Entrevista Marco Mühletaler y Josué Méndez: Cine Peruano y Latinoamericano la médula del Festival de Cine de Lima


Por Daniel Ruiz,  (Twitter: @tatoruiz), acreditado por CineVista para el evento

El 10 de agosto inicia uno de los espacios cinematográficos más importantes en Perú, el Festival de Cine de Lima. Conversamos con su director general, Marco Mühletaler, y Josué Méndez, su director artístico. Ambos totalmente ilusionados con esta nueva edición, que supone el reencuentro presencial -sin restricción alguna- del público con las películas y sus creadores.

En el 2021 el festival fue enteramente virtual, mientras que el año pasado hubo una versión híbrida en la que la presencialidad tuvo sus limitaciones. Este año los espacios virtuales están dados exclusivamente para la selección de películas peruanas, permitiendo que puedan verse en todo el territorio nacional. También serán virtuales varios de los encuentros y charlas con invitados, pues podrán verse vía streaming.

El festival, que funge como una suerte de hogar y refugio para ver lo más reciente del cine peruano y latinoamericano, está próximo a llegar a sus 30 años. Este año la edición número 27 tendrá en su haber una programación de más de 85 obras entre largometrajes y cortometrajes.

Durante estas 27 ediciones, el Festival de Cine de Lima (ver programación) ha pasado películas tan importantes como “Martin (Hache)” de Adolfo Aristarain, “La ciénaga” de Lucrecia Martel, “Machuca” de Andrés Wood, “Ciudad de Dios” de Fernando Meirelles y KátiaLund, o “Amores perros” de Alejandro González Iñárritu, solo por nombrar algunos pocos títulos inolvidables del cine de la región.

  • En una época en la que las plataformas ganan mucho terreno y seguidores, y la gente se ha acostumbrado a ver el cine desde sus casas, ¿cómo hace un festival para atraerlos, estimularlos y llevarlos a las salas de cine?

Josué: Bueno, el festival se nutre de una demanda que siempre ha existido y que fue clave. La razón por la cual funciona desde el día uno es que el cine latinoamericano no llega ni siquiera a las plataformas. Este tipo de cine latinoamericano no llega, no se estrena en salas y ahora no llega a plataformas. Entonces, esa demanda, mientras exista, va a hacer que el festival tenga un público, que yo creo que no es una buena noticia (del todo), es decir, no debería ser así. Desde la primera edición fue muy claro que el festival cubría esta expectativa, esta demanda. Siempre hay muchísima expectativa en el público por las películas que van a ver. Las películas se empiezan a agotar en la preventa. Eso indica que ofrecemos un contenido que no está en otra parte. Es un contenido único. 

Marco: Yo soy de los que cree que hay público para todo. La televisión no mató la radio, ¿no? Y a su vez la radio tampoco mató los libros. Internet tampoco mató ni a la televisión, ni a la radio, ni a los libros. Pienso que hay experiencia para todos. Ahora, dicho esto, creo que sí hay que hacer un trabajo consciente para darle al público una experiencia distinta a la que podría tener cuando esté en su casa viendo una película en una plataforma virtual. Creo que el cine tiene una magia muy particular que es estar en un espacio cerrado, oscuro, compartiendo con gente, en una pantalla grande, en un sonido envolvente. Hay una experiencia insuperable, salvo que tengas un cine en tu casa con todas las condiciones técnicas. No es solamente ver la película, el contenido de la película. Es sentir la película, sentir al público.

Este festival lo que puso en agenda hace veintisiete años es a nuestro cine latinoamericano como protagonista. Intentamos que se visibilicen cinematografías de países tradicionalmente no reconocidos como grandes productores. Estoy pensando desde Haití hasta Paraguay y Nicaragua, por decirte algo. Son países que tienen una cinematografía, que tienen películas y que de pronto, ¡pum!, aparecen cosas muy interesantes. Es un festival que también pone a disposición del público, acercarse justamente a esas (cinematografías), en el sentido más profundo de la palabra. Es decir, escuchar formas distintas de hablar, maneras distintas de vivir la vida reflejadas en esas películas y es algo que el público agradece muchísimo. Ese ADN latinoamericano es algo que nosotros no vamos a perder. Este festival nació así y espero pueda vivir toda su vida de la misma manera, porque eso es lo que los ha hecho, además, diferentes en la región, diferentes en el mundo. Son pocos los festivales que ponen el ojo tan fuertemente en Latinoamérica.

  • ¿Qué ha notado el equipo del festival en relación a ese cine latinoamericano?

Josué: El tipo de cine latinoamericano con el que yo crecí, era un tipo de cine casi siempre muy politizado, con una urgencia por transmitir temas sociales y, de pronto, cuando cambia, cuando surge una nueva generación, cambian las maneras de hacer cine, las maneras de contar historias y la elección de qué historias contar. Empiezan a aparecer películas mucho más intimistas, personales, no necesariamente políticas, ideologizadas, sino más bien temas más íntimos. Empiezan a aparecer, no sé, Lucrecia Martel, Caetano, Trapero, Reygadas, esta nueva manera de hacer películas y mi sensación es que ahora empieza a haber un nuevo cambio.

Los Traperos y los Reygadas, les dan la batuta a los Amat Escalante y Tatiana Huezo, que empiezan a hacer también un tipo de cine distinto, tal vez súper accesible en la manera como cuentan las historias, con otras ambiciones. Entonces creo que sí se aprecian cambios en la manera de hacer las películas, en las temáticas que tocan. Está también, por ejemplo, Lisandro Alonso, que es alguien como que, si bien empezó en la generación Trapero, era más joven, ahora está haciendo otro tipo de películas, ha cambiado su manera de hacer cine. El cine latinoamericano, tal vez más que en otros cines, es de nuevas figuras. Al ser tan complicada esta profesión en Latinoamérica, suelen ser directores que después no continúan la obra. Ahí estás con primeras o segundas películas que llaman mucho la atención y por ahí después son carreras que se diluyen. Creo que de eso hay mucho en Latinoamérica, un fenómeno de primeras y segundas películas notables, no necesariamente de carreras largas.

Marco: Hace, te diría, seis o siete años, las películas que primero se agotaban eran en este orden: Argentina, Brasil, Colombia, luego otras más, y después Perú. Durante el festival, me refiero. Con lo cual, tú tenías una súper bella película argentina, ¡pum!, volaba. Brasilera, ¡pum! volaba. Colombiana, ¡pum! Colombia ha hecho un despegue enorme en cine en los últimos veinte o treinta años. Y, de pronto, Perú te costaba más venderlo. Hoy día es todo lo contrario. Las películas que ya empezaron a agotarse en el festival son peruanas, con lo cual, el cine peruano, durante el festival, tiene un lugar muy importante para el público.

  • Y hablando del cine peruano, ¿Qué han descubierto en relación al camino que ha hecho?

Josué: Bueno, el cine peruano también ha cambiado muchísimo. Una prioridad del festival es promover y presentar este cine. Ha aumentado la cantidad, muchísimo. Recordando los tiempos cuando yo empecé en el Comité de Selección, hace unos 15 años, se hacían tres, cuatro o cinco películas peruanas al año. No más. Este año hemos recibido 31 películas para ver. Es un número jamás antes visto. Y para lo que es el WIP, que es el Work in Progress, que es la zona de industria donde se ven películas que están en proceso de posproducción, hubo 25 inscripciones. Entonces, ya pensando en el futuro, el próximo año, estamos hablando de que va a haber un número grande de películas listas.

Este año, por ejemplo, tenemos el número más grande de películas peruanas en la historia del festival. Tenemos cuatro ficciones en competencia, siete en “Hecho en el Perú” (Sección) y todo lo que es cine restaurado, que son más de 40 obras peruanas, una cantidad enorme. Siento que año a año tenemos que tomar medidas, porque sentimos que las ventanas son tan reducidas que muchas de estas películas, si no se ven acá, no se van a ver, o va a verse una cantidad muy reducida, van a tener muchos problemas en las salas comerciales para ser estrenadas. Entonces, realmente hacemos todo lo que podamos para que estén aquí. También es importante anotar que algo que sí ha pasado este año, a pesar de tener 31 películas inscritas, es que solo tres han sido dirigidas por mujeres. Es una baja con respecto a años anteriores en la proporción. Entonces, sentimos que tienen que haber factores que lleven a que se vea esta desigualdad en películas terminadas. Es probable que la pandemia haya tenido mucho que ver en la manera como forzó a esta división del trabajo en hombres y mujeres. Es un tema que en el festival vamos a conversar, en las charlas, porque sentimos que es importante entender qué factores llevan a esto y cómo se puede mejorar.

Marco: Creo que formar públicos es algo que toma mucho tiempo, no se hace de la noche a la mañana y los festivales tienen necesariamente un mandato de formación de público. Creo que eso lo estamos viendo, lo estamos recogiendo ahora y ya un público que año a año está interesado en buscar contenido distinto, que espera esos nueve días durante agosto. Creo que ahí hay un componente importante que no solamente tiene que ver con una cuestión de mayor producción, que sí, sino de mayor diversidad en la producción, también lo tengo que decir. Quizás durante un tiempo prolongado, se tenía esta percepción de que el cine peruano hablaba solamente de una temática, que era la violencia política en el país. Y por supuesto que sí, es una herida que, digamos, hay que sanarla mirándola de distintas perspectivas, pero también hemos visto que en el último tiempo se va viendo mucha más variedad y eso también está bueno, porque va acercando a públicos y va desmitificando un poquito esa imagen del cine peruano como solamente una historia. 

Aparte de las competencias en ficción, documental y cine nacional, y de las secciones que han llamado “Aclamadas” o “Gemas”, y que en su mayoría son películas de otras regiones, películas en idiomas que no son el español, hay también un importante – y muy urgente – espacio para visibilizar el cine clásico mundial y, sobre todo, el peruano. Este es el segundo año en el que el festival intenta, de alguna forma (y desde el ámbito privado) saldar la deuda que tiene el país con relación a su memoria cinematográfica y a la recuperación de títulos restaurados. Actualmente hay un colectivo llamado “Por la Cinemateca Nacional del Perú”, que ha elaborado un proyecto de ley que impulsa la creación de esta institución. La espera está dada y muy presente.

  • Hablemos de esa respuesta que está dando el festival a la deuda que hay en el país, en relación a su memoria cinematográfica y la restauración de títulos. Hablemos de los clásicos peruanos que tienen programados para este año. ¿Se puede hablar de una deuda que empieza a saldarse? 

Josué: Hemos pasado películas que en su época fueron censuradas. Ni siquiera se llegaron a estrenar. Se pasaron una vez en salas comerciales y nunca más. Hay que decir que todo esto nace a raíz de que el Ministerio de Cultura crea un fondo para las restauraciones. A raíz de este fondo, y que las películas empiezan a ganar el fondo y que se empiezan a recuperar estas películas, es que surge la idea. De pronto nos dimos cuenta, el año pasado, que había como 15 películas en una sección, las pasamos y nos sorprendió muchísimo la acogida que tuvo. Salas llenas viendo las películas restauradas. Entonces este año repetimos el plato con 12 sesiones de cine restaurado peruano. Creo que es muy lindo porque la mayoría de las personas involucradas en estas películas todavía están con nosotros, entonces vienen a presentarlas, se emocionan mucho los equipos que trabajaron en esas películas, se ve cómo se han restaurado.

Marco: Este festival ha tenido siempre un espacio destinado al cine clásico restaurado. Lo que pasaba es que no teníamos a mano tanto cine peruano restaurado como lo hay recientemente. Empezamos el año pasado con una sección tan nutrida como la de este. No había un foco particular como el de Armando Robles Godoy, porque este año la efeméride (el centenario de su natalicio), nos regalaba esta oportunidad de hacer una re-revisión, digamos, del trabajo de Robles Godoy. Pero sí, es algo que este festival ha tratado de siempre poner en valor, que es nuestro cine, no solamente el cine de ahora, sino el cine que se venía haciendo antes. Hay una tendencia en el mundo por revalorar el cine clásico y hay esfuerzos muy grandes de Estados, de personas particulares y de instituciones que están apoyando la restauración del cine clásico. Los años de pandemia sirvieron también para repensar unas cosas, revisar algunos trabajos, hubo fondos públicos que ayudaron también para esto, tanto peruanos como de fondos de otros lugares. 

Lo de Robles Godoy es una cosa muy especial este año. Robles Godoy fue además el primer homenajeado de este festival, en vida, (el director falleció el 10 de agosto del 2010) y es muy bonito, estaba releyendo algunas palabras de él, de hace 27 años exactamente, y es muy bonito lo que él miraba hacia el futuro para este festival y que es lo que está pasando ahora. Algunas de sus películas habían sido restauradas ya. “La Muralla Verde”, que es una de sus películas emblemáticas, y que quienes la hemos visto, los de mi generación, o en un VHS o en YouTube. Hay un link en YouTube que está en muy mala calidad, que es una captura realmente de ese VHS. Entonces quedaba todavía pendiente la restauración de “La Muralla Verde” y no se había encontrado todavía una copia que estuviera en condiciones mínimamente aceptables para poder empezar un proceso de digitalización. Primero, un proceso de restauración física del celuloide y luego una restauración digital de la misma y, de pronto, encontramos una copia. En la Filmoteca había una copia en 16 milímetros, que había sido una copia de exhibición, con lo cual está trajinada también, pero había sufrido menos los embates del tiempo. La Universidad (la Pontificia Universidad Peruana del Perú, PUCP, que organiza este evento), a través de este festival, con el apoyo de la vicerrectora de Investigación y de la Filmoteca de la Universidad, decidimos unir esfuerzos y hacer una primera restauración de la película. Hubo un trabajo de limpieza muy a conciencia y luego fue enviada a los laboratorios de Bolívar Films en Venezuela, donde ha sido finalmente restaurada digitalmente y es con la que inauguraremos el festival. Entonces también hay una apuesta de este festival por preservar el patrimonio cultural y audiovisual y también regresarle un poco a la comunidad con un regalo este año, a través de esta versión restaurada.

Imágenes crédito: Prensa Festival.

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