Reseña “Robot Dreams”: La búsqueda de las conexiones significativas y la naturaleza efímera de las cosas


Por Sandra M Ríos U
Twitter: @sandritamrios


La de Pablo Berger podría decirse que es una adaptación complementaria al bello cómic (2007) de Sara Varón sobre los devenires de una amistad entre un perro y su robot, en una historia tierna que habla sobre la amistad, la soledad, el amor y la pérdida.

La de Berger es un homenaje también al cine mudo, a la época dorada de los musicales y a la ciudad de Nueva York.

En 2014, Spike Jonze nos llevó con “Her” a un futuro cercano donde la dependencia a la tecnología era total y por tanto las habilidades sociales, ya perdidas, se ejercían con un dispositivo como puente. Nos presenta una sociedad llena de personas solitarias, que viven agachadas mirando un aparato y que poco interactúan con su entorno. Las dinámicas sociales han sido reemplazadas por un robusto sistema operativo del que hace uso su protagonista Theodore personalizando a su asistente Samantha para que sea, más bien, su pareja.

En “Robot Dreams” no hay humanos sino animales y nos devuelve a la bulliciosa y multicultural Manhattan de los años 80, en donde Dog, a pesar de la multitud que lo rodea, se siente aislado. Este solitario perro vive en un pequeño apartamento al que un día decide llevar un robot armable para que le haga compañía. Dog involucra a Robot en su mundo y ahora juega y explora la ciudad con su fiel amigo. Un día, aprovechando la calurosa época, se van a la playa y al final de una divertida jornada el robot se traba por la arena. Incapaz de moverlo, Dog debe, con pesar, dejarlo abandonado. Al regresar a la mañana siguiente, descubre que el lugar ha sido cerrado por temporada hasta el otro verano. A pesar de idear la forma de recuperarlo en los días siguientes, sus esfuerzos son infructuosos. Es hora de seguir con su vida y marcar el día de apertura de la playa para volver por su amigo, como lo ha prometido. La trama entonces nos enfrenta a la pregunta de si ese reencuentro finalmente se dará y cómo será, mientras Robot nunca pierde la fe por su amigo e imagina las maneras de rescate.

“Mi Amigo Robot” se enriquece al contar su historia desde la perspectiva de estos dos personajes, del cómo al romperse una amistad por causas del destino, uno sigue “estancado” en los recuerdos y el otro intenta seguir su camino, y también del cómo para ambos es distinto el proceso de evolución y aceptación de la pérdida.

La simpatía que despierta esta adorable y nostálgica historia de Dog y Robot se mezcla con una animación en stop-montion en colores y líneas claras y definidas, sin desenfoques, que va haciendo varios homenajes. Está la ciudad de Nueva York como telón de fondo y aquella Manhattan (como la plasmó Woody Allen en su romántica historia que Berger referencia) de pequeñas y diversas tiendas, de una calle ruidosa, musical y atestada de gente, como una muestra de su crisol y cultura underground y callejera.

Está el hecho de narrarse sin diálogos, demostrando las inmensas capacidades expresivas, aún hoy, del cine mudo y animado juntos. Está el aprovechamiento de la música, entre ellas las versiones del clásico “September” (se escucha la de Earth, Wind & Fire y de Peter Bence) que le dan ese toque retro, disco y melancólico y que funciona como su leivmotiv. Está ese gran logro técnico y la secuencia mejor lograda de toda la película, en homenaje a la época dorada de los musicales, representada en la maravillosa escena del canto y baile de las flores, que evoca también al clásico “El Mago de Oz”. Los animales también están ahí para referenciar graciosamente a otros personajes inolvidables del cine como las gemelas de “El resplandor” o Freddy Krueger.

El año pasado fueron varias las películas que hablaron de los golpes del destino, de la soledad, de la naturaleza efímera de las cosas, sobre cerrar ciclos y esa búsqueda de conexiones significativas. Lo vimos en “The Holdovers“, en “Fallen Leaves” y en “Past Lives“, con la que comparte gran cercanía en sus raíces profundas y conmovedoras sobre la aceptación de la pérdida y el reconocimiento de que todo es bonito mientras dure, de dar valor a esos recuerdos y continuar siendo otros y con otros.


Hablan todos de “The Boy and the Heron“, pero yo me quedo con esta pequeña y modesta joya del cine animado iberoamericano. (Ver nominadas a los Oscars 2024)

Ficha Técnica

  • Dirección: Pablo Berger
  • Guion: Pablo Berger
  • Género: Animación, drama, comedia
  • Duración: 102 minutos
  • Producida por: Ibon Cormenzana, Pablo Berger, Ignasi Estapé, Sandra Tapia, Jérôme Vidal
  • Montaje: Fernando Franco
  • Música: Alfonso de Villalonga
  • Países: España, Francia
  • Año: 2023

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