Entrevista a Alejandro Landes director de Monos, ganadora en Sundance del Premio del Jurado


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


El director, guionista y productor Alejandro Landes se aventuró en su segundo largometraje de ficción, y el tercero de su filmografía (con Cocalero), con una historia de guerra sin tiempo y espacio determinados, pero con elementos reales que permiten una reflexión entre incómoda y descarnada de la violencia y muy especialmente de los temores hacia ella.

Monos es una historia también sobre la juventud, que en medio de esa búsqueda fresca, alocada y sin norte fijo de la libertad, pierde el rumbo y se adentra en salidas sin escape, en terrenos oscuros.

 

Con Monos – una banda de ocho adolescentes que permanecen en un lugar remoto, libres y solitarios, mientras deben cuidar a una prisionera y una vaca dada en préstamo -, se deambula entre la realidad y la ficción, entre lo real y lo onírico, mimetizándose entre varios géneros, proponiendo así una narrativa, por lo poco estimulante, sobre la guerra y los conflictos armados. Cuando a estos chicos se les muere la vaca, abandonan el lugar y se internan con la secuestrada en la selva espesa, lo que los conduce a una implacable lucha interna de poderes, miedos, incertidumbre y supervivencia.

Rodada enteramente en escenarios naturales, entre ellos el Páramo de Chingaza y el cañón del río Samaná en Antioquia, la película logró la importante cantidad de efectos visuales y especiales al ser una coproducción entre ocho países que derivó igualmente en la participación de la actriz estadounidense Julianne Nicholson (como la rehén Sara Watson), quien tuvo una fuerte preparación física y emocional, y la musicalización de Mica Levi, compositora nominada al Oscar por “Jackie” de Pablo Larraín.

La propuesta narrativa hipnótica de Monos, llevó a Landes a inicios del año a ser seleccionada en Sundance y Berlinale, de donde se trajo, de la primera, el premio especial del jurado en la categoría World Cinema Dramatic. A estos festivales viajó con parte del reparto, que a excepción de Nicholson y Moisés Arias se integra por actores no profesionales. La recepción de Monos en ambos eventos fue excepcional, con críticas que la listaron entre las mejores películas vistas. 

Antes de su llegada a la cartelera colombiana, la película participará de la muestra del cine colombiano del Festival Internacional de Cine de Cartagena que inicia el próximo 6 de marzo. 

  • ¿Quiénes o qué son los monos?

Monos viene del prefijo griego de solo, de solo uno, y es en realidad una banda de hombres y mujeres donde hay una gran hermandad y este combo es el verdadero protagonista de la historia. Yo creo que se trata de una película donde cada pieza, cada personaje dentro de este grupo, es importante y tiene sus características particulares, pero el protagonista es la cuadra completa. Su nombre de guerra, su alías y código es monos.

  • ¿Cuáles fueron las fuentes de inspiración de ésta historia?

La historia nace de varias cosas: una, es un deseo de abordar el conflicto de la adolescencia en el que uno desea pertenecer a algo, con lo que está pasando en el país. Yo veía venir este momento en el cual nos estamos haciendo muchas preguntas, mismas que nos hacemos en la adolescencia; el quién soy y el qué quiero ser. También vino de libros que me tocaron en el colegio como “El señor de las moscas” (de William Golding) y “Corazón de las tinieblas” (de Joseph Conrad). Por supuesto, después de Porfirio, que está centrado en un protagónico único, un hombre de 50 años en sillas de ruedas que estaba experimentando el cuerpo como la cárcel, yo quería dialogar con algo distinto, con estos cuerpos en movimiento que tienen toda una vida por delante.

  • ¿Qué fue lo más complejo de hacerla? ¿Componer una historia con tantos personajes o la realización?

Es una gran pregunta porque es un poco de todo. Por un lado hay algo formal de coquetear con un género, que es el de guerra y aventura, desde la idea de una guerra vivida desde la retaguardia, entonces creo que estás dialogando con un género de películas que existen en unas obras importantes como la rusa “Come And See” (película soviética de Elem Klimov) o “Apocalypse Now” (película de guerra épica de Francis Ford Coppola). También fue compleja porque el verdadero protagonista no es uno solo, entonces la película tiene en su lenguaje un punto de vista fluido para crear la idea de lo que todos queremos, es decir, un grupo, un parche. La realización sin duda fue otro elemento, porque tienes además animales, locaciones remotas, efectos visuales y especiales y una mezcla de actores de trayectoria con otras que no habían actuado en su vida.

  • A propósito de la referencia ciertamente clara a Apocalypse Now, yo también tuve un par de escenas que me recordaron a “Gomorra” de Mateo Garrone, por la fiereza de esos jóvenes y su espíritu de libertad y desinhibición.

Claro, creo que te refieres específicamente a esa escena en la que los personajes están en calzoncillos disparando y reventando cosas. Me encanta que lo menciones porque indudablemente el espíritu de esa escena y de esos chicos me parece que alimentan y son parte de lo que es Monos.

  • Porfirio y Monos son películas que abordan problemáticas sociales y conflictos del país. Señalemos lo que en sí las hacen distintas.

En el caso de Porfirio estás hablando casi desde una concepción católica del cuerpo como la cárcel del alma y finalmente exploras y humanizas un acto de extrema violencia y es poner dos granadas en un pañal y secuestrar un avión para hablar con un presidente. Es como una especie – real-, de “El coronel no tiene quién le escriba”, pero con un final que cambia, de un hombre esperando su pensión. En Monos, la violencia se aborda de una manera escalofriante, pero de una manera que aterra incluso al ejecutor de esa violencia, y eso te separa de la violencia que parece gore o divertida. Eso es lo que hemos visto mucho en el tratamiento de la violencia en el país, que hay veces cuando se narra en series u otras propuestas, se hace de una manera casi gloriosa.

Porfirio es una película muy rigurosa, en la que la cámara todo el tiempo estaba a la misma altura, es una cámara estática, dando la sensación de restrincción como el cuerpo de su protagonista. En cambio en Monos, el lenguaje cambió por completo. Hay muchos movimientos de cámara y no hay ningún tipo de rigidez. En Porfirio no hay música, en cambio acá en Monos sí está, a pesar que yo soy muy sensible a la música porque creo que tiene que tener mucho propósito, porque no me gusta sentirme manipulado, ni que se sienta como una especie de colchón. La identidad sonora de Monos está muy marcada, escuchas desde unos grandes silbidos y vientos, percusión o sirenas que parecen sacadas de un club de Berlín. Sin embargo, la película en sumatoria no tiene más de 20 minutos de musicalización, entonces es muy curioso que Monos genere tanta emoción y lo haga con tan poco.

  • ¿Y cuáles consideras que son los elementos en común entre ambas películas?

El punto de encuentro en ambas es que hay una tensión fuerte entre lo que es real y lo que es ficcionado, lo que genera tal vez un hiperrealismo y una búsqueda de innovación y de frescura, pero no como un ejercicio frío, sino porque creo que hay mucha emoción en la forma.

  • ¿Cuál fue la búsqueda de la película que apuesta a mirar el interior de una guerra pero sin particularizar?

Creo que buscamos una escala en la película y como dices, a pesar de no tener una fecha ni lugar específico, tiene una gran intimidad. Yo siento que se siente épica en su tamaño.

  • ¿Cómo lograste esa forma distinta y estimulante de retratar la guerra, donde por un lado está esa juventud alocada y por el otro los conflictos la violencia armada en sí misma?

Por una lado, en una parte se mezcla el conflicto interno de la adolescencia, no en un sentido de la lástima, porque de hecho estos personajes en la película los ves cumpliendo un sueño, un sueño de libertad. Los ves cumpliendo el deseo de irse con su grupo a un lugar donde nadie les diga qué hacer, que es en sí un sueño muy de la juventud, pero a la vez también es una película que refleja lo que es un momento complicado de la vida, porque por un lado quieres estar muy acompañado o pertenecer a, pero por el otro, también deseas estar solo. Es ese conflicto interno el que hace espejo con la guerra, donde desconocemos todos sus frentes. En guerras como la nuestra o en Siria, por ejemplo, los frentes se fragmentan y entonces lo que queda es una gran bruma, se torna difuso distinguir entre unos y otros. La película también es un poco fantasmagórica, tiene por ahí unos fantasmas de la historia.

  • ¿Y eso traducido al lenguaje cinematográfico?

Creo que busqué la idea de soñar despierto. Creo que el buen cine, o mejor, el cine que a mí me llama la atención es un cine que apela a una historia y por eso en la película sigues el trayecto de este grupo. También apela a tu subconsciente. Creo que los elementos fantásticos que tiene son muy oníricos y en esa mezcla donde sigues una lógica se torna un poco delirante como la guerra misma.

  • Es interesante lo que mencionas porque parte de la incomodidad que el ritmo psicológico transmite es esa sensación de deconstrucción, entonces la historia nos va metiendo en un universo que va perdiendo la frescura de la juventud,  donde todo deja de ser tan evidente y se vuelve turbia y delirante.

Sí, la película llega a un punto donde empieza a delirar. Es una película que comienza como a desbaratarse. En eso que mencionas tiene que ver mucho el tratamiento sonoro. Yo creo mucho en este idioma que hemos venido hablando unos 120 años, que es el cine, y creo mucho en dialogar y aportar a ese lenguaje, por eso en esta película se habla de géneros. Monos tiene de esas películas referentes de guerra, pero también de las “coming of age”, sin embargo, dialoga con esos géneros, pero a su vez es su propio lenguaje. Creo que al final, la película te puede gustar o no, pero no lo has visto antes.

  • Siendo una historia atemporal, llegamos a lugares comunes y sin embargo Monos se siente novedosa en el tratamiento del conflicto armado.

Me encanta que me toques este punto porque mucha gente dice que Colombia tiene historias tan bonitas y paisajes tan bellos, que tienen que haber ahí unas historias. Para mí no se trata de lo que se cuenta sino el cómo se cuenta lo que genera algo totalmente nuevo y que a su vez sea o se sienta muy real. Me tocó mucho la fibra, y tú estabas ahí en esa función privada, el hecho que un periodista que ha cubierto la guerra por más de diez años, me diga que no había visto hasta el momento algo que se sintiera tan cerca a lo que él le ha tocado registrar.

  • No es fácil darle un toque realista a una historia, de momentos entre lo  documental y a su vez volverla muy cuidada y estilizada.

Creo que ahí hay una gran tensión, entre el asunto del naturalismo y la estilización. Cuando tu logras algo que se ve tan estilizado y en otros donde hay tanto naturalismo, se genera una especie de suspensión, una sensación de no creer.

  • Como Monos está llena de contrastes y eso hace parte de lo mucho que va mutando la película es minimalista a pesar de verse compleja y sobrecargada de elementos.

Yo creo que sí, es minimalista pero tiene cierto monumentalismo, porque los escenarios son monumentales, son naturales, los gestos son grandes, los lugares son grandes, así como la piel y la fisicalidad, porque en ella hay también una cierta exploración de lo táctil.

  • Si bien la película no sitúa la historia específicamente en Colombia, tiene temas que nos tocan: la continuidad del conflicto, los desertores en medio de unos acuerdos, los miedos, la incertidumbre. ¿Cuál crees que es la reflexión que genera la película al final de todo?

Yo creo que la película narra los grandes miedos que tiene mucha gente después de la firma de la paz, al creer que después de ella se quedarán muchas bandas, como los Monos, armadas. Eso lo vemos muy bien al final cuando vemos a uno de sus personajes, a Rambo, volando sobre la ciudad y nos encara frente a la cámara como preguntándonos “¿ahora qué vas a hacer conmigo?”, que es un cuestionamiento que yo no intento responder, porque para mí Monos es parte de una conversación, no de las respuestas o la solución.

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