Nov 22 2012 13:11
Goodbye (Mohammad Rasoulof) – Festival 4+1 – Reseña
El prestigioso cineasta iraní Jafar Panahi, por el que han abogado directores de renombre como Abbas Kiarostami, Robert Redford, OlivierAssayas y Martin Scorsese a causa de su encarcelamiento por reflejar con sus películas la delicada situación de su país, no es el único que sufre los embates de un gobierno que censura la opinión contraria a través su arte.
Esa misma situación la vive Mohammad Rasoulof desde 2010 cuando fue sentenciado a seis años cárcel (condena ratificada a finales del año pasado) por difundir propaganda en contra del régimen. Mientras obtuvo una libertad por pago de fianza elaboró este filme con condiciones igual de limitadas.
Goodbye es una sola palabra que no admite mayores explicaciones. Es descriptiva y contundente como toda la película misma. Despedirse nunca es fácil, regularmente infiere cierta nostalgia o desazón. Así se siente la hermosa y talentosa protagonista de la película, Noura, muy bien interpretada por Leyla Zareh, una abogada, a la que el gobierno le revoca su licencia profesional y lucha con el aislamiento de su esposo que es perseguido por lo que escribe a causa de su oficio de periodista.
Se trata de una película minimalista que confina al reparto a espacios limitados, reflejando la condición austera en la que se ven forzados a vivir sus personajes y la del mismo cineasta. Ella queda en embarazo en el peor momento, en instantes donde lo mejor es hallar la forma de salir como sea del país, pero desafortunadamente siempre son perseguidos, vigilados.
Nora es fría, sumida en silencios y letargos, soportando con estoicismo la restricción de sus libertades, algo que se refleja en el ambiente austero, en los tonos fríos que utiliza el cineasta, en los planos fijos de todo el filme, en la maravillosa ausencia de banda sonora. En un momento, Nora le dice que a su esposo, en un desprendimiento lapidario, que si su bebé es niña le deja a él elegir su nombre.
Goodbye no es una película con final complaciente con el espectador porque la realidad tampoco lo es. Los planos se mantienen fijos en momentos donde uno quisiera saber lo que realmente puede estar pasando. No se trata de mostrar alguna situación obvia, para este cineasta tan descriptivo es la forma de hacer sentir tan vividamente al espectador esa impotencia y ese represión a la libertad (la de ver, la de salir, la de oír). Las libertades básicas.
Insito, el adiós de esta película no es complaciente con el espectador pero así de cruda es su propia realidad. Fantástica y angustiante manera con la que se despide el cineasta mismo.
Este filme fue realizado con la complicidad de su equipo de trabajo, a escondidas, con un bajísimo presupuesto, con una cámara digital de bajo costo (la película tiene buenos aspectos técnicos) y con el trabajo gratuito de varios de los actores y equipo de producción. La película fue boicoteada y vendida en su país al público con otra sinopsis, una falsa.
El cine muchas veces es un acto de fe pero también de valentía, misma que honró Cannes cuando le otorgó el premio a Mejor Director en la Sección “Una cierta mirada” en 2011.
No se pierdan este fantástico filme que pueden ver hoy a las 3 de la tarde en la Cinemateca Distrital durante el marco del Festival simultáneo 4+1.