Nov
3
2020
19:16
Por Camilo Cueto García, autor invitado.
Luego de la exitosa serie “The Last Night” que contó la historia del mítico Michael Jordan y sus legendarios Chicago Bulls, que dominaron la década de los noventa y otros títulos de diferentes disciplinas y que se encuentran en la plataforma, Netflix vuelve a apostarle al documental para atraer a los amantes de los deportes, aunque esta vez en español y con un nombre que para los hispanoparlantes, particularmente para los argentinos, es fundamental en la historia del tenis y del deporte en general, nos referimos al tenista más grande que ha dado Sudamérica, el gran Guillermo Vilas y su eterna lucha para que la Asociación de Tenistas profesionales ATP le reconociera su número uno en los setenta, el cual no se le otorgó por errores de una computadora y de la forma en la cual se elaboraban dichos escalafones por ese entonces.
El documental dirigido por el argentino Matías Gueilburt (Francisco el Jesuita, 2015), es un recorrido por la vida de Vilas, desde cuando jugaba tenis en el portón de su casa a los 6 y 8 años, pasando por su deseo incesante de ganar y ser el mejor, de su club, de su edad, de Argentina y del mundo. Si bien el “joven toro de las pampas”, como se le conoció en su momento, es el protagonista principal de la producción, en donde se conoce su tiempo (los agitados setentas y ochentas), su música desde Hendrix al flaco Spinetta, sus entrenadores, su vida y sus rivales, el otro protagonista es el periodista de tenis Eduardo Puppo y de alguna manera su esposa María Luz Marín, quién es la cómplice en la obsesión de su esposo por encontrar justicia para su amigo, pero no sólo por un tema de cercanía, sino por dignidad. Puppo junto a un matemático rumano logran descifrar el misterio de la computadora que hasta hoy le ha negado su reconocimiento a quién llevó a otro nivel un deporte históricamente relacionado con la clase alta.
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