Feb
8
2021
22:53

Por Daniel Andrés Ruiz Sierra (@TatoRuiz)
Hay que estar de acuerdo con dos cosas: Netflix es un auténtico supermercado con mucha propuesta desechable y un enorme cementerio digital, y al tiempo, un auténtico benefactor. De no existir y no contar con tanto billete, no hubiesen sido posibles una que otra joya cinematográfica, entre ellas, lo más reciente del enorme David Fincher, Mank, que se estrenó a inicios de diciembre pasado en la plataforma y supone no solo un ajuste de cuentas y reconocimiento hacia Herman J. Mankiewicz y su real autoría en el guion de Citizen Kane de Orson Wells. Es también un homenaje al padre del director – Jack Fincher – un viaje nostálgico al Hollywood clásico, y un prodigioso vehículo de lucimiento para el inclasificable Gary Oldman.
En Mank se narra el proceso de escritura del guion de Citizen Kane y se alterna con las vivencias previas de su autor, el borracho Herman J. Mankiewicz, sumergido en un universo donde reina la hipocresía y el poder. Donde es visto como bufón y peligroso rival de todo un entramado político.
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