Mar 2 2013 23:41

Operación E, la película sobre el campesino que tuvo al hijo de Clara Rojas – Reseña

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“Me interné en la selva por riqueza y me encontré hambruna, enfermedad y violencia”

Con una atención mediática se estrena este fin de semana OPERACIÓN E en Colombia, la película española sobre el campesino que debió cuidar al hijo de Clara Rojas, Emmanuel, durante una parte de su largo cautiverio en manos de la guerrilla de las FARC.

El filme fue lanzado en el marco del Festival de Cine de Cartagena tras recibir una aprobación favorable después de más de tres meses de litigio, pero la Procuraduría en apoyo a la abogada y política ha demandado la decisión por lo que su permanencia en cartelera pasado el 8 de Marzo es incierta por ahora.

La película, un largometraje más apegado al género documental, se basa en la versión del campesino que fue contada en un libro (El hijo de la selva) que él mismo publicó mientras cumplía condena en la cárcel por secuestro, rebelión, falso testimonio y fraude procesal. Uno de los productores conoció la historia, lo visitó en la cárcel y adquirió sus derechos.

El Sitio Oficial: http://operacione.com/

El 11 de Enero de 2005 llega a sus manos un niño de menos de un año de edad con serios problemas de salud, a quien la guerrilla demanda a su cuidado y sanación, puesto que conocen que su suegro es un curandero de la zona. Las FARC prometen suministrarle lo necesario para su manutención y según sus declaraciones, nunca le revelan la verdadera identidad del infante.

Así comienza el calvario de este campesino que se ganaba la vida como raspachín (cocalero) del grupo guerrillero, pues el niño cae gravemente enfermo por lo que su instinto de padre (ya tenía cinco hijos y a hoy tiene siete) lo hace enfrentarse a este grupo, poner en riesgo su vida y la de su familia por salvar al pequeño llamado por él Juan David.

Rodada en los llanos orientales, con las condiciones climáticas tan difíciles propias de la región, se rodó siguiendo, casi a palmo, el desarrollo de la historia como se le cuenta al espectador (correspondiéndose en ese sentido, al modo de rodaje del documental).

Es cierto que la película basa su historia por completo en los sucesos del campesino, según su versión, y no directamente en el hijo de la política o de ella misma, cuya aparición en el filme es prácticamente nula. Es más, las escenas que sí se llegaron a grabar de ella por parte de la actriz colombiana Mary Herrera, fueron eliminadas por completo y de hecho ni siquiera aparece en los créditos.

Operación E es un filme que unge como héroe a este campesino de tal manera, y muy seguramente, que al espectador le quedará la sensación de la injusticia no solo por parte de la justicia que lo condenó a cuatro años de cárcel para luego absolverlo, sino también de la propia Clara Rojas que aún no acepta la libertad del campesino y hasta la fecha no ha buscado contacto con Crisanto para agradecerle o compartir detalles de la estadía de su hijo dentro de su familia.

Esto es una de las cosas que supone uno debe de estar desaprobando la ex-secuestrada, como también el hecho de la alegada “ficción” del largometraje. En declaraciones al programa “La Noche”, uno de los productores españoles de este filme, Farruco Castroman, subrayaba que ante todo la película es ficción.

Si bien hubo aspectos que se ficcionaron por necesidades cinematográficas, lo que se vendió como “irreal” es también basado en situaciones reales que han vivido campesinos que habitan en zonas de enfrentamientos. La película en su parte introductoria le aclara al espectador que esta “basada en hechos reales”.

El filme está bien contado, tiene buen ritmo y una buena banda sonora que cumplen en su conjunto el trabajo de apalear al espectador con una historia cruda, cruel y triste donde un tercero, en este caso Jose Crisanto, pierde todo por una causa ajena. Es un caso de una víctima más que ha generado el conflicto armado del país. Una víctima más del desplazamiento forzado a causa de la violencia.

Sin embargo, Operación E no es reveladora en el sentido de contar detalles no sabidos de esta historia del secuestro y en especial la de Clara Rojas por su particular y respetable decisión de tener un hijo en cautiverio. Por esta razón, acude el espectador a una película que hace un recuento de lo que medios nacionales e internacionales contaron de esta dolorosa parte del secuestro y que han ido confirmando o rechazando los propios personajes de este suceso en entrevistas y libros a lo largo de estos años.

Es más bien a través de la vida de Jose Crisanto un modo de visualizar las víctimas anónimas del conflicto y esa intención alcanza a notarse en este largometraje. Los planos son cada vez más cerrados, recalcando la forma como los problemas van acorralando a este campesino y luego se abren, pero no para despejar el panorama sino para mostrar la soledad y la falta de apoyo que ha tenido este personaje. Hoy en día Jose Crisanto no vive con su esposa y está desprotegido por parte de la justicia a pesar de seguir denunciado que continúa recibiendo amenazas por parte del grupo guerrillero.

El encargado de recrear la vida de este personaje es Luis Tosar, quien además es co-productor de esta película con su naciente productora ZircoZine. Tosar no tiene el perfil de un campesino colombiano, en lo absoluto, y mucho menos se acerca al perfil de Crisanto, no obstante, es por él que la película mantiene una carga emotiva y conmovedora importante, y es por él que la historia de Crisanto se hace grande.

El tema de su acento, un total desafío para el actor, no es plenamente logrado en la película, aunque me confesó que vio los trabajos del gran colega mexicano Damian Alcázar donde ha hecho de colombiano (Satanás, García) entre otras estrategias para poder conseguirlo. Se destaca, eso sí, su notorio esfuerzo.

Su compañera, Martina García, encarna a Liliana, la ex-esposa de Crisanto. García consigue un buen papel al meterse en la piel de una indígena de la región, de gran belleza, sumisa y absolutamente maternal. García, en esta ocasión y más que en películas anteriores, lee bien su personaje y se mantiene a la sombra de su pareja. No es que no se destaque, es que así es su papel.

Operación E no es una película memorable pero tampoco es un mal largometraje. Es un filme que reflexiona sobre las víctimas anónimas de la violencia, pero tampoco tiene un carácter de denuncia contundente. De hecho, las movidas de Clara Rojas por impedir su exhibición en el país le ayudan más de lo que puede llegar a merecerse.