Feb 17 2014 00:00

Reseña de Philomena, melodrama británico a modo de denuncia

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

La iglesia católica, específicamente en los conventos donde residían las monjas o hermanas, se encargaban de temas como el de la adopción de pequeños. Más que ser un tema de autoridad legal, era un tema de autoridad religiosa que terminaba imponiéndose sobre lo demás. Eso no solo era un tema de vox populi en Irlanda donde ocurrió la historia en que se inspira esta película.

En un convento de dicho país, de fuertes creencias católicas, una jovencita fue dejada en el convento por sus padres y tras un romance quedó en embarazo, siendo considerada una mujer indigna. La época: inicios de los años cincuenta.

El hospedaje en la institución religiosa junto a su bebé fue pagada con creces debiendo cumplir con labores no gratas y largas jornadas, mientras se les infundía el amor a Dios y la necesidad de expiar los pecados. Al poco tiempo de nacido su hijo, al que llamó Anthony, fue dado en adopción sin ningún permiso. Así sucedió con varias de sus compañeras que debieron vivir con el dolor de no volver a saber nunca más en sus vidas de sus primogénitos. Se supo después que la mayoría fueron a parar a familias adineradas en Estados Unidos.

Philomena Lee es la mujer a la que le ocurrió la historia, y quien después de 50 años de mantenerlo oculto, decidió contar su secreto a su hija y a proceder la búsqueda, misma que realizó con un periodista retirado de la BBC y con quien lograría finalmente dar con el paradero de su pequeño. Los resultados de su búsqueda son contados en la película.

La dama Judi Dench es la actriz británica que encarna a Lee, mientras que el productor Steve Coogan interpreta al periodista. La historia de cómo se conocen, su relación a medida que iban buscando rastros de Anthony, ocurren en medio de situaciones que se mezclan con la comedia y el drama.

Ambos actores no llegan a un nivel superior (muy por debajo de las excelentes actuaciones que se vieron el año pasado), a pesar de ser un film de pocos personajes, y que, aunque están centrados esencialmente en ellos dos, no logran del todo una química verdadera y natural. Hay cierta rigidez en ambos y una distancia demasiado respetuosa por Coogan.

Coogan además co-adaptó el guión que tiene un tono que raya en la novela melodramática, con resoluciones evidentes y un ritmo muy plano, soso de hecho. Si sus intenciones y las del director, Stephen Frears, eran además denunciar otro de los pasados oscuros de la Iglesia Católica, tampoco lo consiguen con contundencia; las monjas, las villanas del film, en este caso, no hacen apariciones sólidas y se quedan más bien en los estereotipos.

Philomena pudo ser un film para aterrarse por lo que significa un caso terrible de adopción abusiva de niños y de madres a los que nunca se les dio la oportunidad de tener noticias de ellos. No obstante, se queda a medio camino entre la denuncia, el drama, la comedia y una historia inspiradora. Es una película que da a conocer una historia de la vida real, que sin duda vale la pena conocer, pero sin la fuerza para hacer de ella uno de aquellos largometrajes perdurables en nuestra memoria.

Philomena Lee hace parte de un proyecto que lleva su nombre y que busca en la actualidad que el gobierno les permita ver los registros para saber dónde fueron llevados los niños de otras madres con igual caso.

La película ganó ayer un premio BAFTA a mejor guión adaptado, acumulando casi una veintena de galardones y más de 70 nominaciones.

Ficha Técnica