May 14 2015 16:46

Reseña Crítica de Mandarinas (Tangerines), ambientada en el inconcluso conflicto entre Abjasia y Georgia

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

“- En el cine los carros explotan.

– El cine es un engaño”.

Se estrena en cartelera una de las nominadas al Oscar 2015 a Mejor Película Extranjera. Tangeries o Mandarinas es una película que habla del absurdo de la guerra. El largometraje se ambienta en el conflicto de Abjasia y Georgia, que si bien es importante entenderlo, no afecta el mensaje universal de esta gran historia.

La ubicación tan estratégica de Abjasia, bordeando el Cáucaso sur, su antigüedad y el petróleo, la han mantenido bajo el interés de sus vecinos próximos Rusia y Georgia (por supuesto también Estados Unidos). La historia cuenta que este pequeño territorio tras ser conquistado por el Imperio Romano y seguir protegidos por Roma tras la caída del imperio, buscó y logró su independencia nombrando sus propios reyes, pero luego cayó bajo el amparo del Imperio Ruso a principios de 1864.

Desde entonces se crearon las primeras tensiones con su otro vecino, los georgianos (también dependientes de Rusia), pero con pretensiones de hacer de Abjasia parte de su país. Poco a poco las relaciones entre ambos territorios se deterioraron, más cuando a inicios de los años treinta se le elimina su condición de par a Georgia y se le incluye como parte de su país, prohibiendo incluso su propio idioma (el abjaso).

Las confrontaciones territoriales nos remontan sesenta años después, cuando Georgia autodeclara su independencia de la Unión Soviética, incluyendo a Abjasia como parte del nuevo país (año 1991), sin reconocerle la autonomía ganada en época de su unión con Rusia. Esa decisión arbitraria produjo un conflicto armado que duró un poco más de un año y es el en que se ambienta la película. Ese choque terminó en un acuerdo que posteriormente condujo al reconocimiento (de facto) por parte de Rusia de la soberanía e independencia de Abjasia sobre Georgia, que no ha sido tenida en cuenta por la mayoría de países del mundo entero. Por ahora sigue siendo un conflicto inconcluso, latente, en donde Abjasia, sigue conservando su estatus semi-independiente.

Tangerines, un hermoso título para hablar de la tierra, se ubica en un pueblo de Abjasia en donde dos campesinos cultivan y protegen su campo de mandarinas. El problema es que son los únicos que quedan ahí, pues los habitantes estonios se han desplazado a sus lugares de origen para evitar así ser alcanzados por el inminente conflicto bélico. Ellos solo quieren salvar su última cosecha y marcharse con el producido, pero antes, caen en el fuego cruzado de dos bandos; uno del lado checheno a favor de Abjasia; y el otro del lado georgiano. Dos hombres, de bandos opuestos, quedan mal heridos y son inmediatamente recogidos por Ivo (grande actuación de Lembit Ulfsak) y llevados a su casa.

Las tensiones de ambos al ir recuperando su salud no se hacen esperar, pero la sabiduría de un hombre del campo, con años encima y pérdidas irreparables, lleva a estos dos enemigos a despojarse de sus velos políticos y religiosos y reconocerse como dos iguales. En eso radica la gran virtud de esta sencillísima película dirigida por Zaza Urushadze, un cineasta georgiano que tiene el claro y honesto punto de vista sobre lo absurdo de la guerra.

Algunos tildan de ingenuo este largometraje, lo dicen por la simpleza ya citadas de su historia y mensaje, además el descuido en la credibilidad de ciertas escenas, que en todo caso, no son tan graves, porque lo que predomina es la figura y fuerza de un protagonista que no presiona un cambio entre sus huéspedes “enemigos”, sino que deja al tiempo, al espacio y la convivencia que hagan su obra. Su moraleja deja en claro que en la guerra todos pierden y sembrar el odio solo sirve para perpetuar el conflicto. Alguien debe siempre ser la chispa que provoque el cambio.

Tangerines estuvo nominada tanto en los Globos de Oro como en los Oscar, una película muy recomendada por su mensaje, por su carismáticos protagonista, por no ser densa y por su historia cálida, a pesar de ambientarse en un conflicto bélico.

Director: Zaza Urushadze
Guion: Zaza Urushadze
Duración: 87 minutos
Género: Drama bélico
Reparto: Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Mikheil Meshkhi, Giorgi Nakashidze, Raivo Trass
Música: Niaz Diasamidze
Cinematografia: Rein Kotov
País:. Estonia, Georgia
Año: 2014