Oct 28 2013 10:42

Todos se van de Sergio Cabrera: Visita al rodaje [Set de Fotos]

	Por Sandra M Ríos U
	Twitter: @sandritamrios

Fotos: Andrés Cordoba
En un paraje privado del acueducto de Sopó, a las afueras de Bogotá, la capital de Colombia, desde antes de las siete de la mañana se dispone la producción a iniciar un nuevo día de rodaje; en realidad son de las últimas locaciones en las que se filma la nueva película de Sergio Cabrera, Todos se van, una adaptación de una novela cubana escrita por Wendy Guerra que narra sus propias vivencias en la época de la consolidación de la revolución.

A mi llegada ya habían un poco más de dos horas de rodaje. La finalidad: rodar la escena 55, ambientada en Escambray (una de las sierras en Cuba donde ocurre una etapa importante en la vida de la protagonista). En la escena podemos ver a Nieve, (una pequeña de 9 años), esperando, en una parada de bus junto a su padre (Abel Rodríguez), un amiguito (Mateo “Teo” Giraldo, el del Factor XS) y la madre de este (Indira Serrano), la llegada del carro lechero que los llevará a la escuela.

El espacio ha sido intervenido: una bandera cubana ha sido puesta, la parada de madera construida, y la casa que se ve al fondo ha sido pintada, añejada y tiene pintada en sus paredes una de las frases más populares del poeta y fundador del partido revolucionario cubano, José Marti: “Ser culto es el único modo de ser libre”. Esta es una película de ambientación que recrea la época de los ochenta, etapa de la niñez de su protagonista.

La escena no tiene mayores diálogos: Nieve está con su padre en la parada y llegan su amigo y su mamá. Al momento aparece el camión a recogerlos, se despiden y la pequeña junto a los niños y su padre se van. Pero la grabación no resulta tan fácil como describo la escena; el sol no ayuda (sale y se esconde con rapidez) y todo el tiempo hay paso de aviones y avionetas que interfieren notoriamente con el rodaje. Además de eso, hay una obra cercana que se cruzó inesperadamente con la programación de este rodaje, por eso la palabra “corte” se escucha una y otra vez. Muy rápidamente pasamos de la escena 55, toma 1, a la 6, la 7, la 8, y otras tantas más. 50 millones de pesos diarios se invierten en esta adaptación.

La historia
La escritora Wendy Guerra le tocó vivir plena época de la revolución, lo que transformó su niñez y la forma de pensar. Esas vivencias es lo que narra en su libro a modo de bitácora, que a su vez es dividido en dos etapas: la infancia y la adolescencia. En la primera etapa de su vida se centra la película y la lucha de sus padres por lograr su custodia.

El libro llegó a las manos de Sergio Cabrera en un cumpleaños. “Yo lo leí y me encantó”. Fue tanto el gusto del director colombiano por la película que se la recomendó a varios amigos, entre ellos Laura Martel con quien terminó co-escribiendo el guión y el famoso actor cubano Jorge Perrugoría, que lo conectó con Wendy Guerra. Pero realmente fue la esposa del cineasta, quien terminó por convencerlo de retomar su carrera como director de cine tras nueve años de ausencia. “Mi esposa me vio entusiasmado con el proyecto, entonces a escondidas mías negoció con la agencia literaria que representa a Wendy, compró los derechos de la novela y me los regaló”.

El reparto
Todos se van se planeó inicialmente para ser rodada en Cuba, pero el régimen cubano tiene muchas restricciones, por lo que se debieron cambiar las locaciones a Colombia y reestructurar con ello el guión. Casi por completo los actores son cubanos, a excepción de Indira Serrano, quien interpreta a Shela. Serrano la describe como “una mujer madre de un hijo, idealista, guerrera, buena, que tiene un peso fuerte en esa parte de la historia porque está enamorada de Manuel y protege a Nieve cuando toca protegerla”.

El tema de trabajar al lado de niños no es novedad para esta actriz barranquillera. “Desde que inicié mi carrera he estado siempre involucrada con niños; o soy la mamá, o la hermana, o la tía, siempre he tenido trabajo con niños y me fascina trabajar con ellos, porque tienen una versatilidad, una naturalidad increíble, y además te retan constantemente al obligarte a ser real, porque ellos no aceptan mentiras y te obligan a tener mucha concentración pues debes inspirarlos a que se mantengan en ese estado”.

Pero el desafío mayor para Indira está en simular un buen acento cubano. “Me he dejado guiar por mis compañeros cubanos. Para mi este tema es una gran responsabilidad, no quiero que salga como un cliché, que se note forzado. Ha sido un trabajo completo durante el tiempo de las escenas”. Esta actriz al igual que el resto del reparto, participa por primera vez en un proyecto de Cabrera y resalta la flexibilidad que le ha dado el director a la hora de improvisar. “Sergio me ha permitido la libertad de crear y ponerle cosas a mi personaje y eso es muy rico. Este es un personaje difícil, en el sentido que no tiene grandes momentos, o espacios para crear esa simpatía con el espectador, pues Shela se mantiene siempre muy neutral, muy contenida”.

Entre tanto, Nieve, la protagonista, es interpretada por la niña Rachel Mojena, quien por primera vez sale de su país, acompañada de su madre. Las maratónicas y extensas grabaciones la mantienen activa. En un punto de aquella escena 55, en una toma de la que ya a ese punto había perdido la cuenta, se pronuncian finalmente las dos palabras esperadas y triunfantes de la jornada: “Corte. Queda”, y Rachel se acerca entusiasmada al director a preguntarle cómo lo había hecho y a pedirle que si ya podía hacer lo que quería. Traer a esta pequeña no fue fácil para la producción. Les llevó un buen tiempo y varios trámites burocráticos para conseguir el permiso laboral limitado de la pequeña.

El padre de Nieve es interpretado por Abel Rodríguez, reconocido actor cubano, radicado en Colombia, quien hace su debut en el cine, con un personaje complejo; un hombre que libera con el alcohol la tensión que le produce el saber que ha perdido a su esposa y posiblemente pierda a su hija. “Esta es una historia cubana, en una época significativa para nosotros”. Así lo explica Rodríguez, quien ha logrado una química especial con la pequeña Rachel. “Yo soy cubano y de cierto modo hay esa cosa filial, un cariño. Esa relación de padre e hija se ha trasladado a la vida real, de hecho por fuera del rodaje ella me dice papá”.

Rachel y su madre

En Rodríguez recae una carga emocional fuerte e importante que construyó de la mano con Cabrera, alejándolo un poco del personaje literario. “Manuel psicológicamente es un tipo intelectual, borracho, agresivo, cerrado en su mundo, que le duele la pérdida del amor de su vida”.

Finalmente, está la actriz Yoíma Valdés, residente en España, quien hace de Eva, la madre. “Eva, es una mujer de unos valores muy firmes, que ha creído y cree en la revolución”. Esta es su primera participación en un largometraje colombiano. “Yo no conocía Colombia y está siendo una experiencia muy bonita, porque es de Sergio, pero además, es un reencuentro con varios actores cubanos”. La película inevitablemente les toca sus emociones y opiniones sobre la cuba castrista porque ellos mismos o sus familias han vivido lo que ha sido el triunfo de una revolución, cuyo sistema perdura hasta el día de hoy. “Yo viví una experiencia negativa con este tema en aquella época. Para quienes no estábamos de acuerdo con la revolución te hacían mitines de repudio o te metían en campos de concentración”.

El próximo mes ya inician la etapa de post-producción y esperan tenerla lista para el mes de febrero, época en la que comienzan una serie de festivales como la Berlinale, el de Cartagena y Guadalajara. A cartelera estaría llegando en el mes de Marzo de 2014.