran los actores colombianos Carolina Ramírez (Niña Errante, Ciudad Delirio, Soñar no cuesta nada) y Jhon Narváez (Rebelión, Pájaros de Verano).

¿Qué tanto de cada uno de estos cinco personajes, incluida la narradora, tienen de Natural?

¡Qué buena pregunta para empezar! Todas tienen un poco de mí. Yo creo que todas las personas que hacemos películas hablamos de alguna manera de nosotros. Yo no soy una chica trans, ni una inmigrante colombiana o soy una mujer de 53 años con un amante, ni una niña de 17 que recién se enamora, pero quizás en algún momento pasé por muchas de esas cosas. Alguna vez fui el personaje de Nancy [Duplaá] llorando por un muy mal amor, como una idiota, y soy muy el personaje de Carolina [Ramírez], porque cuido demasiado mi corazón. También fui un poco esa chica que viaja a sus 17 años. Yo me vine a los 16 años de un pueblo a la capital a trabajar siendo menor de edad. Ahora, si bien el personaje de Sofía [Dieguez], que es la chica trans, es por ahí el más alejado a mí, lo que se dio con ella, sobre todo en el rodaje, fue muy fuerte.

¿En qué sentido?

Este personaje en un momento pareciera que tiene relaciones con el novio sin quererlo, como por sentir una obligación de. Nunca me pasó tan extremo, pero sí hasta tener pareja y pensar que uno tiene cierta obligación a cosas y sentirse raro con esa situación. Hoy en día creo que las mujeres estamos diciendo más que “no es no”, que si “no quiero es no quiero”, de verdad.

¿Y qué tanto de cada actriz se adecuó de sí para interpretar a sus personajes?

Nancy de todas es como la que más se identifica con el personaje. Yo había trabajado en “Libre” con Sofía y su personaje lo había escrito medio cliché de lo que es una chica trans. Al hacernos amigas, empecé a entender la intimidad y fui cambiándola. Si bien no es su historia, fui cambiando cosas que me parecían más interesantes de primera mano, que le pasaban a ella con las relaciones, con las parejas, con el amor, con su cuerpo y ahí sí, entonces, ella tiene como una cosa bastante más cercana al personaje. El de Carolina se lo escribí a ella, porque Carolina Ramírez es así y lo escribí conociéndola como amiga. No quiere decir que ella sea el personaje ni mucho menos, pero tiene una energía más de poner ciertos límites. El de Sofía lo reescribí y el de Nancy lo escribí para ella, porque sentía que lo podía hacer.

La película se llama Unicornio, que es una palabra con muchos simbolismos para las mujeres y también en la comunidad LGBTI. ¿Qué significa para la película el título?

Bueno, en realidad, todos esos significados lo fui descubriendo después de haber elegido el nombre, porque tenía que ver más con la frase de ‘el amor no existe’, que el amor es un unicornio, una fantasía. Empecé a investigar y, bueno, existe el unicornio y se llama narval. Yo no lo sabía realmente, entonces eso lo agregué al final como diciendo, sí, el amor sí existe, pero es como un unicornio, no es esa figura tan idílica que tenemos de cuento de hadas, sino que puede tener otra forma, como el narval, que es un unicornio diferente, pero existe.

Hay una palabra que usan mucho ahora y es sororidad. Más allá del tema del amor, ¿crees que la película ronda esa idea?

Sí. Te digo. El amor tiene muchas facetas; está el amor romántico por la pareja, el amor de familia y el amor con los amigos que me parece es uno de los amores más unicornio que hay, porque uno los elige. Con el amor de pareja hay, a veces, muchos cosas alrededor, mucho sufrimiento o destiempo. En cambio con los amigos uno no tiene presión, hay algo que nos deja ser más nosotros. Las mujeres somos muy de hacer comunidades, de estar en manadita, una palabra que me gusta mucho, de juntarse e ir por la vida. Yo empecé a escribir esta película antes de pandemia y la terminé después de todo eso. De esa época me gustó toda esa ayuda que viví en los barrios donde me muevo, de ayudarnos a sobrevivir de la pandemia misma y de la soledad, y charlábamos entre amigas sobre cosas que nos iban pasando profesional y afectivamente. En la premiere de la película, nos agarrábamos en la sala viendo los momentos fuertes, sin planearlo, era como esa cosa de agarrarte a otra chica y cuidarla. Eso de la sororidad es algo que, me parece, tiene implícita esta película.

En ‘Unicornio’ hay unas visiones femeninas y feministas, pero no ataca a los hombres. ¿Fue esto intencional?

Lo feminista se suele asociar con combativo. Yo soy muy feminista, pero adoro a los hombres y sí, esta no es una crítica hacia los hombres, de hecho, ellos también están disfrutando mucho la película y eso es algo muy lindo para mí. ‘Unicornio’ no es una película feminista combativa que diga ‘abajo los hombres’. Cero de eso y, por suerte, la pudimos hacer así. Me haces acordar de algo que dijo la prensa y la gente que ya la ha visto y es que la película es muy femenina y feminista, en el sentido de que el machismo hizo que personas como el personaje de Nicolás Pauls, que es el novio de Sofía, no pueda sentir plenamente su amor por una cuestión social, de que no se lo permiten.

Y en ese sentido tienes una mirada respetuosa y empática sobre tus personajes masculinos. Hablemos de ellos.

Los dos personajes varones son un poco más complejos, por esta presión de amar la familia, o de querer de cierta manera, o de querer a determinada persona, o de no poder amar como quiere, o que ama pero ama mal y le hace daño al otro. Entonces en ese sentido es muy feminista, pero ninguno de los varones es malo, son también un poco víctimas de todo esto y eso a mí me pareció muy lindo.

Esta película tiene algo en particular y es que además de ser multigénero juega con los códigos del musical. Parte de la historia se cuenta a través de las canciones. Hablemos de su estilo y el tono

Yo no he sido tan consciente de esto, pero en todas mis películas, los dos largos y los cuatro cortos, siempre hay momentos donde la gente canta y baila. Para mí eso es muy importante y son escenas, en general, muy importantes dentro de la película. Por otro lado, yo escribo con música, de hecho, cuando empecé a escribir esta, estaba escuchando a Mon Laferte y así se me ocurrió el personaje que hace las uñas. Para mí la música y el cine son maneras de comunicarse y ambas me han permitido dialogar con otras personas. Para esta pensé en Julieta Venegas, porque para mí su música es agridulce y mi película tiene un poco de eso; la gente se ríe y llora. Cuando la conocí y empezó a hacer la música, fue descubrir que las letras tienen mucho que ver con la historia y que todo estaba muy ligado. Ella propuso a Pilar Hernández [coreógrafa] para hacer un tango, porque queríamos que el personaje de Carolina lo bailara, pero que refleja el momento que estaba viviendo. Buscar la música que atravesara a los personajes en ese momento, que fuera una capa más dentro de eso y que cantaran, tambiénes es una manera de expresar. Por otra parte, el final es como una forma de liberación, porque las historias no cierran, y no me refiero a que la película tenga un final abierto, porque todas tienen una conclusión, sino en el sentido que la vida sigue para ellas, así que cantemos. La canción al final de los títulos dice que si hay palabras que te ayudan a vivir, cántalas, lo que significa que la vida sigue.

Hablando de liberación, ¿qué tanta libertad tuvieron las actrices en los diálogos?

No me preguntes por esto. ¡Soy guionista! (risas). ¡Nin-gu-na! Pero con los colombianos tuve alguna licencia. Ellos sí tuvieron un poco más de libertad para cambiar las palabras, por los modismos que tienen y esas cosas, pero mis película son así: Primero guion, después la puesta en escena de las actrices, y todo su entorno, y después la cámara. La cámara es más una observadora de todo eso. El guion para mí es muy importante. De hecho, Carolina y Nancy, que vienen de la tele, tendían a completar los espacios en blanco con palabras y yo les decía ‘Chicas, no. No me expliquen la película, la película la explico yo’. En general, no podían improvisar nada. Eso que parece natural es porque está ensayado el vínculo y están los textos dichos y editados de una manera para que funcionen así. Lo lindo de un guion es que no se note que lo están actuando, que parezca que lo están diciendo por primera vez.

Bueno, eres amante de los perros, como yo, y aparecen los tuyos en la película (risas).

(Risas) Sí, Nina y Coco. Yo agarro perros de la calle acá, no tengo ningún refugio ni nada, pero los agarro los baño, los arreglo y regalo. Si fuera por mí, llevaría a los perros absolutamente a todos lados, entonces en la película aproveché (risas). Hay una escena que no viene al cuento con el resto de la historia, pero una persona entra con un perro a un negocio y hablan que el mundo sería un lugar mejor si dejaran entrar los perros a todos los lugares. Para mí ellos son unos seres muy amorosos y la idea de manada también salió de ellas. Esa idea que las actrices se apoyaran una a otra la saqué de mis perras. La imagen del póster viene de ahí, del concepto de manada que ellas ofrecen.

¿Cómo llegan los actores colombianos Carolina Ramírez y Jhon Narváez a la película?

No sé si es casualidad, pero empiezo a creer más en que las cosas terminan pasando por algo. A Carolina la conocí por primera vez gracias a mi primera película [Yo, niña], cuando compitió en Málaga y nos pasamos el teléfono. En la pandemia, yo empecé a dar clases gratis online de guion, para ayudar al mundo con esa época y Carolina se sumó a las clases y un día habló de la ‘Reina Flow’. Me explicó que era una serie, la busqué y me la consumí durante ese tiempo. Le dije, vamos a trabajar juntas. Al año siguiente ella se muda al Argentina y comienzan a concretarse las cosas. A Jhon llegué por una directora de casting (Ana Isabel Velásquez). Con él pasó algo lindo y es que cuando le mandé el guion, tras leerlo me dijo: “Gracias por ofrecerle a una persona negra un personaje de persona buena. Me estás dando el papel del hombre que todos los hombres quisiéramos hacer”. Él es un gran actor, es un gran ser humano, es una persona hermosa, muy dulce, le dio todo el amor a las escenas y fue la pareja ideal para Carolina.

Para terminar, ¿qué tan difícil fue contar con Julieta Venegas y con Lucía Patiné para la banda sonora y una canción de Aterciopelados?

Mirá, yo soy una locomotora (risas). Yo quería trabajar con Julieta Venegas y empecé a preguntar por su contacto, lo conseguí, le mandé el guion y ella me respondió que quería hacerlo. Fue así de fácil. Lo mismo pasó con Aterciopelados, que es una canción muy importante en la película. Lucy Patiné es la que compone la canción que canta Bimbo, la presentadora de la historia. Nos la recomendó Julieta, porque la pidió como arreglista de sus temas y claro, es tan genia que el resto de la música la compuso ella. Creo que la clave es que la gente suele confiar en mí, porque yo pido abiertamente lo que necesito, soy lo más natural posible, además todos los artistas tienen un montón de cosas, pero también quieren formar parte de otras manadas y colaborar en este tipo de expresiones. No siempre se trata ni de plata, ni de si son o no famosos. Creo que es acercarte a un ser humano, ofrecerle un proyecto y cuando los proyectos son honestos pueden aceptar.