Reseñas Siete Perros de Rodrigo Guerrero – De tolerancia y empatía. FICCI 61




“Siete Perros” de Rodrigo Guerrero hace parte de la sección “Ficciones de Allá” del FICCI 61. Tendrá una segunda exhibición el domingo 20. 

 

Por Daniel Andrés Ruiz Sierra (@TatoRuiz)

Hace unos años atrás era común encontrarse con carteles o avisos que nos advertían de la peligrosidad de un lugar con un “Cuidado con el perro” o un simple “Hay perros”. Hoy en día, de haber lugares con este tipo de advertencia, parece ser más una invitación a sacar el cariño para entregar a estos animales que ya se roban el protagonismo y las prioridades de más de medio mundo. Lo de advertencia de peligroso ya no es un tema, digamos universal, no obstante, lo que sí me parecen peligrosas son las propuestas cinematográficas en las que estos animales en convivencia con humanos tienen una importancia central, un protagonismo evidente. El peligro al que me refiero es al de caer en una película edulcorada, que abuse de la ternura que podría resultar de sumergirnos en una historia de amor profundo entre un ser humano y su mascota, y nos lleve al terreno de lo ridículo, al maniqueísmo y al lloriqueo fácil. Me parece que son los gringos los que tienen una forma de catalogar películas de este estilo: tearjerker. Término fantástico por lo concreto.

Afortunadamente la película del argentino Rodrigo Guerrero no tiene nada que ver con lo edulcorado ni lo ‘tearjerker’. Lo de su más reciente película es un efectivo, concreto y breve viaje a aquello de la empatía, una historia que habla de la responsabilidad de convivir en armonía, completa paz y respeto en espacios sociales, un ejercicio sobre los prejuicios, los señalamientos y el acoso social. Suena peligrosamente pedagógico y algo maniqueo. No lo es.

La película narra la historia de Ernesto, un hombre solitario que vive en un edificio residencial. Tiene un apartamento en el que convive con sus siete perros, a los que evidentemente ama sobre todas las cosas. Ernesto es solitario, tiene una relación lejana con la que parece su única hija, es viudo y habla con algunos pocos vecinos, como Matías o Paula. Otros vecinos son más bien unos cafres que llenan de humo de cigarrillo y cenizas su patio (Ernesto vive en el primer piso), tiran bolsas de basura que incluye pañales y condones usados, y lo obligan a deshacerse de sus perros, a que los lleve a otra parte y no conviva con ellos en su propia casa, y para ello envían a Ernesto a una audiencia de mediación. Un primer paso antes de hacerle una demanda o algo similar.

A Ernesto, que por solitario no quiere decir que sea un hombre amargado ni cascarrabias, le preocupa la situación, y comienza a buscar la forma de solucionar, y no volverse una piedra en el zapato de un grupo de vecinos egoístas y mala clase que son capaces de meter las narices en casa ajena sin apenas inmutarse. Aparte de preocuparlo, la situación parece llevar a Ernesto a la enfermedad.

“Siete perros” es una película mínima que sabe sacarle partido a un estupendo y entrañable Luis Machín con ese personaje que deja notar un amor incondicional y profundo por esa familia canina. Mientras la historia avanza y Ernesto va descubriendo una solución a través de algunos de los vecinos, Rodrigo Guerrero nos va regalando detalles de la vida de ese hombre, pero sin que estas signifiquen grandes promesas dramáticas que hagan avanzar la película. “Siete perros” es un ejercicio en el que nada es absolutamente artificial, todo parece un prudente, sosegado y paciente trabajo de observación que técnicamente está muy bien hecho, con una paleta de colores definida, un trabajo de producción prolijo y un trabajo actoral armónico y completamente realista. Rodrigo Guerrero ha querido traernos una película social sin aspavientos, una pequeña crítica social sin pretensiones ni poses. Guardando las proporciones, me recuerda un poco al trabajo del brasileño Kleber Mendonça Filho, aunque honestamente no es nada demente compararlo con él.

“Siete perros” es realmente un trabajo placentero, da gusto ver una película tan luminosa incluso con un contexto que no lo es tanto. Te saca sonrisas, algunas risas, y también llega a despertarnos auténtica ternura y conmoción. Su final, que no es demasiado elaborado, es simplemente una invitación a repensarse la vida cuando todo parece perdido, a agradecer esos detalles ínfimos que nos hace seguir vivos, y claro, termina uno con un buen sabor de boca, asegurándose a uno mismo que, aunque parezca imposible, es totalmente factible encontrar gente que sume a la vida mientras otros pocos desean lo peor. A esos otros mejor ni gastarles energía. “Siete perros” sacará esa parte luminosa que todos quizás tenemos, y qué bueno que una película haga algo así. Es como una porción de alegría y buena onda que siempre hará falta.


Por Sandra Ríos (@sandritamrios)

El tema de la tenencia responsable de mascotas es un desafío de las urbes donde en pequeños espacios se concentra mucha gente. El tema de las mascotas es un punto fijo para tratar en esas eternas y aburridas reuniones de las asambleas en los conjuntos. Que los dueños permiten que hagan sus necesidades en lugares inapropiados, que no les recogen sus excrementos, que los sacan sin bozal, que atacan y que ladran mucho. Y claro que todas estas cosas pasan en realidad con algunos dueños, pero también hay que hablar de los vecinos bullosos, de los borrachos, de los conflictivos, de los bebés llorando, de los que no quieren ayudar a reciclar, los que nunca cooperan,  y los que por A, B o C motivos dejan de pagar la administración.

El protagonista de esta historia, Ernesto, es un vecino mayor, que parece gustarle la vida en solitario y se acompaña por siete perros, a quien atiende como mucha dedicación y amor. A pesar de ser un vecino servicial, varios del edificio se empeñan en que salga de sus mascotas y si acaso se quede con una.

Como pocas películas, el cuarto largometraje de Rodrigo Guerrero habla de empatía y tolerancia de forma real y acertada. Lo hace porque no imprime más dramatismo y tragedia a la situación, sin apoyarse en actuaciones exageradas, en música melancólica o en mostrar a los otros protagonistas, los perros, en acciones que rayan en la melosería – los muestra igual de reales que a los humanos; tanto con el cariño incondicional que ofrecen, como con sus cosas menos agradables. Los perros salen en absolutamente todas las escenas de esta película siendo lo que son, perros -, y tampoco busca la lástima en Ernesto, un hombre que además le aqueja la enfermedad y tiene limitaciones económicas. Por supuesto él no quiere salir de sus animales, ni está en la capacidad de mudarse, por lo que se ingenia una forma de solucionarlo, intentando dejar satisfecho a todos, incluso y por supuesto, a sus adorados perritos, y encuentra complicidades.

Esta historia pretende más que juzgar las acciones de unos y otros,  comprender lo que implica eso de vivir en comunidad, busca que se entienda esa necesidad  de estar en un constante ceder y aportar para convivir en armonía. Cuando la trama parece tomar un rumbo oscuro, vamos entendiendo que “Siete perros” ofrece todo lo contrario, que es luminosa y lo demuestra con esas pequeñas acciones, con esos mínimos pero significativos actos que esta comunidad va tomando en su cotidianidad.

Es fantástica la forma como Rodrigo Guerrero ha querido hablar de la empatía y tolerancia con un asunto tan controversial como el de las mascotas, se acerca a este con la misma nobleza de estos animalitos. Es grandiosa la forma como ha dibujado el personaje de Ernesto, que se hace imposible incluso para quien odie a los perros no sentir afinidad por él y que ha sido interpretado maravillosamente por Luis Machín.

“Siete perros” no solo es un gran bálsamo, sino una necesidad sobre todo en estos tiempos. En el FICCI pudimos disfrutar hace uno años de ese cuento con gran moraleja de “Buscando a Hagen” y ahora nos presenta esta otra reflexión donde los perros vuelven a ser protagonistas. ¡Qué maravilla!

Si fuéramos jurado del festival, esta iría punteando el premio a la Mejor Película Iberoamericana de esta edición.

Ficha Técnica

  • Dirección: Rodrigo Guerrero
  • Guion: Paula Lussi
  • Género: Drama
  • Duración: 93 minutos
  • Producida por: Rodrigo Guerrero
  • Reparto: Luis Machín, Maximiliano Bini, Natalia di Cienzo, Paula Lussi, Eva Bianco, Paula Galinelli Hertzog
  • Montaje: Delfina Castagnino, Susana Leunda
  • Cinematografía: Gustavo Tejada
  • País: Argentina
  • Año: 2021

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